Capítulo 10

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Mi mente no descansaba al saber que mi amado estaba delicado, el doctor dice que está bien, pero para mí no basta eso hasta no verle. Pasaban las horas, las cuales me parecían eternas, y yo ansiaba verlo y poder estar con él, sentía como si una parte de mí también estuviera herida, figurativamente, él era una gran parte de mi vida.

Nos informaron que al fin podíamos pasar a verlo. Entramos y ahí estaba, acostado y tenía los ojos cerrados, me acerqué, tomé su mano y abrió los ojos.

-Perdón -Dije avergonzada- Creí que estabas dormido

-No, sólo me siento algo cansado, siento como si me hubiera arrollado un tren.

-Pues tienes algunos golpes amor, y aparte la operación.

- Feliz cumpleaños -dije con una mueca

- Es feliz ahora que tú estás aquí amor -frotaba el dorso de mi mano

- Lamento tanto esto -baje la mirada

-No es tu culpa amor, nadie sabía que esto pasaría.

- Pero yo hice que anduvieras en la calle tan tarde, solo para darte una sorpresa y la sorpresa me la terminé llevando yo al saber lo que había pasado -una lágrima corrió por mi mejilla, me sentía culpable por todo lo que había pasado.

-Tranquila cielo, gracias a Dios estoy bien, quédate conmigo y haz que las últimas horas que quedan hagan este cumpleaños feliz.

- Por ti lo que sea -besé su frente, tomé una silla y me senté a su lado y sostuve su mano.

Al cabo de una hora el sueño lo venció y cayó profundamente dormido. Yo, solo me quede ahí contemplando su inocencia y la luz que siempre existía dentro de sí, por nada se apagaba. Ni por esa desgracia que acababa de suceder. Admiro tanto a Joan por esa esencia que solo el posee.

Pasaron algunos días, no recuerdo exactamente cuántos, y dieron de alta a Joan. Ese mismo día me adelanté en llegar a su casa y decoré un poco su habitación. Puse algunos globos con nota colgadas en ellos, unas fotos nuestras y preparé previamente un flan para él, le encantaba. Puse la manta que le había hecho para su cumpleaños en la pared donde la pudiera apreciar. Escuche un ruido y sabía que era él.

- ¿Qué es esto? -dijo sorprendido

- Pues, un pequeño detalle para que tu regreso sea aún más especial -me acerqué y lo abracé cuidadosamente- Celebraremos tu cumpleaños.

- Pero amor, eso ya paso fue hace varios días.

-No importa, nunca es tarde para celebrar y dar gracias a Dios por un año más de vida. Espera aquí... -me dirigí a la cocina y tomé del refri y encendí una pequeña vela.

- Amor, ¿Eso es flan?

- Sí, creí que tu postre favorito te alegraría un poco, anda pide un deseo -dije mientras acercaba el flan a donde él estaba

-Todo lo que pudiera desear lo tengo frente a mí -sonrió y su mirada brillaba más que nunca. Apagó la vela, se acercó a mi.

- ¡Qué lindo eres!

-Y tú eres maravillosa ¿Lo sabías? -Tomó el flan y lo puso en una mesita- ¡La mejor!

- Y tú eres, o mejor que me ha pasado en la vida -tomé su rostro entre mis manos y lo besé

Sus labios eran mi cielo, y aún más grande que el cielo, era como estar en otro planeta, en el que solo estábamos nosotros. Era como si el mundo se detuviera por nosotros. Todo era maravilloso con él, era perfecto, no podía estar más segura de que tomé la mejor decisión al elegirlo a él siempre.

Mi vida con ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora