Capítulo 18

883 67 59
                                    

Al asomarme a la ventana pude ver a dos personas alrededor de muchísimas velas acomodadas con la leyenda "Te amo", al poner más atención pude notar que se trataban de Joan, un ramo de rosas y Eduardo. Mi corazón latía tan fuerte que podría llegar a pensar que se escuchaba a la otra habitación. Una enorme sonrisa adornaba su rostro y ni hablar de la que había en el mío. En eso recibo una llamada de Joan.
-¿Te gustó?
-Me encanta amor. Es un hermoso detalle. -sonreí
-Lo mejor para mi futura esposa
-Que tierno Joan, ahora bajo por las flores. -dije alejandome de la ventana y caminando silenciosamente hacia la puerta. Cuando abrí la puerta la sorpresa fue aun más grande, mi familia estaba ahí también. No estaban enterados aún y cuando estaba a punto de abrir mi boca para decirlo se acerca Joan y saca algo del bolsillo de su pantalón.
- Menti cuando dije que no había anillo de verdad, sólo que quería que tu familia estuviera presente. -Se arrodilló - Keila, con tu familia presente te vuelvo a preguntar, ¿Te quieres casar conmigo? -abrió el estuche y sacó un anillo con un pequeño diamante color azul (mi color favorito), fue aun más especial porque mi familia estaba ahí en ese momento tan especial, o más bien el principio de lo que será el momento más especial de mi vida.
-Si Joan, si quiero casarme contigo y si volvieras a preguntarlo,  mi respuesta sería la misma -tomó el anillo y lo colocó en mi dedo anular. Se levantó y me abrazó. Luego toda mi familia nos felicitó por el gran paso que habíamos dado en nuestra relación.
-Estas muy cerca de ser oficialmente mi cuñada -Dijo Edu cuando me abrazó.
-Muy pronto primero Dios - dije con una sonrisa y luego me acerqué con Joan. -Gracias amor por este hermoso detalle, sabes lo mucho que significa para mi la familia y el hecho de que lo hicieras frente a ellos fue muy especial. -lo abracé- Muchas gracias, me conoces muy bien -Sonreí y lo besé.
-Yo sólo quería que no olvidaras este momento y que fuera especial -Sonrió
-Es especial sólo por el hecho de tomarte el tiempo y hacer detalles como estos. Eres el mejor -tomé su mano.
-Y tu la mejor -besó mi mano.

Pasaron los meses y planeamos tranquilamente nuestra boda. A mi me interesaba primero que el se graduara de la escuela y así fue. No teníamos fecha para la boda, Dios pondría los tiempos. Fue un buen tiempo para ambos, conocer más del otro porque realmente nunca terminas de conocer a alguien, y con ello darnos cuenta que íbamos por buen camino. De por si, me sentía perdidamente enamorada de él, cada vez lo estaba más; esa chispa que se encendía cuando el me besaba, jamás desaparecía.

Joan...es sencillamente increíble, cada vez me convencía aún más de que lo nuestro era de Dios y que no veía un futuro en el que no estuviera él, era mi presente y mi futuro. Claro, nada es perfecto y ninguna relación la es, ya que, si hubo momentos en que no podíamos vernos, pero sabíamos recuperar el tiempo perdido cada que teníamos oportunidad para estar juntos, así funcionábamos él y yo, estábamos estrechamente conectados el uno al otro pasara lo que pasara, Dios esta con nosotros y todo estaba bien. Definitivamente una relación de pareja con el Señor de por medio es una relación llena de prosperidad y de bendición. Porque es Él quien endereza nuestros caminos, abre y cierra puertas, quien nos levanta aún en las pruebas más dificiles, nuestro proveedor, nuestra fortaleza, nuestro Padre, y sobre todo es quien nunca nos va a abandonar sobretodo cuando pensamos que todo está perdido llega Él y nos dice: entregame tus cargas y yo te haré descansar. Tal como lo dice en Salmos 23:1: "Jehová es mi pastor. Y nada me faltará".

2 años después...
-Bueno, hoy es el día -dije al momento en que abrí los ojos. Por fin había llegado el momento que tanto tiempo había esperado, quizás el sueño de muchas chicas, pero para mi era un paso más en mi vida, un gran paso que cambiaría completamente mi vida.
Me levanté, lave mis dientes y esperé a la maquillista mientras desayunaba.
Me sentía nerviosa pero muy emocionada, el hecho de verlo ahí de pie al altar esperándome y caminar hacia él , con mi vestido blanco que me confeccionó mi madre.

Mi vida con ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora