CAPÍTULO 2

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🌕Lo que tanto querías🌑

El polvo y el humo en el aire poco a poco se fueron esparciendo hasta que todo quedo limpio y claro para los ojos de todos los presentes.

El pequeño Igneel se encontraba dente de un gran agujero en el suelo donde se suponía que debía haber una persona, pero nada. Ni rastro de nadie. Ni una sola pista de donde podría estar.

¿Qué había pasado? ¿Dónde se encontraba?

     -Mama...- sollozó Igneel entre sollozos mientras las lágrimas empezaban a recorrer sus rosadas mejillas -¿Dónde está mi madre? ¿Ma...ma...?

Todos los presentes fueron testigos de cómo el pequeño, de espaldas a ellos, se dejaba caer de rodillas mientras su llanto aumentaba de intensidad. Nadie hizo nada por evitarlo. ¿Para qué? Era el niño de la traidora.

Cana no se lo podía creer. En un segundo estaba sujetando a Igneel y observando consternada lo que estaba pasando y al siguiente su amiga había desaparecido y su hijo estaba llorando desconsolado sin que nadie hiciera nada.

¿Cómo había pasado todo eso?

Con pasos cortos y en silencio se acercó al pequeño rubio que seguía en la misma posición sin siquiera moverse. Se arrodillo a su altura llamando la atención del niño que levantó la cabeza de golpe dejando ver el cambio de sus ojos, de verdes a negros, y la cara mojada y sonrojada por el llanto.

Con toda la pena de su corazón y los ojos casi al borde de derramar lágrimas abrió los ojos con la sonrisa más tranquilizadora que le podía dar en ese momento. Igneel no lo pensó si quiera. De un salto sin casi fuerzas se abrazó al cuello de la morena y escondió la cabeza en su cuello.

     -Debéis estar muy contentos ¿no?- menciono Cana mientras pasaba una mano por la cabeza del niño mientras se levantaba y los enfrentaba a todos -Ya tenéis lo que tanto querías... acabar con ella. ¿Ahora qué? ¿Tenéis idea de lo que habéis provocado?

     -Nosotros no hemos hecho nada, empezó ella. ¡Ella es la culpable de todo! Si ella no hubiera atacado a mi hermana, nada de esto habría ocurrido- escupió Mira con un desprecio impropio de ella -Además Cana, deberías estar de nuestro lado. ¡Nosotros somos tu familia!

     -¡Las familias no hacen esto, Mirajane! Las familias piden explicaciones. Las familias hablan las cosas- escupió con resentimiento mientras con la mirada buscaba la tan conocida cabellera rosada: -Las familias se protegen.

"Protegen..." "Protegen..." "Protegen..."

Esa palabra empezó a dar vueltas por la mente del Dragon Slayer de Fuego. Imágenes aparecieron en su mente. Recuerdos se recrearon a su alrededor, pero tal como llegaron se fueron.

Viendo que sus palabras no lograron el resultado que ella esperaba, volvió a dirigir con todos los demás algo más tranquila mientras notaba la relajada respiración de Igneel en su cuello.

     -No podéis hacer actuar de esta forma por dos simples palabras que han salido de una persona que no puede explicarse ¿no os dais cuanta?

     -¡Basta ja, Cana!- exigió Erza con un agudo grito- Lisanna llego sola nombrando a Lucy... ¿Por qué ella y no otra persona?

Cana no podía creer lo que escuchaba. Esos que hablaban no podían ser sus compañeros, sus amigos, su familia...

     -¡Por lo mismo que puede significar una cosa puede significar otra! Habéis actuado sin pensar de una forma tonta. Lucy podría estar muerta sin estar seguros de que ha pasado. ¡Esto es un error! ¿No os dais cuenta?

Si pudiera volver a verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora