Capítulo 2: El comediante y el guardián.

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Una vez afuera, se abrazó a sí misma.

- Sola en el basto mundo desconocido, donde el único recurso que tengo para sobrevivir es mi suéter y... Esstaaa rama. -Tomó una vara que estaba en el suelo, se dio un tiempo de observar.

Estaba en un sitio nevado, el frío era lo mínimo pero había bastante nieve en el suelo, el camino estaba más limpio mientras que ambos lados estaba cubierto de árboles sin hojas, suspiró dejando en el aire su respiración relajada visible, si tuviera guantes se hubiera quedado examinando la nieve tan irónica. ¿Nevando acá? ¿Qué más habría? ¿Lava?

Decidió caminar lentamente, esperando impaciente la respuesta de su "amiga" demonio.

- No puedo hacer mucho acá, idiota, no quiero que sepan que estás loca, no deseo vergüenza ajena.

- Descuida, no hay nadie en el camino.

De repente se escuchó una rama crujir, ambas -Chara estaba en su forma fantasmal, al final se había acostumbrado similar a una humana...- se dieron vuelta para mirar quién era, no había nadie, la castaña tragó saliva riendo algo nerviosa, muy bien, no estaban solas.

- Tuviste que abrir la bocota Frisk.

Hecha un manojo de nervios, la menor siguió su camino, hasta quedar con unas estacas gigantes con la obvia intención de cortar su camino, vaya, buen intento monstruo desconocido, iba a pasar para irse corriendo hasta que se escucharon pasos de nieve atrás suyo, no quiso darse vuelta, estaba muerta de miedo ¿Ya la iban a matar? Oh por favor, sabía cómo luchar.

- ¿A qué esperas Frisk? ¡Tira esa rama y saca el cuchillo de juguete de la mochila!

Frisk tenía la mochila a su espalda, el arma blanca infantil lo había encontrado en uno de los pasillos de las ruinas, lo había guardado por si podía Cocinar algo con él, a veces ella era tan estúpida.
No alcanzó a hacer nada, tampoco tenía la intención de dañar, los segundos pasaron y una voz grave, peculiar y extrañamente floja a oído aturdió los tímpanos menores.

- H U M A N O. . . -La voz era muy tenebrosa.- ¿No sabes cómo saludar a un nuevo colega? Date la vuelta y dame la mano.

Frisk cerró los ojos indecisa, se dio media vuelta y le tomó la mano lentamente al desconocido, los dedos contrarios eran fríos y huesudos...
El ruido de pedos quitó el momento terrorífico. Ella abrió los ojos para encontrarse con un esqueleto.

Lo miró de pies a cabeza. Pantuflas rosas con calcetas blancas, un pantalón que tapaba gran parte de sus huesudas piernas de color negro con líneas blancas, una remera con cuello largo blanco y una sudadera azul desabrochada, el esqueleto tenía una sonrisa perezosa y sus ojos que eran cuencas oscuras tenían un brillo que hacía el papel de iris, además medía un poco más que Frisk.

- Heh, nunca falla. -Chara estaba al otro lado de la barricada, no tenía miedo, pero era mejor esconderse por si él podía mirarla, lo conocía muy bien.

El esqueleto hizo una pausa, por un momento Frisk creyó que cuando Chara desapareció para ocultarse el ojo de Sans se tornó azul por milisegundos.

- Soy Sans, Sans el esqueleto. -Su sonrisa se amplió al ver la sonrisa torpe de la contraria, guardó sus blancas manos en los bolsillos de la sudadera.

- Yo soy Frisk. -Habló intentando mostrar su personalidad.

- Heh, supuestamente estoy trabajando de centinela, debería capturarte. -Comentó él, la castaña se encogió de hombros volviendo a la presión.- ¿Pero sabes qué? No tengo muchas ganas de atrapar humanos.

- ¿Entonces puedo caminar libre por acá?

- Bueno... Mi hermano está muy concentrado en la profesión, y lo que veo allá parece ser él.

Heya, Sans. • Frans •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora