Capitulo 6: Una batalla en pleno volcán.

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La determinación fluía por sus venas.
Tenía comida de sobra que llevaba la mochila a su espada.
Había calentado.

Sólo necesitaba suerte. ¿Pero qué mejor que la determinación para avanzar?

El incremento de LOVE.
Pero no un LOVE cualquiera.
Era por la sed de sangre de una demonio viviente en la mente de la protagonista.

Frisk había salido de la casa de Napstablook, ella ya lo conocía y ya no tenía escapatoria para escapar de nuevo, agregó al fantasma en su lista de amigos.
Cada vez hacia más calor, y un suéter ya no ayudaba en el clima, se lo sacó quedando en una remera con tiras color negro, se lo amarró en la cintura y siguió su camino hasta toparse con ella.

– Creí que ya habías muerto con la caída. –Castañeó los dientes de ira la ser escondida en el traje de metal.

El lugar era un pasillo con una seña gigante, decía bienvenido a hotland, ya sabía por qué hacía calor.

– Pero al revisar ya no estabas allí. –Undyne se quitó el casco, Frisk por primera vez vió el rostro malévolo y irritado de ella, la perturbó.

Estiró su brazo en donde su mano apareció una lanza, la humana sentía como nacía una fobia hacia la filosa punta.

– Pero me diste tiempo de acostumbrar mi cuerpo a altas temperaturas, ¡Por fin! ¡LAS SIETE ALMAS HUMANAS SERÁN NUESTRAS!

Vale.
Estaba jodida.
El ambiente ya no se hizo oscuro, todo seguía tal cual, excepto el como su alma se hacía verde.

Ese es tu alma, tú lo sabes muy bien, deberás de matarla si no quieres esa presión.

Otro grito sacudió a Frisk, quien saltó con agilidad contra una lanza que iba directo a ella.
Otras dos lanzas salieron de los lados y apenas ella rozó el suelo con las plantas de sus pies pudo esquivar lanzándose de bruces al otro lado.

Giró por el suelo del pasillo a la entrada de otra zona. La tierra árida y con detalles de piedra dañó haciendo gajos de líneas blancas en los brazos desnudos.
Aún así se levantó y siguió esquivando las lanzas que no la pudieron tocar ni una vez.

Undyne bloqueaba el camino, pensó por unos momentos qué hacer, ¿Qué era mejor? No deseaba dañarla, nunca.
Chara llenaba de determinación a Frisk, pero una negativa, obligándola a tomar lo mejor que tenía.

Una de las lanzas quedó trabada en el suelo, la humana la tomó y con un manejo que ni si quiera conocía movió la lanza para asimilar el arma que usaba Undyne.

Ésta con su pulgar indicó su cuello, una de las dos debía morir.
Si lanzaba la lanza iba a quedar inmune a ataques nuevamente y costaría mucha energía conseguir otra.
Podía servir como escudo, su material no era madera.

Dispuesta a seguir adelante, Frisk corrió hacia la guerrera, dos lanzas salieron del suelo como la vez que le hicieron un tajo en la pierna, no obstante usó su arma como cuerda de saltar para anular el ataque a sus pies.
Se hizo a un lado usando como escudo la lanza, Undyne fue al encuentro teniendo su arma en la mano.

Esto fue crucial para poder escapar por una vez en su extraña vida.
Ambas corrían a un mismo punto, la intención de una era dañarla hasta dejarla inconsciente la otra pensaba cómo iba a escapar de una psicópata que la podía matar a esa distancia.
Undyne era alta, incluso algo más que Papyrus, podía deslizarse entre las piernas de ella.
Empleó el plan.
Frisk saltó para tener más agarre de la gravedad, cayó al suelo y la lanza celeste de la contraria bajó con velocidad hacia ella.
Frisk estiró sus brazos con la lanza perpendicular al arma contraria, entonces así pudo frenar el ataque, rompiendo ambas armas.

Frisk rodó ya a espaldas de Undyne, jadeó por lo agotada que estaba, la mayor se dio vuelta con lanza nueva en mano para perseguirla.
La humana caída corrió a todas prisas su alma había vuelto a ser roja y pudo escapar del la cárcel transparente que no le dejaba pasar.

Estuvieron así bastante rato.
De hecho.
Ya estaba siendo el atardecer por más extraño que sea.

No puedo ver la luz del sol, no lo hemos visto por años, pero el lugar tiene distintos horarios mágicos.

La única ventaja de Frisk era el calor, y como aunque sea noche o día no cambiaba debía seguir ahí hasta que la contraria se rindiera.
O ambas terminaran desmayadas de calor y cansancio.

Había un puente al frente, si avanzaba de seguro Undyne le iba a romper su escape y moriría hundida en la lava.
Pero debía intentarlo.

Salió corriendo evitando la última lanza hasta llegar al “Escenario” siguiente, pudo ver como una figura esquelética estaba en el puesto, Sans dormía plácidamente en su trabajo.

– ¿Sa...Sans? –Dijo apenas aún corriendo, pudo ver como una cuenca se abrió lentamente para cerrarlo de nuevo imitando un guiño.

Sans sí que era buen esqueleto.
La escena de un empleado distrajo a la jefa, deteniendo su carrera, Frisk aprovechó.
Al llegar al final del puente, se agarró las rodillas y trató de recuperar el aire perdido.
Undyne venía lentamente hasta caer.

– ¿Ahora qué hago?

Toma su lanza y quítale la vida.

Miró por sus lados, había un balde de agua, se le había ocurrido algo.

Undyne abrió los ojos y lo primero que vio fue una humana arrodillada frente a ella dándole agua, o mojandola mejor dicho.
Tenía varios vasos más cuales se evaporaban lentamente.

– No me hagas daño. –Habló Frisk, tenía una sonrisa agotada en sus labios, ofreciendo un vaso a la mayor quien se sentaba recuperando el conocimiento.

– ¿Qué crees que haces? –Se quejó Undyne.– No deberías de ayudar a quien te quiere matar.

– Normalmente no, pero ustedes no son ladrones o maleantes.

Undyne se levantó con torpeza y rompió el vaso en sus manos, no habló nada más, se devolvió dejando plantada a Frisk, aunque ella sonrió al salvarse otra vez.

Quedó sola nuevamente.

Perdiste la perfecta oportunidad.

No, no la he perdido... –Chara alzó una ceja, no sabía si hablaban del mismo tema.– Chara, ¿Cómo se podrán conseguir las almas?

Matando al rey.

– ¿Hay otra forma?

Asesinarlo.

– Algo que no sea quitarle la vida.

No.

De repente unos crujidos en la tierra oyeron ambas jóvenes, miraron al mismo lado y una voz espantosa pero conocida acabó con la consciencia de Frisk dañando su cansado cuerpo casi por completo.

– M U R I E N D O.

Heya, Sans. • Frans •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora