Capítulo 8: Algo anda mal.

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Estaba en pasillo de las ruinas, otra vez, fue salvada por una mujer monstruo amigable y con personalidad materna, la mayor amó a la joven con todo su cariño que podía darle, ella igual, pero alguien en su mente anulaba sus sentimientos confundiéndole.

Amaba estar ahí, menos la ser que habitaba en su mente, pero de todas formas quería volver a casa, y la demonio se aprovechó de sus deseos.

Todos deseaban su alma, todos querían llevarla contra Asgore, Toriel solamente la estaba protegiendo.

Aún así quería irse a casa.

No quería hacer daño, era muy pequeña incluso para hacerlo, pero C h a r a con su voz tan angelical cual ocultaba las verdaderas intenciones le hablaba para persuadir.

Mátalos a todos, ellos te quieren matar a ti y van a aprovechar cualquier momento para acabar con tu insignificante vida... ¿Por qué no estar contra ellos? Escondes el potencial que guardas dentro de ti, ¿Por qué no m-lo sacas? Así podrás avanzar, y volver con tu amada familia...

Y totalmente crédula, la joven humana caída hizo caso.

Estaban delante de la puerta a la salida de las ruinas, estaba contra su amada madre adoptiva, tenía en sus manos un cuchillo de juguete, tragó saliva. La verdad quería abrazarla, perdonarle, quería pedirlo todo con una inocente sonrisa, pero la determinación negativa de la ser demoníaca lo impedía, y con ese poder consumiendo a la piadosa humana, convirtió en polvo a su contrincante.

Salió.

El ciclo se repitió varias veces.

Matar monstruos.

Matar a Papyrus.

Matar monstruos.

Matar a Undyne.

Matar monstruos.

Matar a Me tta ton.

Escondía sus ojos entre el flequillo de su corto cabello cada vez que aquellas personas decían que creían en ella, lloraba un buen rato por hacer todo aquello, pero poco a poco, mientras más avanzaba, menos lágrimas caían por sus mejillas.

Ahora no podía controlarse más, el cuerpo estaba a disposición de la demonio que la consolaba con palabras falsas.

"Esto es por el bien tuyo, amiga"  "No hay otra forma" "Acabemos con el miedo que nos provocó el mundo."

La humana solo quería irse a casa o despertar de la terrible pesadilla que estaba teniendo.

Una sonrisa marcaba su rostro, esa sonrisa no provenía de ella, por dentro ella lloraba y agonizaba. Esa sonrisa era de Chara.

Flowey supo quien tenía el control, y hasta él, quien era su compañero de aventuras por facilitar los obstáculos que se interponían... temió.

Había solamente un monstruo que dejó de ver al matar al esqueleto más alto, no sabía qué pensaba ese ser, pero al llegar a un pasillo a la entrada del lugar donde es hospedaba el rey, apareció.

El esqueleto comediante.

— ¿Tú crees que las personas puedan cambiar por tan malas que fueran? —Había dicho él en una pequeña conversación ante de demostrar el poder que tenía.

Frisk quería responder.

"Perdóname... Por favor... yo solo fui controlada...Sans... Sálvame." Suplicaba ella golpeando el muro invisible que la separaba de la realidad, ahora ella era una espectadora, Chara controlaba su cuerpo y el cuchillo real.

— Tengo una pregunta mejor, entonces. —Siguió él.— ¿Quieres pasar un M a l r a t o?

Heya, Sans. • Frans •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora