Capitulo 3

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¡Hola!
Antes que nada les quiero agradecer a todos por continuar con esta historia, espero que les esté gustando.
Espero sus comentarios para conocer sus opiniones acerca del avance de cada capítulo.
Bueno ahora los dejo leer,¡muchas gracias!

III

Al fin llegué a Carolina, ahora sí tendré a mi familia cerca, en estos momentos necesito a mi mamá y a mis hermanos más que nunca.
Salí por una sala privada, donde solo se encontraban unos cuantos guardias. Camino por todo el pasillo y cuando doy vuelta me encuentro a mi mamá, a May y a Gerad.

—Ames —escuché la linda voz de May. Corro hasta donde estaba y la abrazo.

—May, te extrañe tanto —le digo sin querer soltarla. Necesitaba ya ese abrazo desde que salí del Palacio.

—Y yo a ti —me dice con lágrimas en los ojos.

—Yo tambien te extrañe ee —gruñe Gerad que estaba cruzado de brazos a un lado mío.

—Gerad —le digo y le doy un fuerte abrazo. —cuanto te eche de menos —le digo acariciando su mejilla

—Yo tambien —me responde dándome un beso en la mejilla.

Después volteo hacía en frente y me encontré con los ojos de mi mamá.

—Mamá —le digo y corro a abrazarla. En cuanto estuve en sus brazos ya no me aguanté las ganas y comencé a llorar.

—Tranquila cariño, todo va a estar bien —me dice acariciando mi cabello.

—Yo lo amo mamá, lo amo mucho —le digo todavía con lagrimas en los ojos.

—Lo sé cariño, lo sé —me dice, elevando mi cabeza su mano para verla a los ojos, —America mírame —me lo dice ya como una orden.

—Dime mamá —le digo ya mirándola.

—Tienes que salir adelante, y también le tienes que mostrar todo lo que se perdió. Tu vales mucho cariño —me susurra, ya que hace rato elevó mucho su tono de voz.

—Mamá, ahorita ya no quiero hablar de eso, lo único que necesito es irme a casa para poder descansar. Este día estuvo muy pesado —le digo casi suplicándole, no quería habar de ese tema con mi mamá por el momento.

—Esta bien, ya vámonos.
Yo solo le sonrío.

Después de un largo camino al fin llegamos a casa. El chofer que nos llevó me ayudó a dejar las maletas adentro de mi casa, y después se retiró.

—Mamá estaré en mi habitación, necesito decansar —le dije ya muy desanimada.

—Si hija, descansa —me grita mi mamá para escucharla, ya que casi llego a la habitación.

Cuando entré comencé a desempacar todas mis cosas, y me encuentro con una caja, que es donde yo guardaba todos los regalos que me daba Maxon.
La abrí y me encontré con las hermosas cartas que me había hecho, y con la pulsera que me habia traído de Nueva Asia. Esos detalles eran los más valiosos para mí, y por eso decidí conservarlos. Ya que no me traje absolutamente nada del Palacio, nada que me recordara todo lo de la Selección. Solo esos detalles que son muy especiales para mí.
De nuevo comencé a llorar, aunque me dije a mí misma que ya no lloraría por Maxon era inevitable. Con las cartas era más que suficiente para saber que Maxon era el hombre más lindo y romántico del mundo.
De nuevo todos los recuerdos invadieron mi cabeza, desde el día que llegué al Palacio cuando lo conocí, hasta la última mirada que nos tuvimos cuando me subí al auto.
Y así estuve llorando todo el día hasta que se hizo de noche.

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