Capitulo 1

5.8K 195 73
                                    

Me encontraba sentada en el lugar asignado, junto a Kriss y Maxon. Lo buscaba con la mirada para poder decirle la verdad de nuevo, para hacerle ver la realidad, que entre Aspen y yo ya no había nada. Pero ahora en sus ojos solo puedo ver desprecio y odio, ya no tiene esa mirada dulce que tenía conmigo, ya Maxon cambió totalmente su forma de ser, odiaba sentirme así, ya que yo era la unica responsable de lo que estaba pasando, si tan solo desde un principio... ¡Ya America basta! Me repetía una y otra vez.
Estaba destrozada, no sabía que hacer, quería correr, salir de ese salón, olvidar a Maxon... Maxon, el hombre que siempre amaré, mi único amor; yo sé que jamás podré olvidar sus besos, sus abrazos, los momentos que pasamos juntos, lo lindo que era conmigo, en fin nunca olvidaré nada de él.

Después de que Maxon me habló tan fríamente se fue a lado de su "querida" Kriss. Mis ojos ya se estaban cristalizando, no podía ver nada, pero me tuve que controlar ya que no quería que las personas me vieran débil, quería ser fuerte y salir con la frente en alto del Palacio.

Lo unico que podia hacer era tranquilizarme, asi que decidí mirar hacia el frente, y me encontré con mis amigas: Marlee, Lucy, Celeste, Anne y Mary. Todas ellas me miraban con una gran sonrisa (si supieran todo lo que me está sucediendo), pero eso me deprimió más, y provocó que soltará una lagrima. Nadie me vio, bueno Celeste sí, y me miró interrogativamente y lo unico que hice fue mover la cabeza, para decirle que había perdido, pero ella no entendió y solo me guiñó el ojo dándome ánimos.

Conforme pasaban los minutos sentía que ya no podía más, me faltaba la respiración, cada segundo se me hacía eterno, quería que ya todo acabará de una vez, no quería sufrir más. La imagen de Maxon con Kriss hizo que mi corazón se rompiera más de lo que ya estaba. Ahora si estaba segura de que había perdido a el amor de mi vida.

Minutos después aparecio Gavril, que por cierto lucía un traje muy elegante, se veía muy refinado, mucho mejor que en todos los Report anteriores, pues claro, ahora esta transmisión era la más importante para todo Ilea, ya que se darían a conocer a la Futura Reina, la futura esposa de Maxon Schreave.
Esas últimas palabras me provocaron náuseas y escalofríos, no me imaginaba mi vida sin Maxon, ni a él casado con otra mujer que no fuera yo. Cada vez me sentía peor, no podía creer que todo esto estuviera sucediendo, si a unas cuantas horas antes, Maxon y yo estábamos perfectamente felices, yo iba a ser la elegida, la esposa del mejor hombre del mundo. Pero todo eso se terminó gracias a mis propias mentiras, yo solo soy la culpable de todo esto, y bueno Maxon también, ya que no confío en mí, y no me creyó cuando le dije lo de Aspen.

Las luces de las cámaras provocaron que me saliera de mis pensamientos y y que volviera a la realidad. Miré a toda la sala, estaba llena.
Lo único que podía hacer en ese momento era sonreír, y fingir que todo estaba bien.
Gavril se subió al escenario y comenzó a hablar:

—Buenas noches querido Ilea, hoy es un día muy importante para todos nosotros, ya que él Principe Maxon hará su eleccion, y se comprometerá, al fin conoceremos a la futura Reina de Ilea —toda la sala estalló de gritos y aplausos.

Sentía que en ese momento me iba a desmayar. Me aferre al asiento, para no caer, ya que todo me daba vueltas. Me tenía que tranquilizar.

—Pediré la presencia del Rey Clarkson para que nos dedique unas palabras —dijo Gavril, mirando hacia donde se encontraba el Rey, y cuando se acercó le hizo una reverencia.

-Querido Ilea, antes que nada quiero decirle a Lady America Singer y a Lady Kriss Ambers, unas cuantas palabras —dijo el Rey volteándose hacía donde estabamos sentadas.

Yo sentía un inmenso vacío en el estómago, no quería saber nada del Rey. Me miraba con cara de odio y disgusto, yo ya sabía que todo lo que me iba a decir era una farsa, solo era para captar la atención del publico y quedar bien con todo Ilea. Siempre hacia todo con doble intención.

—Lady America Singer, —dijo con un tono tan sarcástico y falso, que lo único que hice fue hacer una sonrisa igual de falsa que la de él, bajé el mentón haciendo una gran reverencia. —ha sido para mi un honor haberla conocido, es una extraordinaria persona, es un gusto haberla recibido en el Palacio —concluyó, todas sus palabras habían sido tan hipócritas y después se volteó hacia Kriss —Lady Kriss Ambers, ha sido un honor tenerla como invitada en el Palacio durante todo este tiempo, demostró ser una mujer muy educada y con clase —esas últimas palabras las recalcó de modo que eran directamente para mí.

—Muy sabias palabras Majestad —concluyó Gavril.

—Asi es Gavril. Ahora le cedo la palabra a mi hijo Maxon, ya que todos queremos conocer a su elegida —terminó por fin el Rey, y se fue a sentar a su trono.

—Principe Maxon —dijo Gavril haciendo una revencia.

—Buenas noches Gavril, buenas noches Ilea —dijo Maxon con aquella sonrisa que tanto me encantaba. Suspiré.

—Asi que ahora es un día muy importante para usted, ya que elegirá a su futura esposa, quién lo acompañará por el resto de su vida, ¿Ya ha tomado una decisión, cierto? —dijo Gavril dirigiéndose hacia Maxon, sus palabras provocaron que se me hiciera un nudo en la garganta.

—Si Gavril ya he tomado una decisión. Ella me ha hecho inmensamente feliz, la amo como a nadie, es la mejor mujer de todas, sin duda alguna seré muy feliz a su lado, además de eso, yo sé que sera una extraordinaria Reina.

—Muy romántico Alteza, pero no nos deje con la curiosidad y diga de una vez de quien se trata —dijo Gavril muy entusiasmado.

Yo queria ir hasta donde estaba Maxon y decirle que lo pensara bien, que me perdonará, que iba a tomar una mala decisión eligiendo a Kriss. Pero ya no podía hacer nada.

—Y la elegida es...—dijo Maxon, mientras sacaba una cajita con un anillo hermoso. Pero en eso se dirigió hacía donde estábamos y se puso de rodillas en frente de Kriss —Kriss Ambers, Querida ¿me harías el honor de hacerme el hombre mas feliz del mundo casándote conmigo? —lo dijo, y noté un leve dolor en su voz, él sabía que estaba haciendo una mala elección. Kriss se llevo las manos a la boca, se veía que estaba muy feliz.

—Si Maxon, acepto —dijo Kriss con lagrimas en los ojos. Se olvidó de los protocolos y se fue a los brazos de Maxon dándole un abrazo y muchos besos. Maxon solo se reía y sonreía por como había actuado Kriss.

En ese momento no me aguanté las ganas de llorar, ahora sí era oficial. Ya había perdido al amor de mi vida, en ese momento mi futuro con Maxon se derrumbó, ya jamás podríamos ser felices.
Todas las cámaras estaban con los futuros esposos, mucha gente los felicitaba, les hacían entrevistas y miles de fotógrafos estaban alrededor captando ese momento.

No me podía levantar del asiento, mis piernas temblaban. Pero me tuve que armar de valor y me levanté para ir hacia los comprometidos.
Todas las personas se hacían a un lado para qué pasará, me mostraban mucho respeto, y la verdad no sabía el por qué, si yo había perdido. Escuchaba muchos susurros de las personas cuando pasaba, camine firmemente y con la frente en alto, para que no me vieran débil.
Muchos fotografos me estaban fotografiando, de seguro no esperaban esa reacción tan madura de mi parte.
Llegue hasta donde estaban Maxon y Kriss, y me puse frente a ellos

—Altezas —saludé haciendo una reverencia, que por cierto me salió muy elegante, ni en las clases de Silvia me habia salido tan bien como ésta que hice.
Vi como Maxon se tensó ante mi presencia.

—America, —dijo Kriss lanzándose a mis brazos, y me dio un abrazo muy sincero —dime por favor que no estas molesta conmigo, me gustaría que siguiéramos siendo amigas.

—Kriss, —dije con mucha dulzura y sinceridad —claro que no estoy molesta, solo Maxon podía tomar esa desicion, y si te eligió a ti fue por algo.

—Gracias America, me alegra mucho escucharte decir eso —dijo agarrandome de las manos y con una gran sonrisa.

—Los felicito mucho, les deseo lo mejor —me dirigí hacia los dos, y Maxon seguía viéndome con ese rencor en sus ojos.
Vi como apretaba los puños, para controlar todo el enojo que tenía.
—Si me disculpan me tengo que retirar, altezas —dije para ya poder irme de ahí. Hice otra reverencia igual que la anterior y me salí casi corriendo de la Sala. Cerré las puertas y me fui corriendo hacia mi habitación.
Ahora si todo había acabado.

La Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora