Capítulo 7

3.3K 138 100
                                    

¡Hola a todos!
Y estoy de vuelta otra vez. Les agradezco a todas por brindarme su apoyo y por sus hermosos comentarios que me motivaron para continuar con esta historia. Estoy muy agradecida con todos ustedes, en verdad muchas gracias.
Ya no dejaré de escribir esta historia, espero no defraudarlos, doy lo mejor en cada capítulo para que ustedes lo disfruten.
Les pido que me tengan mucha paciencia, ya que de nuevo tengo que empezar a escribir los siguientes capítulos  (como ya no iba a continuar con la historia no seguí escribiendo).
Los dejo leer, espero que les guste y espero sus comentarios.



VII

Ya han pasado 4 meses desde que llegué a Italia.
Todo ha pasado tan rápido que parece como si hubiera sido ayer cuándo apenas recibí la visita de Nicoletta en mi casa.
Es increíble cómo te puede cambiar la vida en meses.
En todo este tiempo he trabajado como asistente de Nicoletta, y me ha gustado mucho, todo lo que hago es casi parecido a lo que hacía en la Selección, pero ya todo es más "formal" por así decirlo.
Durante todo este tiempo aprendí cosas nuevas, me empecé a acostumbrar a la vida de los italianos, a sus costumbres, vestimentas, la rica gastronomía y todo lo hermoso de Italia.
También en mis tiempos libres estudié diplomacia. El Rey contrató a una persona para que me diera clases particulares, y eso se lo agradecí inmensamente, ya que así se me hizo un poco más fácil aprender, todo el tiempo de la maestra era dedicado hacía a mí, así que pudimos terminar muy rápido el curso. La maestra se parecía mucho a Silvia, aunque era peor de exigente, pero eso me ayudó a tener un excelente nivel.
Ya estaba más preparada, conocía sobre las relaciones e intereses entre los paises.
Ahora si ya tenía la habilidad para mantener buenas relaciones sociales y asuntos importantes, que también gracias a los conocimientos que adquirí le ayudaba a Nicoletta con los reportes.

Aunque ya habían pasado meses desde que vi por última vez a Maxon, aún seguía en mi corazón, mi amor por él no había cambiado. Hice todo lo posible para olvidarlo, pero no logré nada. Ya me estaba resignando a que jamás lo podré olvidar.

Me encontraba en la habitación, todos esos pensamientos provocaron que me levantara demasiado temprano, así que para ya no seguir pensando en todo eso me puse a leer un libro. Estaba muy intrigada en la historia hasta que escuché que tocaban a la puerta. Antes de que pudiera contestar Nicoletta abrió la puerta y asomó su cabeza.

—¿Puedo pasar? —me pregunta.

—Claro que sí, pasa —le digo mientras dejaba el libro en la mesa y me levantaba de la cama.

—Buenos días America —me dice mientras me daba un beso en la mejilla.

—Buenos días Nicoletta, apenas me iba a empezar a arreglar —le digo con una risita un poco apenada, ya que ella ya estaba arreglada y yo todavía ni me levantaba de la cama.

—No te apures por eso —me dice moviendo la mano —vine a decirte algo muy importante, y como es urgente te lo tenía que decir antes del desayuno —me dice.
Noté cierta preocupación en su tono de voz.

—Nicoletta me estás preocupando, dime de una vez que está pasando —le digo mientras me sentaba en el sofá. Ella también hizo lo mismo.

—Bueno es... es que no sé como decirte esto —me dice mientras se derrumbaba en él sofa.

—¡¿Qué pasa?! —le digo, mientras me ponía de pie. Tenía el presentimiento de que no era nada bueno.
Nicoletta estaba muy nerviosa, y eso me estaba asustando.

—Maxon va a venir —me dice mientras se colocaba un cojín sobre su cara.

No lo podía creer. Sentía que toda la habitación daba vueltas. Me empezó a faltar el aire. Era algo que definitivamente no esperaba.
Me quedé ahí, paralizada, no podía moverme ni mucho menos hablar. Todavía no procesaba lo que Nicoletta me había dicho.
En estos meses había hecho todo lo posible por olvidarlo, como que para que en un día todo se derrumbe.

La Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora