Capítulo 2

1.3K 59 5
                                    

Me despierto de golpe por culpa de unos fuertes toques en la puerta de mi habitación, me levanto algo mareada y me dirijo con pereza hacia ella.

Emma: ¡Ya voy! -Grito intentando que los golpes se calmen un poco-.

Abro la puerta y me encuentro con las mellizas, quienes hablan desesperadamente al mismo tiempo, por lo que no logro entender las palabras que salen de sus bocas.

Emma: Podrían coordinarse, por favor —Digo algo confundida por lo que tratan de decir—.

Se tranquilizan unos segundos y toman aire para hablar de nuevo, esta vez sólo habla Ros.

Ros: Nuestros hermanos, escaparon —Dijo demasiado rápido pero logré entenderlo-.

Emma: ¡¿Qué?! ¡¿Quienes?! —Digo exaltada por la noticia-. 

Yetzani: ¡Todos! 

Ros: Era en serio su plan de ayer y ahora se han ido sin nosotras —Dice con tristeza-.

Emma: Tranquilas, iré a buscarlos. 

Entro a mi habitación dispuesta a cambiar mi atuendo para ir en búsqueda de mis hermanos, las mellizas entran detrás de mí.

Ros: Iremos contigo —Dice mientras yo sacaba lo primero que encontraba en mí armario-.

Emma: ¡No! Se quedarán aquí, a salvo —Digo decidida mientras comienzo a quitarme mi pijama-.

 Yetzani: No te dejaremos ir sola 

Emma: Y yo no las pondré en peligro a ustedes también, ¿Saben cuántos mal nacidos darían lo que fuera por tener a un Anderberg para sus beneficios? ¡Miles! Y con todos nosotros por ahí será más fácil para ellos.

Ros: Pero nosotros somos fuertes, podemos con ellos —Dice mientras me coloco las prendas que recién saqué del armario-.

Emma: Lo sé, sé que son fuertes, pero no está a discusión, se quedarán aquí, fuera de cualquier peligro y pronto volveré con nuestros hermanos.

Yetzani: ¿Prometes cuidarte? —Dice con preocupación-. 

Emma: Lo prometo —Me acerco a ellas para abrazarlas y después darles un cálido beso en sus coronillas-. 

Ros: Te queremos —Dice con una cálida sonrisa-.

Emma: Y yo a ustedes —Digo de la misma manera mirando a mis hermanas-. 

Tomo un bolso con las cosas necesarias y salgo del palacio, no soy una prisionera aquí por lo que no se cuestionan o me detienen por que salga. Nado hasta la superficie más cercana y al salir del agua mi forma pasa a ser como la de un humano. Me tambaleo un poco al caminar después de mucho tiempo sin hacerlo, casi había olvidado mi largo cabello castaño oscuro y lacio. Me dirijo al estacionamiento más cercano en donde se encuentran muchos autos, por el camino tomo una piedra lo suficientemente grande para poder romper la ventana de uno de ellos, tomo al más cercano de mí y estrello la roca en su ventana, cayendo los vidrios en miles de pedazos justo frente a mí. Al subirme a él, mi reflejo en el retrovisor me distrae y descubro lo diferente que soy ahora, Tez blanca, mis ojos son algo grandes y azules, herencia de mi madre, claro. Al igual que mis ojos ,mi boca es algo grande, a diferencia de mi nariz que es pequeña y afilada al igual que mi mandíbula. Todo a juego con unas cejas gruesas oscuras como mi cabello.

En un instante regreso a la realidad, enciendo el auto como alguna una vez aprendí viendo en las películas que miraba a escondidas de mis padres cuando era pequeña. Comienzo a dar vuelta en mis pensamientos intentando recordar algún lugar a donde posiblemente hayan ido mis hermanos, después de unos minutos recorriendo las calles, por fin logro recordar un lugar donde sería posible encontrarlos: la casa de vacaciones que se encontraba en Nueva Orleans. Era nuestro lugar favorito, aunque hace años que no vamos ahí.

Loco o no, ese tipo de amor nunca muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora