capítulo 4

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Llamo a mis hermanos al centro del recinto, en donde es espacioso, para enseñarles a pelear, como lo he hecho todos estos años.

Llegan todos mis hermanos y los coloco a cada uno frente al otro, primero Emiliano y Amilkar, luego Ximena y Ninel.

Me resulta inútil el entrenamiento pues están peleando contra personas de su misma especie, lo que hace que el entrenamiento no sea eficaz, es injusto pues el mayor siempre le ordena al menor que se deje de mover, ganando la pelea. Como en todas las criaturas, el mayor tiene más poderes y fuerza.

 Me dirijo a buscar a algunos de los Mikaelson y los Salvatore, para que me ayuden a entrenar a mis hermanos. En mi camino me encuentro a Klaus y Elijah, les pido su ayuda y se dirigen hacia mis hermanos. En una mesa me encuentro con los Salvatore, quien también acceden y se dirigen junto conmigo hacia los pequeños. 

Emma: Descuiden, peleen sin miedo, aunque son niños son fuertes, no se dejarán lastimar, y en caso de que algo salga mal, yo los detendré. 

Estando ahí le ordeno a Klaus que entrene con Ninel. La más fuerte de mis hermanos, después de las mellizas. 

Comienzan a pelear y de un momento a otro Ninel arrodilla a Klaus frente a ella, haciendo que una sonrisa de orgullo se dibujara en mi rostro. Klaus se levanta después de que Ninel lo soltara.

 Ahora es turno de Ximena, quien pelea con Elijah. Pasa lo mismo que con Ninel, aunque a Ximena le toma un poco más tiempo inmovilizar a Elijah, pero después de todo lo consigue.

Es turno de Emiliano, de quien noto preocupación y algo de miedo en sus ojos, pero igual continúa con el entrenamiento. Damon lo ataca y después de un tiempo Emiliano logra quitárselo de encima, comenzaba a preocuparme por su demora, pero en unos instantes el niño deja caer el cuerpo de Damon inmóvil en el suelo.

 Por último, Amilkar, quien demasiado seguro de sí mismo entra a la pelea contra Stefan, le toma un poco más de tiempo que mis demás hermanos, pero al final consigue el mismo resultado que los otros. Lo que me hace sentir orgullosa, y a quienes son los perdedores, a pesar de su derrota.

 Después del entrenamiento Elijah y Stefan se van de ahí, después de felicitar a los pequeños, quienes se encontraban sentados a mi lado en la pequeña mesita, exhaustos algunos bebían de sus botellas de agua, mientras otros pensaban.

 Klaus: ¿Por que eres tú quien los entrena? Digo, eres la princesa, deberías tener al alguien para eso —Pregunta alzando una ceja-. 

Ninel: Por que es la sirena más poderosa, y está a nada, de superar el poder de nuestro padre. —Responde para después darle un trago a su botella de agua-. 

Damon: ¿Entonces por que no los entrenas tú? —Pregunta frunciendo el ceño-. 

Emma: No sería justo para ellos, aún no están listos para pelear conmigo. 

Ninel: Iré a darme una ducha. —Dice levantándose de su asiento-.

 Ximena: Voy contigo. —Dice de igual manera-. 

Ninel: Amilkar, vamos, tendrás que bañarte aunque no quieras. —Lo toma del brazo y lo obliga a levantarse de su asiento, para después subir con él.-

Damon: ¿Un pequeño tritón que no le gusta bañarse? —Pregunta irónico-. 

Emma: El agua salado es diferente a la dulce, Damon. —Digo con una sonrisa-. 

Damon: Bueno, iré a hacer lo mismo. —Dice girándose para dirigirse a su habitación-. 

Iba a hacer lo mismo, pero antes de subir las escaleras, me percato de que Emiliano sigue sentado y perdido en sus pensamientos, mientras Klaus sólo lo mira algo desconcertado pero no lo abandona.

Regreso hacia ellos y me pongo en cuclillas quedando frente a mi hermano. 

Emma: ¿Qué pasa? —Digo frunciendo un poco el ceño-.

 Emiliano: Soy un Anderberg, y legítimo rey del océano, y no puedo ser ni si quiera la mitad de fuerte que eres tú, ¿Cómo se supone que reine así? —Dice cabizbajo y algo molesto-. 

Emma: Soy mayor que tú, claro que seré más fuerte. Y sobre lo de ser rey, no tienes que preocuparte por eso. No te subiré al trono hasta que estés listo. —Digo acariciando suavemente su mejilla-. 

Klaus se pone en cuclillas frente a él, quedando a mi lado.

 Klaus: ¿Sabes? Yo no siempre fui fuerte. Me convertí en quien soy con el paso del tiempo. Poco a poco tu fuerza aumentará, junto con tus poderes. —Dice con la mano en la rodilla de mi hermano-.

 Emiliano: ¿Cómo sabes que me pasará eso a mí? —Dice mirándolo con su pequeño ceño fruncido-. 

Klaus: Por que tienes a una gran maestra. —Dice mirándome una con una sonrisa-. Y también me tendrás a mí, para enseñarte. —Dice volviendo su vista hacia mi hermano.-

Me pongo de pie y le extiendo mi mano a Emiliano, la toma y tiro de él, obligándolo levantarse de asiento. 

Emma: Ahora, ve a ducharte también tú.

Mi hermano obedece y sube por las escaleras. 

Klaus: Debe ser difícil, ¿No? Criar a cuatro niños a la vez.

 Emma: seis, tengo dos hermanas más. Y si, si lo es, difícil, cansado y aterrador. Prácticamente soy su madre, y todo lo que tienen, digo, mis papás aún viven, pero nunca están con nosotros.

Klaus: Te admiro, ¿Sabes? Yo crío a una, y a veces pienso que me volveré aún más loco. —Dice sonriendo de lado-. 

Emma: Bueno, no es tan malo, al fin y al cabo, ellos son mi todo, y daría mi vida por cada uno de ellos. Pero la mejor parte, es cuando miras en quienes se están convirtiendo y todo lo que han logrado, y te sientes satisfecha y orgullosa de trabajo que haz hecho con ellos. —Digo con una sonrisa, a lo que Klaus responde con otra sonrisa de lado-. 

Klaus: Supongo que debemos ir a ducharnos nosotros también.

Emma: Claro. —Sonrió y después me dirijo a las escaleras-.

Subo a mi habitación, me doy una ducha, me pongo mi cómoda mi pijama y me meto entre las cobijas, junto con mis hermanos quienes ya se encuentran dormidos a mi lado.

Después de unos segundos concilio el sueño.

Loco o no, ese tipo de amor nunca muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora