La pregunta que la terapeuta había plantado era sencilla, pero a la vez todo lo contrario para Zoe, quien al escuchar aquellas palabras, bajó la mirada. Tras cerrar los ojos con fuerza, la muchacha tomó el lápiz que se encontraba posado sobre la mesa de madera y entonces, soltando un suspiro que siquiera recordaba haber estado reteniendo, Zoe comenzó a escribir.
Si pudieses decirte algo a ti misma hace meses atrás, ¿qué sería? Pensó la muchacha al momento en el que las oraciones comenzaban a formarse dentro de un cabeza:
Nunca te ha gustado el reflejo que te devuelve la mirada en el espejo, ni mucho menos la manera en la que tu cuerpo se ve en él. Sé que tampoco te agrada la manera en la que tu voz suena en los vídeos que tu papá hace de ti, ni mucho menos las fotografías que tu mamá insiste en tomarte. Sobre todo, detestas desde el fondo de tu corazón el número que la balanza marca en cuanto subes a ella. Le temes, lo sé. Sientes un profundo terror a lo que ese aparato pueda decir en cuanto subas a él. No te gusta el peso que mantienes, ni la manera en la que los atuendos lucen en tu figura; y es que siempre te has sentido inferior a otras muchachas, pensando que ellas son muchísimo más bonitas que tú.
Sé que cuando estas completamente sola en tu habitación, no haces más que echarte en la cama y contemplar el techo, preguntándote cómo harás para sobrevivir a un día más de la triste vida en la que tú misma te has sumido; entonces comienzas a llorar sin razón alguna. Sufres en silencio sin siquiera saberlo, tan rota que la vida te lleva a cuestas. Te sientes frustrada porque el tiempo va demasiado lento, pero aún así creces y la vida que llevas no fue con la que soñaste cuando eras niña. Echas de menos los columpios y el helado, sobretodo lo feliz que te sentías cada día cuando despertabas, dispuesta a enfrentarte a nuevas experiencias. Sé que piensas que eres un cuerpo sin alma, sin ganas de luchar, sin ilusiones ni siquiera un propósito en la vida, encerrada entre las cuatro paredes que tu misma construiste a tu alrededor, aislada de cualquier clase de contacto, pues nadie puede entrar en tu fortaleza, y tu no sabes como salir de ella. Desde allí dentro, gritas sin ser escuchada, o al menos eso es lo que crees. Pero, te diré lo que yo pienso. Si te mirases con mis ojos, escuchases con mis oídos y te pusieses en mis zapatos por tan solo un instante, entenderías que estás equivocada. Aún hay esperanzas. Tus defectos y virtudes te hacen el ser humano que eres, así que no te sientas inferior a nadie por ello, de hecho, ¿quieres que te diga lo que yo opino al respecto? Eres la mejor guerrera, pero también tú más grande enemiga; jamás dejes que tus propios sentimientos te derrumben. Puedes ser tú propia heroína, puedes librarte de la pena en la que te has sumido tú misma. Y cuando lo consigas, nunca dejes de sonreír, porque iluminas el día de las personas que te quieren, aunque no lo sepas; esas pequeñas cosas que tienes son las que te hacen única.
Sólo tú, nadie más, sabe las cicatrices de tu historia, que ahora forman parte de tu alma, de lo que eres. Así que, en lugar de darle vueltas al pasado, ¿porqué no simplemente miras hacia lo que hay delante de ti? Bien sea un puesto de helado o la puerta de la habitación en la que te encierras. Tienes un futuro por delante, uno que sólo tu puedes conducir.
Así que jamás vuelvas a caer en ese hoyo oscuro de soledad, y siempre recuerda que para brillar se necesita de un poco de oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
Pero ya no
Nouvelles❝Andy creía en los finales felices, pero Zoe no. Andy creía que existía una razón para todo, pero Zoe no. Andy era feliz, pero Zoe no. Para ambos había una vez, pero ya no.❞ awkdylxn© ▸Secuela de Había Una Vez. No hace falta leer el primer libro par...