Es una larga carretera, demasiados kilómetros por delante, demasiados cafés que tomar para permanecer despierto y alerta a las señales, tantas canciones por escuchar durante largos ratos sin prestarles atención en realidad, tantos anocheceres por ver, tantas galaxias para investigar, tantas conversaciones melancólicas para romper la tensión, tantos horizontes para alcanzar, tantas despedidas por hacer, tantos escapes; y una sola y larga carretera por la cual ir.
A veces me gusta imaginarme cómo sería la vida si pudiese adaptarme a la sociedad como el miembro funcional que esperan que sea: tendría decenas de amigos, fiestas cada noche en ciudades que nunca duermen, tal vez una de mis metas sería conseguir un puesto cualquiera en una empresa importante en la cual pudiera alcanzar la "alta sociedad", y después de trabajar ocho horas regresaría con mi familia perfecta, un esposo con buen traje y un portafolio de cuero, dos niños a los cuales cuidar y amar. La única diversión sería salir al parque un domingo por la tarde, tomar un helado y hablar mediocremente acerca de nuestras vidas. Tan predecible, tan feliz, tan brillante, tan falso.
Desean que me comporte como una señorita: que no use mal lenguaje, piense poco (y que eso sea para explotar mi "belleza"), sea agradable con los demás, me siente correctamente, use lindos y pomposos vestidos, arregle cualquier desperfecto en mi físico, técnicamente; ser un mero objeto decorativo.
Pero no puedo, soy incapaz de seguirles el ritmo, soy torpe hasta la médula, por las noches sólo puedo pensar en lo asustada que estoy del futuro, soy de carácter amargo y pocas personas llaman mi interés, me siento una extraña vagando en sus tierras de dulce donde todos saben quién deben ser mas no quién quieren ser.
Me gustan cosas tan comunes como la música tranquila, los libros de misterio, escribir poesía por la madrugada cuando los sentimientos te sacuden como un terremoto. Nadie ha sido tan raro como yo como para aceptar que estas cosas le producen un placer efímero.
En fin, soy como una pequeña galaxia en un universo entero. Tan pequeña, tan frágil, tan insignificante...
De mi vida haría tantas cosas, si tan sólo fueran aceptadas, si tan sólo fueran "lo que se debe hacer". No logran entender que soy explosiva, apasionada, doy todo por el todo, bajo esa capa de seriedad se oculta las tierras inexploradas de una chica perdida.
Es sencillo: estoy fuera de mí, los ángulos los inclinó hasta obtener otra perspectiva del mismo, me gusta complicarme, pensar demasiado las cosas hasta hartarme.
Es una larga carretera recta, pero, he decidido no tomarla, ya que el mar de misterios es mucho más divertido, más impredecible, más peligroso, más "lo que no se debe". Me surgiré en él hasta tocar fondo, decepcionaré a todos y no podría estar más orgullosa de eso.