"Jamás me mirará de esa manera a mí."
Hago un esfuerzo inhumano en no apartar mi atención del libro que tengo entre las manos, mi organismo zumba y burbujea en un estado de limbo, ¿qué es real y qué no?, las flores huelen a sueño y los sueño flotan como bellas y delicadas flores ante mis ojos.
Eres una fantasía, una criatura mítica de la que sólo se sabe por estar resguardada bajo el manto de los mortales.
Quizá sólo tengo sueño.
Flotas en la habitación con aires pedantes y de grandeza, la barbilla elevada y los ojos retadores, te crees tan importante y guapo, como un segundo emperador Hasburgo, tu castillo son los ojos impresionados de todos los presentes, en mí no causas más que repulsión y cierto desasosiego.
¿Quién lo creería posible?, un ser de otro planeta roto gracias a un monstruo hermoso. Siempre tus palabras envenenadas lograron seducirme con torpeza, no tenías ni idea de lo oscuro que el universo podía tornarse por tu causa.
Encierras tantos secretos en esa boca de hielo con la que tantas veces he soñado, ¿habré cruzado alguna vez por tu mente?
Te rodeas de seres perfectos, sin embargo tú eres el único que brilla con luz propia, no necesitas gritar para llamar la atención, sólo existir, un sólo suspiro y cubres el mundo de aire fresco, eres los pulmones funcionales con los que no cuento al verte.
Mi mente se bloquea en canciones melancólicas, dolorosas de sobrellevar.
"Desearía ser especial, oh, tú eres tan especial."
Una vez más puedo sonreír, puedo levantar la cabeza y aspirar el aroma invernal. Tu nombre ya no es susurrado por el viento, sólo por mi masoquista mente que no puede detenerse.
Te sientas con la espalda recta y finges que las bromas estúpidas de chicas coquetas te causan gracia. Siempre tan complaciente, qué convincente.
Tengo tanto sueño desde que llegaste a mí.
Tan egocéntrico y triste a la vez. Demente y profesional. Tan típico en ti. Sé tus secretos, los arranqué sin fuerza, me los confesaste depositando tu confianza en mí. Me hubiese gustado tenerte esa confianza en ti.
Y por más que miró hacia la ventana, sé que te has levantado, hastiado de las planas charlas del mundo.
Caminas perdido. Mis ojos son jalados hacia tu presencia. Mirada profunda, corazón latiente, porte de barón inglés, boca de seda; palabra filosas que abrasan.
Cuando estoy lista para dejarte ir...
Tus ojos discretamente se dirigen a mí.
Todo estalla, mi aliento escapa en bocanadas, la luna y el sol colisionan en uno mismo, ya no hay guerra, no hay maldad, sólo tus ojos como hierro candente que no pueden evitar dirigirse hacia esta básica criatura.
Me giro.
Me gustaría volver a estar contigo.
Me gustaría volver a tocarte.
Me gustaría consolarte esta noche.
Me gustaría disculparte.
"Perdóname, cariño, perdóname."
Lo ha arruinado, siempre lo haces.
"Me gustaría odiarte, mas no puedo, contigo no, sabes lo que causas en mí, y lo detesto. Miles de millas nos separarán, y el camino nos dirigirá a nuestros corazones. Finjamos ser extraños, no vuelvas a recordar que mi segundo nombre comienza con "A", y no volveré a llamarte por tu nombre que inicia en "F". Finjamos que detestaba cuando me contabas leyendas, y que tú encontrabas adorable que me enfadara con rapidez. Finjamos que no había algo en mí que no te gustara como lo confesaste una vez.
Y si lo haces todo al pie de la letra, juro que te odiaré, con cada partícula de mi cuerpo, como siempre he deseado hacerlo.
No nos causemos más dolor.
Y deja de mirarme como se supone que no deberías hacerlo."