Desconectados

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Ya no te pienso.
La semilla concebida en mi mente sobre la que coloqué una cúpula ha dejado de florecer como una enredadera, cegándolo todo, y la cúpula cristalina ha explotado en fragmentos dolorosos que se adhieren a tu imperfecta imagen.
Ya no me miras.
Tu perfil anguloso es lo único que percibo al girar la cabeza. Te sientes la gran cosa cuando la luz transforma tu rostro en majestuosas sombras, tus ojos en doradas piedras preciosas. Casi olvido qué tan podrido estás por dentro, ni si quiera tu belleza exterior puede contrarrestar a los huracanes que viven tras tus palabras venenosas.
Te escribo.
En cada fecha, en cada título, entre líneas, en pasos, en tendus y pliés, en el espejo al mirarme, al hablar con colegas e incluso al llorar hasta quedarme seca. Te pertenece mi arte, mi dolor y congoja. Te pertenecen mis pies y mis errores al bailar. Mis errores ortográficos y gramaticales. Mis noches de luna llena. Mi peor miedo. Mi vida. Te pertenece todo eso a lo que llamo "caos".
Quiero irme, sin ninguna incógnita, sin preguntas sin respuestas, sin canciones románticas ni abrazos incompletos. Te devuelvo tus palabras amorosas, como tú me devolviste mi libro favorito. Te cortaría de raíz, zanjaría mis aperturas sin ramas con flores amarillas y pequeñas mariposas.
Ha pasado un año y tres meses, ¿por qué te siento tan vívido como hace un año tres meses?, ¿por qué guardo tus mensajes?, ¿por qué sigo escribiendo esto?, en un principio no quería hacerlo, mas ahora, la verdad brota de mí, libremente, sin tapujos...ya no duele como la primera vez, ya no te sientes tú, y yo estoy segura de ser la misma. Podría despreciarte, pero, cada vez que te veo, siento indiferencia, y oso preguntarte: "¿Te conozco?, siento que te he visto en alguna parte"; pasas por un lado, yo hacia arriba, hace mucho dejamos de coincidir. En una mesa para dos, me siento en el suelo.
Los grillos cantan la suave melodía de los ángeles, el mundo ha vuelto a rotar en su órbita y no sobre tu cabeza, hasta parece que ya bailo con tristeza y no sólo la siento, ahora, no me permito leer ese cuaderno naranja desaliñado que tantas veces tocaron tus ásperas manos, que tantas veces te di tratando de que notaras algo.
Has perdido el encanto, dejaste de ser una novedad día a día, ese brillo celestial que te rodeaba se vio esfumado repentinamente, se vio convertido en humo de tabaco que tanto mal le hace a mis pulmones. Te hiciste cotidiano, común, vaya, como un lugar concurrido, como un suspiro en vano, como la luz inservible de un fósforo, ¿para qué quiero un fósforo?, si yo puedo incendiar una ciudad completa con mi emoción.
Regresa, vete, lárgate, cualquiera me viene bien, tú me vienes mal, que haya hecho las paces contigo, no significa que te quiero fusionado a mí como un parásito, otra vez.
Crece en otra tierra, aprende a ser autosuficiente, aprende a ser la mejor versión de ti, porque ya he visto a muchos que te llevan la delantera.
Caminaré por las mismas calles, hablaré las mismas cosas, comeré, en los mismos lugares, respiraré el mismo oxígeno, y ya nada será igual, parece una mejor vida, la mejor versión de mí.
La cúpula explotó, y tú ya te habías ido.

Nada Importante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora