Por qué no te lo llevas a la casa. Es que no te han dicho que no lo saques de allí.Todavía se cree que el prado es de ellos, dijo Luster. De todas formas esto no se ve desde lacasa.Pero nosotros sí que lo vemos. Y a la gente no le gusta tener delante a un tonto. Trae malasuerte.Vino Roskus y dijo que fuéramos a cenar y Caddy dijo que todavía era pronto.«Sí». dijo Roskus. «Pero Dilsey dice que vayan todos a la casa. Tráelos, Versh». Subió por lacolina por donde estaba mugiendo la vaca.«A lo mejor ya estamos secos cuando lleguemos a casa». dijo Quentin.«Tú has tenido la culpa». dijo Caddy. «Ojalá nos peguen». Se puso el vestido y Versh se loabrochó.«No se darán cuenta de que se han mojado». dijo Versh. «No se les nota. Como no noschivemos yo y Jason».«Te vas a chivar, Jason». dijo Caddy.«De qué». dijo Jason.«No se chivará». dijo Quentin. «Verdad, Jason».«Seguro que sí». dijo Caddy. «Se lo contará a la abuelita».«No puede». dijo Quentin. «Está mala. Si vamos despacio, no se darán cuenta porque estarámuy oscuro».«No me importa si se dan cuenta o no». dijo Caddy. «Se lo voy a decir yo misma. Cógelo enbrazos para subir la colina, Versh».«Jason no se chivará». dijo Quentin. «Acuérdate del arco y las flechas que te he hecho,Jason». «Se me han roto». dijo Jason.«Que se chive». dijo Caddy. «Me importa un rábano. Coge a Maury, Versh». Versh se agachóy yo me subí a su espalda.Nos veremos en el teatro esta noche, dijo Luster. Vamos. Tenemos que encontrar la moneda.«Si vamos despacio, ya será de noche cuando lleguemos». dijo Quentin.«Yo no pienso ir despacio». dijo Caddy. Subimos por la colina, pero Quentin no vino. Estabajunto al arroyo cuando llegamos a donde se olían los cerdos. Gruñían y olisqueaban junto alabrevadero del rincón. Jason venía detrás de nosotros con las manos en los bolsillos. Roskus estabaordeñando a la vaca en la puerta del establo.Las vacas salieron corriendo del establo.«Siga». dijo T.P. «Vuelva a gritar. Yo voy gritar también. Yuhu». Quentin volvió a dar unapatada a T.P. Lo tiró dentro del abrevadero donde comían los cerdos y T.P. se quedó allí metido.«Vaya suerte». dijo T.P. «Es que no me había pegado ya. Usted ha visto cómo me pegó ese blanco.Yuhu».Yo no lloraba, pero no me podía parar. Yo no lloraba, pero el suelo no se estaba quieto y luegolloré. El suelo no dejaba de subir y las vacas corrían colina arriba. T.P. intentó levantarse. Volvió acaerse y las vacas bajaron corriendo por la colina. Quentin me cogió del brazo y fuimos hacia elestablo. Entonces el establo no estaba allí y tuvimos que esperar a que volviera. No lo vi llegar.Vino por detrás de nosotros y Quentin me sentó en la artesa donde comían las vacas. Me agarré.Aquello también se marchaba y me agarré. Las vacas volvieron a bajar corriendo por la colinadespués de atravesar la puerta. Yo no me podía parar. Quentin y T.P. subían peleándose por lacolina. T.P. rodaba colina abajo y Quentin lo arrastraba hacia arriba. Quentin golpeó a T.P. Yo no mepodía parar.«Ponte de pie». dijo Quentin. «Quédate aquí. No te vayas hasta que yo vuelva».«Yo y Benjy nos volvemos a la boda». dijo T.P. «Yuhu».Quentin volvió a golpear a T.P. Luego empezó a empujarle contra la pared. T.P. se reía. Cadavez que Quentin lo empujaba contra la pared él intentaba decir Yuhu, pero no podía decirlo con larisa. Yo dejé de llorar pero no me podía parar. T.P. se me cayó encima y la puerta del establodesapareció. Bajó por la colina y T.P. seguía forcejeando solo y volvió a caerse. Seguía riéndosepero yo no me podía parar y yo intenté levantarme y me caí y no me podía parar. Versh dijo.
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