cosquillas en la boca.«No quiero más». dijo Quentin. «Cómo van a dar una fiesta si la abuela está mala».«En el piso de abajo». dijo Caddy. «Ella puede asomarse al rellano a mirar. Es lo que piensohacer yo en cuanto me ponga el camisón».«Madre estaba llorando». dijo Quentin. «A que estaba llorando, Dilsey».«No me dé la lata, niño». dijo Dilsey. «Tengo que preparar la cena para toda esa gente encuanto ustedes acaben la suya».Un rato después hasta Jason había acabado de cenar y empezó a llorar.«Ahora le toca a usted». dijo Dilsey.«Llora todas las noches desde que la abuela se puso mala y no puede dormir con ella». dijoCaddy. «Llorica».«Me voy a chivar de ti». dijo Jason.Estaba llorando. «Ya te has chivado». dijo Caddy. «Ya no puedes chivarte de nada».«Lo que necesitan es irse a la cama». dijo Dilsey. Vino y me bajó y me limpió la cara y lasmanos con un paño húmedo. «A ver si puedes subirlos por la escalera de atrás sin hacer ruido,Versh. Usted, Jason, deje de llorar».«Es demasiado temprano para meternos en la cama». dijo Caddy. «Nunca nos acostamos tanpronto».«Esta noche, sí». dijo Dilsey. «Su papá dijo que subieran inmediatamente después de queacabasen de cenar. Ya lo han oído».«Ha dicho que hay que hacer lo que yo diga». dijo Caddy.«Yo no voy a hacer lo que tú digas». dijo Jason.«Pues tienes que hacerlo». dijo Caddy. «Vamos. Tenéis que hacer lo que yo diga».«Que se callen, Versh». dijo Dilsey. «Van a portarse bien, verdad».«Por qué tenemos que estar tan callados esta noche». dijo Caddy.«Su mamá no se encuentra bien». dijo Dilsey. .Ahora vayan todos con Versh».«Ya os dije que Madre estaba llorando». dijo Quentin. Versh me cogió en brazos y abrió lapuerta trasera del porche. Salimos y Versh cerró y la puerta se puso negra. Yo olía a Versh y losentía. «Ahora quedaros callados. Todavía no vamos a subir. El señor Jason dijo que subieraisenseguida. Dijo que me obedecierais. Yo no te voy a obedecer a ti. Dijo que a mí. Verdad, Quentin».Yo sentía la cabeza de Versh. Yo nos oía. «Verdad, Versh. Sí, claro. Y yo digo que vamos a salir unrato. Vamos». Versh abrió la puerta y salimos.Bajamos los escalones.«Creo que será mejor que bajemos a casa de Versh para no hacer ruido». dijo Caddy. Vershme puso en el suelo y Caddy me cogió de la mano y descendimos por el sendero de ladrillos.«Vamos». dijo Caddy. «Ya no está la rana. Se habrá ido dando saltos y ya estará en el jardín.A lo mejor encontramos otra». Roskus vino con los cubos de la leche. Siguió. Quentin no venía connosotros. Estaba sentado en la escalera de la cocina. Bajamos a casa de Versh. Me gustaba el olor dela casa de Versh. El fuego estaba encendido y T.P. estaba agachado en camisa, atizándolo.Entonces me levanté y T.P. me vistió y fuimos a la cocina y comimos. Dilsey estaba cantandoy yo empecé a llorar y ella se paró.«No dejes que se acerque a la casa». dijo Dilsey.«No podemos ir por ahí». dijo T.P.Jugamos en el arroyo.«No podemos ir por allí». dijo T.P. «Es que no sabe que mi mamá ha dicho que no».Dilsey estaba cantando en la cocina y yo empecé a llorar.«Cállese». dijo T.P. «Vamos. Bajaremos hasta el establo».Roskus estaba ordeñando en el establo. Estaba ordeñando con una mano y se quejaba.Algunos pájaros estaban sentados en la puerta del establo y le miraban. Uno de ellos vino y se pusoa comer con las vacas. Me puse a mirar cómo ordeñaba Roskus mientras que T.P echaba de comer aQueenie y a Prince. La ternera estaba en la pocilga. Se frotaba el morro contra la alambrada y
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