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En casa de Dilsey estaban llorando. Dilsey lloraba. Cuando Dilsey lloraba, Luster dijo,Cállense, y nos callamos y entonces yo empecé a llorar y Blue aulló debajo de las escaleras de lacocina. Entonces Dilsey se calló y nosotros nos callamos.«Ah». dijo Caddy. «Eso es de negros. Los blancos no tienen velatorios».«Mamá dijo que no se lo dijéramos, Frony». dijo Versh.«Que no nos dijerais qué». dijo Caddy.Dilsey lloraba y cuando aquello llegó hasta la casa yo empecé a llorar y Blue aulló debajo delas escaleras. Luster, dijo Frony desde la ventana, Bájalos al establo. No puedo guisar con tantobarullo. Y también al perro. Sácalos de aquí.No pienso bajar, dijo Luster. A lo mejor me encuentro allí a mi papá. Anoche lo vi agitandolos brazos en el establo.«Me gustaría saber por qué». dijo Frony. «Los blancos también se mueren. Su abuelita estátan muerta como lo estaría un negro, digo yo».«Se mueren los perros». dijo Caddy. «Y Nancy cuando se cayó a la zanja y le dio un tiroRoskus y vinieron los buitres y la desnudaron».Los huesos salían redondos de la zanja, donde estaban las zarzas oscuras dentro de la zanjanegra, hacia la luz de la luna, como si algunas figuras se hubiesen parado. Entonces se pararon todasy estaba oscuro y cuando yo me paré para volver a empezar oí a Madre y unos pies que caminabanmuy deprisa y lo olí. Entonces vino la habitación pero se me cerraron los ojos. No me paré. Yo loolía. T.P. me aflojó las ropas de la cama.«Cállese». dijo. «Shhhhhh».Pero yo lo olía. T.P. me levantó y me puso la ropa muy deprisa.«Cállese, Benjy». dijo. «Nos vamos a nuestra casa. Verdad que quiere ir a nuestra casa, conFrony. Cállese. Shhh».Me ató los zapatos y me puso la gorra y salimos. Había una luz en el vestíbulo. Al otro ladodel vestíbulo oíamos a Madre.«Shhhhh, Benjy». dijo T.P. «Enseguida salimos».Se abrió una puerta y yo lo olía más que nunca v salió una cabeza. No era Padre. Padre estabaenfermo allí dentro.«Es que no puedes sacarlo de la casa».«Eso vamos a hacer». dijo T.P. Dilsey subió por las escaleras.«Cállese». dijo. «Cállese. Bájale a la casa, T.P. Frony le está preparando una cama. Cuidadtodos de él. Cállese, Benjy. Vaya con T.P.».Ella se fue hacia donde oíamos a Madre. «Que se quede allí». No era Padre. Cerró la puerta,pero yo todavía lo olía.Bajamos por las escaleras. Las escaleras bajaban hasta la oscuridad y T.P. me cogió de lamano y salimos por la puerta, fuera de la oscuridad. Dan estaba sentado en el patio trasero aullando.«Lo ha olido». dijo T.P. «También usted se enteró así».Bajamos por las escaleras, hacia donde estaban nuestras sombras.«Se me ha olvidado su abrigo». dijo T.P. «Tendría que ponérselo. Pero no voy a volver».Dan aulló.«Cállese ahora». dijo T.P. Nuestras sombras se movieron, pero la sombra de Dan no se movíaexcepto cuando se ponía a aullar.«No puedo llevarlo a la casa si berrea de esta manera». dijo T.P. «Antes de ponérsele esa vozde sapo ya berreaba lo suyo. Vamos».Fuimos andando por el sendero de ladrillos, con nuestras sombras. La pocilga olía como loscerdos. La vaca estaba en el cercado mirándonos mien¬t ras rumiaba. Dan aulló.«Va a despertar a todo el pueblo». dijo T.P. «Es que no se va a callar usted nunca».Vimos a Fancy comiendo junto al arroyo. La luna brillaba sobre el agua cuando llegamos allí.«No, señor». dijo T.P. «Estamos demasiado cerca. No podemos pararnos aquí. Vamos. Pero,fíjese. Se ha mojado toda la pierna. Vamos, venga». Dan aulló.La zanja salió de la hierba susurrante. Los huesos salían redondos de las zarzas negras.

El Ruido Y La Furia William FaulknerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora