Tentación.

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  ¿Que voy a hacer? Se preguntaba una y otra vez mientras caminaba hacia la puerta de la castaña. Es decir, se iba a arrastrar ente ella, por favor, tan solo era una chica más. Y aunque esto último no fuera cierto, la única verdad era que lo estaba volviendo loco. Hace una semana llevó todas sus cosa a otro cuarto de la torre, y solo iba por las noches, se metía en su cama y dormía con él sin dejar que le tocara ni un pelo.

Cerró los ojos, respiró hondo y se paró delante de la puerta de la habitación disponiéndose a llamar, pero una perfecta figura, con su pelo largo de leona se le adelantó abriendo antes que él.

-¿Que haces? -Pregunta con una sonrisa de dormida.

-No podía dormir..

-¿Y? -rió- ¿Venías que yo te leyera un cuento?

Draco la miró a los ojos, había algo en ella que lo enloquecia, algo que lo impulsaba a besarla, abrazarla, quererla y protegerla. Ella le cogió el rostro al ver que el rubio se perdía en sus pensamientos, él baja la mirada hacia su pecho. La tela de su pijama era tan fina que aparentaba ser transparente, sus senos se pronunciaban debajo de ella haciendo que él se estremeciera.

-Malfoy, ¿estás ahí?

-Granger..- La toma entre sus brazos y desliza una de las tiras de su pijama.

-¿Que?

Murmuró ella rozado sus labios con los de él, Draco pegó su cuerpo al de ella, dejándola saber lo encendido y dispuesto que estaba. Y Hermione, vencida por verlo así de dispuesto, con el pelo revuelto, el torso al aire, y esa mirada gris, lo entró de un tirón al cuarto.

-¡Ah! -Se oye un grito desde fuera.

Entonces los dos salen disparados por el grito que se había producido en la Sala Común, y ven a Nott que también bajaba por las escaleras que daban a su habitación. En el suelo se encontraba un Louis Sparks tumbado en el suelo, con toda la cara chamuscada y un libro de hechizos avanzados a su lado.

Los otros tres nada más rodaron los ojos, no era la primera ves que le pasaba esto. La castaña hizo un pequeño gesto con su varita y todo el desastre se ordenó solo. Excepto la cara chamuscada de Sparks, eso ya se lo arreglaría el mismo. No era un chico feo, más bien serçia el chico perfecto de cualquier chica, alto, moreno, ojos azules de infarto. Pero se escondía tras esas gafas de pasta y sus libros.

-¿No puedes hacer esas cosas a unas horas más normales? -Preguntó Draco molesto.

-Lo siento.

Y así Nott se volvió con paso soñoliento hacía su habitación y Louis igual, quedando Hermione y Draco de nuevo solos, mirandose fijamente, un momento que parecía no terminar jamás.

-Que duermas bien- Dijo finalmente el rubio besandole la frente.

-Malfoy... -se acerca a su oído- En verdad tenía ganas.

Y procede a besas su oreja, el cuerpo de Draco se estremece, mandando impulsos eléctricos y calientes hacia su entrepierna. Se dirige de nuevo a su cuarto girándose a mirarlo a cada paso.

-Buenas noches, Draquito.

Sonríe y se mete en su cuarto dejándolo fuera, cuando Draco escucha como ella cierra la puerta con llave dejándolo como un tonto allí parado.

-o-

La mañana siguiente, sábado, el sol da de lleno a la cada de Hermione, que abre los ojos con pereza y escucha unos sonidos que provenían de fuera. Entonces, con movimientos torpes se levanta y se acerca a la puerta para asomar la cabeza. Y ahí ve a Blaise Zabinni, Theo Nott, Y Draco malfoy riendo a carcajadas entre ellos. ¿Era preciso a estas horas de la mañana? Era lo único en lo que pensaba la castaña.

Hace mucho calor, Draco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora