Sentimientos, primera parte.

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 Draco se encontraba sentado, apoyado sobre el sofá del salón, con la mirada perdida y removiéndose inquietamente con cuidado de no despertar a la castaña que ahora dormía en sus brazos. Nunca antes he sentido algo como esto ¿Como puede ser que sienta tanto por ella y ella no? No es posible.... Parecía que una gran batalla se estaba librando en su interior.


Se escucha sonar el timbre, están llamando a la puerta. Pero eso él no lo sabe, por lo que da un salto con el que casi cae al suelo, maldiciendo por lo bajo. Oye una pequeña voz procedente desde afuera, y entonces si que se dirige a la puerta. Luego entra acompañado una muchacha rubia, tan sonriente como de costumbre.

-Herms, Herms -Pronuncia con su suave voz - Despierta.

Hermione abre los ojos perezosamente y se revuelve un poco por el sofá. Pero cuando la ve es como un acto reflejo, se incorpora sonriendo de lado a lado y salta a su cuello, riendo como niñas pequeñas.


-¡Luna! -Se separan -¿Cuando has llegado?


-Ahora mismo, me ha abierto Malfoy.


-¡Genial! ¿Estás cansada? Deberías descansar un rato. -Finalizó seriamente.


-Vale.. - Añadió como niña pequeña. -¿Cual es mi cuarto?


La castaña se colocó bien la ropa que llevaba y se incorporó, haciendo que Luna la siguiera por las escaleras hasta señalarle la puerta que se encontraba al fondo, al lado de la ventana del pasillo. Ella sonrió dulcemente y se metió en su habitación al mismo tiempo que Nott salía de la suya. Saludo a Hermione con un 'Buenos días' y bajó las escaleras.


-Tenemos hambre -Exclamaron los Slytherin nada más se asomó por las escaleras.


-Pues comed.


-No hay comida -refunfuñó Draco.


-Pues iremos a hacer la compra y después cocinaremos algo - sentenció divertida.


-¿Hacer la.. que?


-¿Cocinar?


La morena estalló en carcajadas, pero como pudo les dijo que se fueran a cambiar, que ella haría lo mismo. En diez minutos, que era el tiempo acordado ninguno de lo dos estaba ya en el salón, así que decidió ir a buscarles. Cuando llegó a la planta de arriba casi choca con Theo, que le sonrió y bajó las escaleras. Iba bastante bien vestido, después de todo esperaba que le costase más eso de la ropa muggle.


Se acercó al cuarto de Draco, en cambio, después de llamar a la puerta nadie respondió, por lo que decidió entrar. Ante ella y maldiciendo cosas inaudibles, se encontraba el rubio sin camiseta, con unos jeans negros y a punto de ponerse una de sus camisas negras.


-Si te pones eso, conmigo no sales de casa. -rió la castaña sobresaltandolo.


-Nunca te había molestado mi forma de vestir. -Añadió acercándose a ella mientras le daba un beso burlón.- Aunque ahora entiendo porque siempre termino si ropa cuando estás tú, no te gustan mis camisas.


-Anda, ponte esto -Dijo mientras le pasaba una camiseta gris de manga corta.


Este se la puso sin rechistar, mirándose al espejo de pie que se alzaba ante él. La camiseta le quedaba perfecta, se ajustaba perfectamente a sus músculos, por lo que Hermione tuvo que morderse los labios. Pero él se la quedó mirando expectante.


-¿Que pasa?


-¿Y ahora que me pongo encima?- dudó el rubio.


-Nada.

Hace mucho calor, Draco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora