XIX - Días de verano

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Aún recuerdo ese verano, ese mítico verano de mis diecisiete años. Esa época, en la que no sabía nada sobre la vida. Ese verano, que me hizo odiar todos lo veranos que me quedaban por vivir...

-Pues, esta es mi casa.

-¿Aquí nos quedaremos esta semana?

-Si, hay habitaciones de sobra. Antes vivían mis abuelos, con sus hermanos e hijos. Pero, se fueron independizando, y nos la hemos quedado mis padres y dos hermanos de mi padre, que viven con sus familias también.

-Que familia mas grande.

-Si, bueno. Como todas supongo. ¿Entramos?

-Vale.

Giro la llave, y la puerta cede ante nosotros. Una gran puerta de madera, que hizo mi bisabuelo a mano. Y que todavía, sesenta años después, sigue intacta.

Al entrar, al fondo queda el salón, y aquí, un pequeño recibidor. Todo está igual que cuando me fui. 

-¿Donde dejo las maletas?

-Aquí mismo, yo las subiré. 

-¿No molestarán?

-No hay nadie en casa. Todos están fuera, trabajando, o de vacaciones. 

-Eso es genial. 

-Si. Bueno, te enseñaré la casa...

                                                                               *     *     *

-Vale, esta será tu habitación durante la semana. Ahí tienes el armario, el escritorio, y aquella puerta del fondo da a un cuarto de baño. Suele haber toallas y papel en el armario que hay bajo el lavabo. Si falta algo, dimelo, y te lo subo.

-Vale. Dejo mis cosas y continuamos.- Me está haciendo un "tour" por su casa.

-No nos queda mucho, solo mi habitación. 

-En ese caso, ordenaré mi ropa mas tarde.

-Bien, mi habitación es la puerta de enfrente.- Abre la puerta.

-¿Esta es tu habitación?- Es una habitación impresionante. Un escritorio al fondo. Una cama pegada a la puerta. Sobre el cabecero, descansan, enmarcados, unas cintas de diversos colores desde el amarillo hasta el negro. El resto, son estanterías, llenas hasta los topes, de libros-. Simplemente, impresionante. 

-Gracias, pero, esto no es nada.

-¿Nada?- Salimos de su habitación. Lleva una caja en brazos. Pensaba que la iba a dejar en su habitación.

Me dirige por los laberínticos pasillos de la casa, hasta llegar a una habitación, al fondo de un pasillo. Saca una llave de su bolsillo, y abre la puerta.

-Este Alicia, es mi lugar sagrado. Eres la única que ha entrado aquí, a parte de mí, en setenta años.- ¿Setenta años? ¿Que está diciendo?- Perteneció a mi bisabuelo, del cual he heredado casi el 80% de los libros, y ahora, me pertenece. 

Abre la puerta. Es como una biblioteca. Llena de estanterías y libros. Al fondo de la sala, únicamente, una silla antigua, acorde a una mesa antigua, y un flexo. El resto, estanterías hasta el techo llenas de libros, exceptuando una, al fondo, la cual está vacía.

-¿Y esa estantería? 

-¿Ves esa primera?

-Si.

-Tiene la colección completa de las novelas de sir Arthur Conan Doyle, desde "Las aventuras de Sherlock Holmes", hasta el "Valle del terror". 

-Vale, pero, la vacía es para...

Mi vida como estudianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora