II

5.3K 418 44
                                    



Penny aparcó frente al lugar en el que había quedado con Jason Davis y suspiró, nerviosa. Sus manos comenzaron a sudar y de repente volvió a pensar en salir huyendo de allí y no contestar ningún otro de sus mensajes. Era obvio que se había vuelto loca y esperó hasta ese momento solo para darse cuenta.

No creía que ningún Henderson estuviera entre las personas favoritas de Jason Davis en ese preciso momento. ¡Si ni siquiera le había dado la mano dos días atrás! Solo fue agradable por mensajes de texto porque no sabía quién era, pero a Penny le aterraba su reacción cuando la reconociera. Y si no la recordaba, de todas formas tendría que decirle quien era tarde o temprano, o de dónde había sacado su número.

Un par de bromas era una cosa, pero sabía que no podría llevarlo más lejos.

Como si el universo intentara darle el mensaje de que aquella era su última oportunidad de huir, recibió un mensaje de texto y sus nervios se volvieron locos. Sabía que era él.

►Estoy esperando, puntual, como prometí, chica linda y misteriosa.

►No vayas a plantarme.

¡Oh, por Dios! Estaba ahí. ¿Qué haría si él se enojaba? ¿O si no quería hablar con ella? O peor aún, ¿si pensaba que era una loca maniática y acosadora por la forma en la que había conseguido su número y la acusaba con la policía?

No estaba segura de que el corazón de su padre pudiera aguantar eso y Penny sabía que debían guardar reservas para cuando se enterara de lo de Brett.

En la cabeza de alguien normal eso habría sonado como razones muy válidas para marcharse, pero Penny en cambio respiró profundo y salió del auto intentando mentalizarse para detener la sudoración de sus manos. Desde fuera podía notar que era un lugar muy agradable, no bonito, pero agradable. No era el tipo de sitio que ella visitaría en una salida de amigas, menos en una cita, pero de todos modos no solía visitar bares, así que probablemente cualquier cosa estaría bien para ella.

Al entrar en el local no tuvo que esforzarse mucho para encontrarlo. Jason estaba sentado a tres mesas de la entrada y por fortuna de espalda, lo que le otorgaba la oportunidad de respirar profundo e intentar controlar los acelerados latidos de su corazón.

Sus pies la traicionaron, negándose en rotundo a efectuar algún movimiento, así que tomó su celular y escribió:

Estoy justo detrás de ti. ◄

Los segundos que pasaron antes de que el teléfono de él se encendiera y Penny lo viera tomarlo, parecieron eternos. Cuando por fin él leyó el mensaje y giró en su dirección, ella pudo experimentar a detalle cómo su respiración se detenía por unos segundos.

Los ojos de Jason se fijaron en ella y se abrieron un poco con sorpresa. Obviamente la había reconocido. Pero, contrario a lo que esperaba, él se puso de pie y le extendió la mano intentando enmascarar su expresión de desconcierto con una sonrisa, era demasiado evidente que ella era la última persona que esperaba encontrarse allí.

Bien, Penny, huye antes de que recuerde que tu hermano embarazó a su hermana y comience a lanzar espuma por la boca.

Penny hizo un gran trabajo ignorando sus propios pensamientos e intentó sonreír y evitar que él notara el temblor de su mano mientras se la agitaba; se sintió ridícula, pequeña en más de un sentido. Aquel hombre era mucho más apuesto de lo que recordaba, y allí estaba ella, diminuta, escuálida e invisible asistiendo a una cita con alguien que en persona no la miró dos veces.

Estaba pensando en cómo escapar de aquella incómoda situación, cuando él habló:

—Yo... Hola. ¿Penny Henderson, cierto? Sí me habías dicho tu nombre, después de todo.

Y Ahora ¿Qué digo?   (YAQH 1.5) (Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora