Penny miró su galleta de la fortuna y gruñó antes de lanzar una mirada de fastidio en dirección a la cocina, el lugar hacia donde había visto a Owen pasar hacía algunos minutos. Agradecía que él no hubiera intentado quedarse con ellos porque no quería verlo, y por alguna razón tampoco quería que estuviera allí cuando Jason llegara.
Se preguntó por cuarta vez si quizá debería marcharse, después de todo, aquella era la casa de los padres de Owen y él tenía todo el derecho del mundo a estar allí, ella solo era la amiga de Allyson.
— ¿Y tú, Penny?
— ¿Eh?
— ¿Qué dice tu galleta? —preguntó Allyson.
—''Cuida tus espaldas... Cosas malas están por suceder. ''—leyó.
—Al parecer la galleta de Penny la odia —bromeó Tyler.
Todos comenzaron a reír y Penny río con ellos. Tal vez hubiera sido bueno que la galleta le dijera eso algunos minutos atrás, cuando Owen, el indiscutible portador de su mala suerte, aún no había llegado.
Tomó su teléfono y envió un mensaje a Jason.
Mi fortuna apesta, espero que la tuya sea mejor.◄
No recibió respuesta, así que Penny imaginó que debía seguir ocupado en cualquiera que fuera esa cosa que parecía amenazar con volverlo loco. Sonrió y volvió a prestar atención a sus amigos, justo a tiempo para que su mirada chocara, solo por un segundo, con los ojos de Owen fijos en ella.
¡Ay, carajo, ya quería irse de allí!
Quizá podía esperar un poco más, hasta que Jason llegara, después de todo, ya pasaban de las ocho de la noche. Unos minutos más, unos minutos menos... Mientras Owen no se acercara y la obligara a golpearlo, todo estaría bien. Él no se atrevería a acercarse, no con Allyson y los demás allí.
Sintiéndose un poco más confiada con aquel pensamiento, Penny se olvidó de que Owen estaba a escasos metros de distancia, seguramente arriba en su habitación, y volvió a divertirse con los chicos. Aceptó otra lata de cerveza que Ella le ofreció y luego otra y otra, al cabo de una hora estaba tan relajada como el alcohol le permitía estarlo.
Ni siquiera recordaba donde había dejado su teléfono, aunque lo tuvo con ella todo el tiempo y no se había movido de allí desde que recordaba haberlo usado. ¿Qué importaba? Aquella era la casa de Allyson, había recuperado todo lo que perdió allí, excepto su virginidad, pero eso era algo en lo que no quería pensar en ese momento, bajo las influencias del alcohol.
—¿Dónde vas, Penny? —le preguntó Allyson, al verla levantarse tambaleante del sofá.
—Voy a hacer pipí —susurró, aunque igual todo el mundo pudo escucharla—. Y no necesito su ayuda, porque todos ustedes están más ebrios que yo.
—No discutiremos eso —gritó Paul.
Penny esperaba no estar hablando al mismo tono que lo hacían sus amigos. Caminó hasta el baño cantando una canción que no recordaba conocer. Hizo pipí, luego se lavó la cara para intentar disipar la borrachera y se recogió el pelo para no lucir desarreglada cuando llegara Jason. Sonrió como tonta frente al espejo, esperaba lucir tan perfecta como una borracha podía porque él siempre se veía fantástico, no importaba lo que usara o si estaba desnudo, despeinado, sudado...
Apartó esas ideas de su cabeza y respiró profundo antes de salir del baño. Hacer pipí realmente la ayudaba a sentirse un poco menos ebria.
Se sorprendió al salir del cuarto de baño y encontrase con Owen de pie contra la pared. Penny quiso darse la vuelta, pero no tenía sentido volver a encerrarse ahí dentro, así que tomó todo el valor que poseía, intentó sacudir su cerebro de todo el alcohol en el que estaba sumergido y se cruzó de brazos.
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Chick-LitLas locuras nunca han sido lo de Penny, al contrario, si alguien le pidiera describirse en tres palabras estas serían: Calmada, Juiciosa y Metódica. Siempre y cuando Jason Davis no aparezca en la escena. Desde que lo vio la primera vez todo ha sido...