Capítulo I

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Habían pasado cerca de dos años desde la presentación de Albert como el Tio Abuelo William, todos como integrantes de la familia Andley decidió su camino, sobretodo Candy, que pese a la tía abuela, le pidió a Albert que la dejara continuar con su carrera, la antes dulce e inocente chiquilla, ahora era una bella, curvilínea y maravillosa mujer.

Alrededor de los dos años que habían transcurrido, no era extraño que desapareciera por algunas horas de la mansión para pensar, pero un día de tantos, los habitantes de la mansión se preocuparon al ver que no había vuelto; ya era medianoche y no llegaba, por lo que la familia estaba alerta al portal de las rosas para que en cuanto apareciera, retarla por no avisar a dónde se dirigía después del trabajo aunque eso nunca sucedió.

Al notar esto, Albert, Annie, George y Archie se lanzaron a buscarla en el primer lugar que se le ocurrió; Archie estaba furibundo, daba vueltas en el portal de piedra donde conoció a Candy, la había buscado en todos los portales, en el tercer piso de la mansión, en el bosque y nada.

- ¡Tonta, tonta, tonta! ¿Cómo te atreviste a engañarme? Fui muy estúpido, me tenías encantado, pero ¿qué te pasó? ¿Qué pasó? Estaba Elisa, pero no cerca, nadie estaba hablando en secreto, ¿qué pasó? ¿Por qué te fuiste? ¿A dónde te fuiste? No puedo darme por vencido, no puedo hacerlo, tengo que seguir, debo analizar lo que pasó: estabas con la Tía abuela, después con Patty, después recibiste una llamada, te pusiste nerviosa, tomaste una copa, pretextaste jaqueca y después ya no te vimos más, hasta que escuché un ruido en el jardín, donde Puppet se cayó del árbol, eso es normal. ¿Qué pudieron haberte dicho en la llamada? Eso es, George, ¿de dónde le llamaron? Dime el nombre del lugar – le exigió saber.

- Le llamaron desde Nueva York, el hospital le llamó con extrema urgencia – respondió rápidamente sin preguntar a quién se refería.

- ¡El hospital...! - susurró.

- Sí, ¿sucede algo? ¿La ha encontrado joven Archie? – cuestionó el castaño rápidamente.

- No George, debemos darnos prisa, ve al hospital y pregunta por ella, quizás allá sepan algo – le pidió a modo de súplica.

- Si Archie, iré de inmediato – respondió el castaño.

- ¡Te encontraremos! – resolvió el chico y salió rumbo al hospital para alcanzar a George.

Horas después, George no había conseguido alguna respuesta en cuanto a donde se dirigía Candy, así que al darse la vuelta para irse del hospital una enfermera lo detuvo.

- ¡Hola! ¿Por que busca a Candy? – cuestionó una enfermera que había escuchado todo.

- Soy George Johnson, Candy es mi amiga y su familia la espera desde ayer – informó el castaño preocupado.

- ¡Ah Candy... tan boba! Creo que debería ir al puerto de Nueva York si es que aún quiere alcanzarla. sugirió la chica dándole una palmada en el hombro.

- El puerto, ¿qué hace en Nueva York? – cuestionó el hombre a la enfermera.

- Sólo le puedo decir eso, lo siento, ahora si me disculpa debo hacer mi ronda – comentó ella entusiasta.

- Gracias, ¿qué puede estar haciendo en Nueva York? – se preguntaba George mientras caminada a la salida del hospital.

- ¡George! – lo llamó Archie.

- Joven Archie, no pude obtener información, solo una compañera de Candy me dijo que fuéramos al puerto en Nueva York – le informó tácitamente.

- A Nueva York, ¿qué quiere decir con eso? – reclama al castaño claro.

- No lo sé joven Archie, pero creo que deberíamos dirigirnos hacia allá, quizás aún podamos alcanzarla – sugiere George al ver el rostro impávido de Archie.

- Bueno, vamos con Albert, debemos darnos prisa – lo apuró y subiendo al auto se encaminaron hacia la mansión.

- Por supuesto – Archie lo siguió hacia el auto.

Más tarde en la Mansión de Chicago, Archie y George llegaban hasta la biblioteca donde con el último aliento le avisaron a Albert de lo acontecido.

- Albert, Albert deprisa, Dorothy aprisa prepara equipaje para todos, ayuda a Annie – Archie daba indicaciones.

- ¿Qué pasa Archie? – preguntó Albert al ver a su sobrino tan acelerado.

- ¡Es Candy, se ha ido a Nueva York! – le gritó dejando a todos desconcertados.

Enfermera de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora