Capítulo VII

347 34 7
                                    

Inicio del flash back

En un parque de la Ciudad de Nueva york se encontraba un chico de apenas unos 25 años deambulando por los senderos que llevaban a una de las fuentes más tranquilas del parque, cuando estaba por dar la vuelta a través el ultimo sendero, se dio cuenta que la fuente que era a últimas fechas su mejor lugar para pensar era invadido por una figura que a él se le hacía un tanto molesta. Al ver que no tenía intención de moverse nunca, comenzó a darse la vuelta cuando escuchó.

- ¡Candice White Andley, es una cabezota! ¡AAAAyyyy! – dijo Candy, haciéndole sonreír por tan simpática exclamación y cayendo en cuenta de que era una chica, que por cierto conocía.

- ¿Candy, eres tú? – le preguntó haciendo que la chica diera un brinquito hacia adelante, maldijera al cielo y bajara los brazos al tiempo que lo hacía con la cabeza.

- Eh...Terry, ¿qué haces aquí? – le preguntó saliendo de sus pensamientos rápidamente.

- Vivo cerca, no puedo creerlo, mmmm el Ele...¿Archie no está por aquí? – volteó hacia todos lados no viendo a nadie por ahí.

- ¿Por qué habría de estarlo? Vine sola – replicó la rubia no interesándole la suposición.

- ¿Aquí... a Nueva York? – pregunto Terry atento a lo que decía ella.

- Sí...¿ por qué no he de venir a Nueva York sola? – cuestionó Candy enfurecida.

- Pues no sé, supongo que esta ciudad no te trae buenos recuerdos – infirió él.

- Vamos Terry, ya somos mayores y algunas cosas pronto se olvidan – le dijo mientras le daba una palmada en el hombro.

- ¿Ya lo olvidaste? – cuestionó él profundamente ofendido, ya que a él le era difícil olvidarlo por completo.

- Tengo que irme, no me había dado cuenta de la hora y en la mansión se preocuparán – advirtió ella observando su reloj, el cual no existía.

- ¿Vienes con alguien? – preguntó él ya que en un inicio le había aclarado que venía sola.

- Iré a la estación por Albert – pero Candy también cayo en cuenta de ello.

- Querrás decir el tío abuelo William – sonrió y comentó con sorna.

- Así que ya lo sabes, pues sí, ahora si me disculpas – ella se despidió rápidamente sin darle tiempo a nada, huyendo de él antes de que la bombardeara de preguntas nuevamente.

- Espera Candy, déjame acompañarte – se ofreció ya que ante todo era un caballero y no podría dejarla sola.

- Será mejor que me vaya, se me hace tarde – emprendió un apresurado andar sin dar tiempo a contestar ni mucho menos a entablar una comunicación con el castaño.

- ¿No puedes ir sola? – corre hasta ella.

- No soy una niña pequeña Terry, además creo que Susana debe estar esperándote – sí, era un golpe bajo; pero en ese momento lo necesitaba.

- No... no está en Nueva York, salió con su madre al campo – mintió Terry, lo que en ese momento no quería era pensar en Susana... otra vez.

- Bueno Terry si me disculpas – Candy aprovechó la distracción de Terry para volver a huir, por lo que pasó debajo de su brazo y corrió apresuradamente.

Enfermera de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora