- ¡Ay mi amor! Te amo más que siempre...! ¿Cuántos meses tendrás? Digo porque yo recuerdo que sólo hicimos dos veces el amor...bueno aunque el amor también lo hicimos dos días completos, cuando nos desaparecimos y nos fuimos a Lakewood, oh si Lakewood, fue maravilloso, te tuve no sólo dos días sino una semana, una semana para mí como cuando perdí la memoria y el tiempo...jajajaja, si George no nos hubiera descubierto la pena sería mayor, pobre George y Candy que hasta se empequeñeció de la pena... ¡Wilson! – lo llamó urgentemente sin tomar en cuenta a quien le había pegado en las narices cuando la puerta se abrió abruptamente.
- Sí señor – respondió el hombre enérgicamente.
- Haz pastel de chocolate...de pronto se me ha antojado. Llama a Terry que venga a cenar con nosotros, es más dile que celebraremos – le pidió muy alegre.
- ¿Qué es lo que celebraremos, señor William? – cuestionó él.
- ¡Que soy profundamente feliz! – Albert le dio un gran abrazo y respondió efusivamente.
- ¿Feliz...? – sonrió Wilson, William no estaba feliz sino más allá de ese concepto.
- Sí, soy muy feliz – respondió Albert viendo el atardecer de ese día.
- Esta seguro que ¿no pasó nada? – cuestiono Wilson preocupado.
- Nada de qué preocuparte...es más yo mismo iré verle. ¡Hola Terry! En una hora cenaremos, ¿verdad Wilson?
- No, necesitaré más de una hora señor William – confirmo el pobre hombre.
- Bueno, mejor que él te diga a qué hora, pero celebraremos – le dio un apretón de hombros y se alejó de ahí tarareando la canción favorita de Candy.
- Gracias por el aviso personal, pero Wilson pudo habérmelo dicho – respondió el al ver el rostro demasiado alegre para su gusto.
- Bueno quise hacerlo yo mismo, ven a brindar conmigo, celebremos – lo invitó antes de entrar a su camarote.
- ¿Qué vamos a celebrar? – cuestionó Terry lo que ya sabía.
- ¿Qué vamos a la mitad del viaje? ¿No se te hace una buena noticia? – Albert prefirió ocultar la verdadera razón, no debía decirle nada aún y menos sin el permiso de Candy.
- Pues en realidad no, más bien parece que alguien te dio una noticia como por ejemplo, que eres padre o algo así – eso le sacó una gran sonrisa a Albert, pero también le extrañó.
- Para nada Terry, solo quiero un motivo para celebrar, estamos a medio camino de llegar a Candy, eso no te parece fabuloso – le respondió a Terry, muy sabio.
- Sí, otro poco y llegamos a Londres, sólo nos faltan 15 días más y nos encontraremos con Londres en guerra – rebatió disgustado Terry.
- ¿No has leído los periódicos? La guerra no está en Londres sino en Francia, anda Terry no seas quisquilloso y brinda con nosotros – resolvió Albert sirviendo otras dos copas de whiskey.
- Está bien y supongo que cenaremos después – susurró Terry.
- Por supuesto – respondió y agradeció Albert.
La cena fue estupenda, hacia un buen tiempo que Albert no se portaba así con Terry, habían pasado tres semanas en las que apenas y habían conversado un par de horas, ahora el rubio irradiaba felicidad algo que al castaño le parecía extraño, muy entrada la madrugada ambos se fueron a dormir. Al otro día, Albert se había levantado un poco tarde, como pudo se vistió y salió de su camarote para ir al telégrafo.
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Enfermera de Guerra
RomanceESTA HISTORIA COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL SON DE MI TOTAL AUTORIA, NO DE DOMINIO PUBLICO COMO ESTA ESTIPULADO, SI HAY ALGUNA DUDA, PUEDEN CONTACTARME Una obligación se había convertido en un asunto sin importancia, la lejanía de un amor en des...