Secreto

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Tan solo habían pasado un par de días y las cosas estaban igual -dentro de lo que cabe- y es que para ellos las cosas habían quedado muy claras ante la negativa del destino por no permitirles demostrar de manera totalmente abierta sus sentimientos... los cuales no eran claros ni siquiera para ellos.

No podía sostener la vista por mucho tiempo, no debía ni tenía por qué sucumbir de nueva cuenta ante los profundos ojos negros de Ace, y gracias al cielo él no hacía nada para repetir sus anteriores acciones. Trataba de entablar conversación normalmente con él y mantener la sensatez de que estaba bien dejar las cosas así.

Solo debían aparentar que nada había pasado y dejar todo en el olvido, pero no, los nuevos sentimientos que estaban experimentando los dejaban ver otra situación muy distinta. Por eso esta noche terminaron de esa manera, dándose la espalda.

El enfado no lo dejaba dormir, prendía y apagaba una pequeña llama en su dedo índice sin importarle que pudiera molestar a su compañera, después de todo, estaba dormida. Lo sabía porque podía escucharla pronunciar los nombres de varias personas entre quejidos; tenía razón si hablaba dormida y esta era la segunda vez que la escuchaba.

Se dio la vuelta para verla, ya ni siquiera le daba la espalda, estaba mal arropada y con una expresión graciosa en su rostro. « ¿Cómo terminaron las cosas así?» pensó al verla. Esa misma mañana se le ocurrió la gran idea de ir con los hombres de Gilan paras su molestia. Recordó reclamarle y decirle que no lo hiciera después de lo que había pasado, obviamente la chica hizo caso omiso al moreno, quien se enfado fuertemente.

Para cuando Ace volvió caída la noche ella estaba ahí, no se molestó en dirigirle la palabra así que simplemente la ignoró, después de todo ella siempre hacía lo mismo con las advertencias que este le daba. Así que ambos terminaron molestos y durmiendo a contrarias... vaya giro de las cosas.

La mañana se anunciaba con un fuerte aguacero, recorrió el lugar con la vista... ya suponía que no lo encontraría ahí y posiblemente no lo vería hasta la hora de dormir. Tomó calmadamente el desayuno, no le sabía igual si él no estaba ahí.

Se vistió y salió con cuidado de la choza para dirigirse hacia donde se encontraba Gilan y sus hombres, no era que tuviera grandes deseos de ir ni mucho menos pero también estaba molesta por la actitud de Ace, así que esa era una buena manera de vengarse.

Tuvo que pasar por donde se encontraba Muchi y donde muy de seguro estaba Ace, escuchó cuchichear algunos hombres que se asomaban desde arriba, no les prestó importancia y siguió su camino. Las miradas se posaron discretamente sobre el más joven.

-No pensé que las cosas estuvieras así de mal -dijo escuetamente Muchi.

-En realidad lucen peor de lo que son -respondió Ace.

-Ambos son muy aferrados a sus ideologías, es normal.

-Que haga lo que quiera, al fin de cuentas siempre es así -bramó Ace haciendo reír al gran hombre.

-Bebamos un poco, así olvidaras todo.

-No gracias, es muy temprano aun.

-Hay mucho Sake por si cambias de opinión.

Cuanto más pasaba el tiempo más se crispaban sus nervios ¿Qué tanto hacía con ellos? ¿Por qué seguía tratándolos de igual manera sabiendo que solo se aprovechaban de ella? Aun mejor ¿Por qué estaba tomándose el asunto tan apecho? Preguntas como esas le rondaban en su mente una y otra vez sin poder encontrar una respuesta en concreto.

El golpe sonoro contra el marco de la puerta lo sacó de sus pensamientos, era ella y lucia muy agitada.

-Por ningún motivo salgan...los marinos se acercan. Yo iré a detenerlos - Ordenó Bellany.

La Sangre Del Rey No ha MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora