Prácticas en cubierta, lazos de sangre que no mienten

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Como de costumbre el alboroto diurno por las prácticas se hacía presente, estaban más o menos por la cuarta ronda, donde los hombres de la tercera división llevaban la delantera por 4 victorias sobre el segundo lugar (la segunda división).

Grey sentado junto algunos hombres observaba muy emocionado las peleas; ya tenía mucho tiempo sin ser partícipe de ellas, pues el último medio año lo había pasado viajando con Luffy. Siempre era muy interesante todo lo que envolvían esas prácticas, y si se atrevía a presumir, estaba entre los 50 mejores de la tripulación.

Sus ojos brillaban con ímpetu ante los salvajes movimientos de los hombres, donde cada encuentro distaba de ser meramente amistoso, de hecho, muchos habían salido gravemente heridos en los combates. Tenían un dicho: si no soportas el calor, no entres a la cocina. Así que cualquiera que estuviera dispuesto a sacrificar el físico y más, era bienvenido a las prácticas de cubierta.

El decimo sexto combate había concluido, los espectadores soltaron un alarido para el vencedor de la séptima división. Alguien de la primera dio un paso al frente, esperando a un retador para poder iniciar con la ronda.

-Vamos ¿Quién quiere pelear conmigo? –dijo el contrincante.

-¡Que pase el chico nuevo! –gritó alguien de los que estaba sentado junto a Gray.

-¡No! –se apresuró a contestar el de ojos grises.

-Dijiste que parecía divertido… además, a juzgar por tu físico, no creo que seas un inexperto total.

-Sí, pero…

-¡Padre! ¿Verdad que Gray puede participar en las prácticas? –Preguntó el mismo hombre que lo había propuesto.

Shirohige clavó su vista en el joven moreno, quien al sentir la fija mirada se encogió de hombros. Tras unos segundos de silencio el capitán se echó a reír y habló claramente.

-Si el chiquillo está de acuerdo, entonces que así sea.

-Lo ves Gray ¿Qué dices?

Y como de costumbre en esos últimos días, todas las miradas se posaron en él, incluida la de su joven padre, quien estaba sentado al lado de Marco. Con solo esos dos pares de ojos esperando su decisión no podía decir que no, quedaría como un cobarde y eso no estaba dentro de las impresiones que deseaba dejar en Ace.

Respiró hondo y se puso de pie lentamente, todos sonrieron y siguieron al menor hasta el centro del campo de batalla. Observó atentamente a su contrincante, le sonrió y tomó posición de ataque.

Al grito de "comiencen" el de la primera división se fue en carrera por él, dispuesto a noquearlo de un solo golpe, después de todo, solo era un niño. Grande fue la sorpresa para todos cuando ágilmente Gray esquivó el puñetazo del pirata, agachándose un poco. Aprovechando que había quedado debajo de él, le lanzo un golpe con la palma de su mano, directamente hacia su nariz.

El sujeto se echó para atrás, escurriéndole sangre de entre los dedos con los cuales tapaba la hemorragia. Todos quedaron boquiabiertos, incluso los comandantes estaban igual de sorprendidos, y a pesar de que Gray no podía verlo, Ace tenía una sonrisa de satisfacción sumamente enorme.

Con el antebrazo el pirata quitó el resto de la sangre que permanecía en su rostro. Miró al jovencito y volvió abalanzarse sobre él; entre puñetazos y patadas Gray se las ingeniaba para esquivar cada una de ellas, de hecho parecía que estaba jugando con su oponente, por lo cual los espectadores comenzaron a sacar risitas discretas.

Obviamente los piratas de Shirohige eran sumamente fuertes, pero lo que ellos no sabían de momento, era que Gray había tenido como maestros a tres de los mejores luchadores en todo el mundo: Luffy, Sabo y Marco, así que tenía un buen repertorio de habilidades para hacerse valer por cuenta propia, además, ninguno de los tres era blando con él solo por ser un niño, todo lo contrarío, siempre se mantuvieron estrictos en el nombre de Ace.

La Sangre Del Rey No ha MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora