Temporada De Halloween ©

La Casa Embrujada

"Los personajes y hechos relatados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia".

¡Que disfrutes la lectura!

Sinopsis

Heredar una casa debe de ser algo fantástico, principalmente si viene con una suma de dinero extremadamente grande, o al menos eso pensaba Raquel cuando el abogado llegó a su casa mostrándole el testamento de su tío Felipe, el cual no había conocido en toda su vida.

Dos condiciones eran las que tenía que cumplir ella para recibir el dinero.
La primera; aceptar la casa sin protestas, lo que le pareció muy extraño. ¿Quién diría que no cuando le regalan una casa? La segunda; vivir un mes completo en la casa, al terminar el mes, podría recibir el dinero y marcharse a donde ella quisiera.

Extraño ¿Verdad?

Sin saber las verdaderas razones que escondían esas condiciones, Raquel aceptó el trato sin pestañear, un poco de tranquilidad no le haría daño a nadie, pensó ella sin imaginar que en esa casa encontraría de todo menos tranquilidad.

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Raquel puso sus maletas en el porche de la casa, era una construcción enorme, de tres plantas, de madera vieja pero fuerte, la zona verde también era enorme y se podía apreciar a lo lejos, el inicio de un lago.

Sacó las llaves de su bolso, las cuales, extrañamente, tenían una calavera como llavero.

Abrió la puerta principal, escuchando el chirrido de las bisagras herrumbradas y viejas, puso un pie dentro de la casa y el piso rechinó por su peso, sintió una extraña brisa recorrerle la espalda lo que provocó que su cuello se erizara.

­—¡Dios santo, pero qué tétrico! —murmuró nerviosa mientras observaba alrededor.

Todos los muebles eran cubiertos por sábanas blancas, el techo, las ventanas y el suelo estaban cubiertos de telarañas y polvo.

Decidió introducir las maletas dentro de la casa y cerró la puerta con llave, buscó la cocina con un poco de desconfianza, tratando de ignorar los extraños sonidos que la casa producía.

Encontró unos limpiones y unas botellas de detergente, cloro y desinfectante, también encontró una escoba y un trapeador y con esos objetos en mano se dirigió a la segunda planta, en busca de su habitación.

La segunda planta no estaba en mejor estado que la primera y el piso traqueaba a cada cierto paso que daba, era poca la luz que entraba por los vidrios sucios, pero ya se encargaría ella de limpiar a fondo esa vivienda, no viviría un mes completo o quizás más, en una casa tan descuidada.

Finalmente encontró lo que parecía ser la habitación principal, la cama al igual que todos los muebles de la estancia, estaban cubiertos de la misma manera que lo estaban los de la primera planta, antes de descubrir algún mueble, se ayudó con la escoba para sacudir el techo, las paredes y las ventanas, las cuales limpió arduamente con uno de los limpiones y el desinfectante, dejándolas brillosas y limpias, permitiendo a la habitación, aclararse como por arte de magia.

Abrió las ventanas y se dispuso a descubrir los muebles, todos eran de madera fina y vieja, limpió todos los muebles y la estancia junto con el baño que se encontraba en la misma habitación. Bajó un momento al primer piso, recogió sus maletas y las subió al dormitorio, vació su equipaje, acomodando su ropa en los armarios y la cama la cubrió con ropa de cama nueva.