"Los personajes y hechos relatados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia".
¡Que disfrutes la lectura!
Sinopsis
Draven era un vampiro. Había sido criado para odiar a los humanos, para utilizarlos como fuente de alimento y luego simplemente deshacerse de sus inútiles cuerpos.
Los padres de Draven pertenecían a uno de los linajes de vampiros más poderosos y sangrientos. Y cuando estos murieron, Draven tomó el título de Conde, manteniéndolo por más de cien años siguiendo las enseñanzas de sus padres. O al menos así fue hasta que conoció a Penélope, quien le daría un giro completo a su vida.
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Draven se aventuró en lo profundo del laberinto que había a un costado de su enorme mansión. Él había mandado a construir aquel lugar con la intención de que los humanos que entraran no salieran nunca más.
Una presa había caído. Draven sabía que los humanos eran curiosos por naturaleza y el misterio que encerraba su mansión junto con aquel ya viejo laberinto provocaba que los humanos entraran día tras día a la espera de saber quién era el Conde Draven, aquel hombre al que nunca se le veía salir de su fortaleza.
Draven sonrió mientras aspiraba el aroma de la sangre. Se relamió los labios y en medio de la penumbra se aventuró dentro del laberinto. Él conocía cada pasadizo como la palma de su mano por lo que no llegaría a correr el riesgo de perderse también.
—¡Penélope! —fue el grito de una mujer mientras se acercaba hacia donde se encontraba Draven.
—Presa fácil —murmuró Draven mientras se ocultaba entre las sombras.
—¡Penélope! —llamó de nuevo la mujer mientras se acercaba a Draven.
Él notó que era una mujer delgada y pálida. Se relamió los labios de nuevo y cuando ella pasó frente a él, no perdió tiempo y la atrajo hacia sus brazos.
—Acepta tu destino —dijo él mientras ella se horrorizaba al ver cómo los colmillos de Draven crecían un poco y de inmediato él los enterraba en su cuello. Él gimió mientras la vida de aquella mujer se desvanecía en sus manos.
—Penélope... —fue lo último que dijo la mujer antes de caer muerta en el suelo.
—¿Penélope? —murmuró él con una sonrisa mientras se limpiaba los rastros de sangre que habían quedado en él—. ¿Es que acaso hay otra mujer?
Draven agudizó el oído y cuando escuchó los pasos de la otra mujer, se acercó con cautela mientras sonreía. Cuando la mujer apareció frente a él, su sonrisa desapareció. No era una mujer. Era una niña. Y ahora mismo lo miraba con ojos llorosos.
—¿Has visto a mi mami? —Él ocultó sus colmillos y se arrodilló frente a ella.
—No la he visto, pequeña. —La niña se mordió el labio inferior mientras se retorcía las manos.
—Me dijo que no entrara aquí, pero igual lo hice y ahora no sé cómo salir. Tengo miedo. —Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas y el sentimiento de culpa por primera vez invadió a Draven.
Las lágrimas de aquella indefensa niña eran culpa suya. ¿Qué debía hacer al respecto? Sus padres siempre le dijeron que debía odiar a los humanos, pero ¿cómo podría odiar a aquella dulce niña? Sus padres siempre le dijeron que los humanos solo servían como fuente de alimento y que luego había que deshacerse de los cuerpos, pero ¿cómo podría él clavar sus colmillos en aquél delicado y pequeño cuello? ¿Cómo podría arrebatarle la vida y luego simplemente arrojarla con los deshechos? No podía. No podía y no lo haría.
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Temporada De Halloween ©
AcakHalloween, esa época en la que los disfraces, cuentos y películas de terror son el platillo principal de la temporada. En cada historia de Halloween expondremos tus mayores miedos y tus más oscuros anhelos que acompañados con un poco de comedia y ro...