Temporada De Halloween ©

Merlina Addams

"Los personajes y hechos relatados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia".

¡Que disfrutes la lectura!

Sinopsis

Mi nombre es Merlina Addams, tengo una familia muy peculiar. En el pueblo nos llaman raros y nos evitan a toda costa, aunque solo lo hacen las personas adultas. Los hombres me persiguen con la intención de acostarse conmigo y las mujeres persiguen a mi hermano Pericles, quien las usa y desusa a su gusto. Esto me lleva a recordar la vez en la que casi muero por culpa de una de las aventuras de mi hermano. Yo jugué con fuego y eso me puso en una situación difícil, pero meterse con un Addams solo conlleva a una sola cosa y te aseguro que no quieres averiguarlo.

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Me despierto el lunes a las seis de la mañana, tengo que prepararme para ir a la universidad.

Me ducho y me pongo un vestido corto del mismo color que toda mi ropa, negro.

Me encanta ese color, hace resaltar mi piel pálida y ojos celestes. Cepillo mi cabello igualmente negro y largo y lo dejo suelto. Maquillo mis labios de color negro y tomo mi mochila para bajar a desayunar.

Vivimos en algo parecido a una mansión, hay muchas habitaciones, salones, un enorme comedor, un patio enorme y un cementerio en la parte trasera de la casa.

La propiedad siempre ha pertenecido a los Addams, se hereda a la primera pareja que se case cuando hayan muerto los anteriores dueños y sus hijos, y sí, todos somos cien por ciento Addams, eso quiere decir que entre familia nos casamos y reproducimos. Mis padres son primos y seguramente yo me case con mi hermano Pericles ya que es el más apuesto de mis familiares y sí, somos las mujeres quienes decidimos con quién nos casamos, ya queda en el hombre decidir si nos acepta o no, aunque está muy mal visto que nos rechacen.

Llego al comedor y mis padres se encuentran desayunando. Mi madre es una mujer hermosa de piel pálida, ojos celestes, cabello negro y largo, tiene unas piernas impresionantes y su mirada es muy pícara, mi padre es todo lo contrario, casi moreno, de ojos oscuros, con un bigote muy arreglado, alto y muy enamorado. Es un hombre de negocios y tiene mucho dinero. 

Me siento en mi silla, al lado de mi madre y desayuno unos huevos revueltos y café sin decir nada.

—Morticia, mi amor —le dice mi padre tomándole la mano y besándosela con desdén. —¡Tengo una sorpresa para ti!

—¡Oh Homero! ¡Siempre sorprendiéndome! ¡Por eso te amo tanto! —responde mi madre con un poco de burla.

Ambos se levantan de la mesa, se despiden de mí y se marchan.

Continúo desayunando y cuando estoy por terminar, mi hermano entra al comedor.

Viste solo unos vaqueros negros muy desgastados y muestra su cuerpo fornido y marcado. Está un poco obsesionado con su cuerpo, ya que de pequeño fue gordito.

Con su mano peina su cabello corto y negro y me mira con sus ojos celestes llenos de picardía, se parece tanto a mamá.

—Hola hermana —me saluda con una sonrisa mientras se sienta en su silla, al lado de la de nuestro padre.

—Hola —lo saludo con seriedad y después termino mi café.

—Quiero que salgamos esta noche —me ofrece sin dejar de mirarme.