El fin de semana pasó rápido, después de una pequeña reunión-fiesta en la casa de MinSeok para celebrar la graduación de los tres muchachos. Para sorpresa de varios, no hubo ganas de ir a la fiesta de graduación de la escuela.
Ahora el lunes la pareja se encontraba atareada dando instrucciones a los señores de mudanza que colocaban sus pertenencias donde les decían. Habían decidido que un cuarto le pertenecería a los chicos específicamente para sus consolas, juegos, libros y colecciones. El cuadro que MinSeok le había regalado a LuHan para su cumpleaños se encontraba colgado en una pared, la televisión de plasma de 62 pulgadas era colocada cuidadosamente sobre su brazo móvil. Sus discos de música estaban en las repisas, tenían un mini futbolito que pertenecía al chino. El sillón era largo y de color negro.
A los chicos se les dificultaba desprenderse de sus cosas, que a pesar de pronto contraer matrimonio, no dejaban de ser jóvenes. Después de todo sería su casa, podían poner un cuarto de juegos si ellos querían y nadie les reprocharía nada. MinSeok estuvo de acuerdo al instante cuando el chino le sugirió la idea de traer algunas cosas de sus cuartos, las más importantes, y hacer una habitación donde pudieran disfrutar de su juventud.
Faltaban muchas cosas y ya estaba apareciendo la noche, al otro día seguirían los trabajadores, si les fuera a tomar más tiempo la nana de MinSeok se encargaría de supervisar; ellos regresarían a su trabajo el miércoles. Además, tenían que traer sus ropas y zapatos, pertenencias personales y de uso común a su nuevo cuarto, y les llevaría todo el día de mañana hacerlo. Querían tener todo listo cuando regresaran de la luna de miel.
LuHan se sentía feliz al observar cómo iba quedando su cuarto, es una suerte que su novio también sea un fanático de vídeo juegos y demás. Sería la envidia de ChanYeol y JongIn.
MinSeok observaba la sonrisa en el rostro de su prometido, se mostraba contento. Piensa que en otras circunstancias ellos pudieron ser grandes amigos, los mejores, tal vez con el tiempo se enamorarían y posiblemente, al final, terminarían casándose.
Entonces se da cuenta que no importa cómo lo vea, ellos estaban destinados a estar juntos. Ya sea cómo amigos o como amantes, pero juntos.
Un sentimiento de nostalgia le llega cuando recuerda en el tiempo que estaba en un amor unilateral con el chino, cuando éste no se fijaba en él. Se puede decir que se enamoró a primera vista y una segunda vez cuando lo vio con una sonrisa, platicando con ChanYeol; y Baek le dijo que aquel gigante sería su próximo novio, sin embargo, sus ojos no cayeron en la imagen de aquel chico alto, sino, en su compañero. Que lo recordaba de antes.
Ahora que recuerda, LuHan era más amigable y risueño a inicios de la Universidad, tenía una sonrisa muy bonita que demostraba lo feliz que estaba, y se pregunta, qué fue lo que cambió, porque después de su cumpleaños número 20, (lo recuerda bien, él le dio una caja con una figura de dulce en forma de ciervo; anónimamente, claro); su actitud dio un cambio drástico.
Se mostraba amargado, arrogante y su mirada estaba llena de ira, podía jurar que también de dolor.
«Las personas aquí son hipócritas y tomarán cualquier momento de debilidad para hundirte, eso podría resumir el por qué me comporto así, hay varias cosas más que la abarcan, pero habrá tiempo para decírtelas».
Voltea su mirada de nuevo a su persona, ya no hay rastros de ese chico frío. Su corazón y mente vuelan. ¿Será por él que cambió? Que ahora ya no tiene el ceño fruncido siempre, quien tenía una actitud a la defensiva y una mirada inquisitoria.
Tiene suerte de que nunca sufrió algún desprecio de parte del más alto, así como muchas chicas o chicos, como había dicho, siempre se mantuvo al margen; amando en silencio y observando de lejos.

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Obligados amarse «Xiuhan/Lumin» [Corrigiendo]
RomanceMinseok y LuHan, hijos de familias ricas y poderosas. Un mundo superficial. Ambos deben enfrentarlo, y tomar el lugar que les corresponde. Un negocio bajo la fachada de un matrimonio. Sin ningún tipo de esperanza o alegría por esta unión. Su destino...