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MinSeok recuerda la primera vez que vio a LuHan, nunca podría olvidarlo. No cree que alguien pueda olvidar el que alguna vez fue su amor platónico.

En la tercera semana de clases de la universidad en su primer año, él iba buscando el salón que le correspondía, aún no recordaba o conocía en su totalidad los edificios de la enorme institución y lo último que quería era perderse.

Sólo conocía a unas cuantas personas del lugar, hijos de socios o amigos de sus padres y nada más; no había podido hacer amigos propios, su timidez no le dejaba ir acercarse a alguna persona y conversar.

Sin embargo, al único lugar que llegó fueron a las canchas que tenía la universidad, dejó salir un bufido y checó su reloj, aún tenía 10 minutos para encontrar su aula. Empezó a caminar, pero no dio ni cinco pasos cuando un balón giraba con lentitud en dirección hacia a él, paró sus pasos y con un movimiento lo detuvo con sus pies, se agachó a recogerlo y cuando se enderezo para buscar al dueño; lo vio.

A LuHan.

A su futuro amor platónico.

(Y años después a quien sería su esposo).

Venía corriendo, traía un short deportivo color negro al igual que su playera, su pelo estaba revuelto y cuando estuvo lo suficientemente cerca se dio cuenta que estaba sudando, MinSeok no pudo evitar pensar que se veía sexy... extremadamente sexy. Se mordió el labio y sus mejillas enrojecieron un poco cuando el chico le habló, pidiéndole disculpas y un gracias cuando el más bajo le pasó el balón.

Sin querer su vista se fue hacia las piernas del –en ese tiempo- azabache chico. ¡Dios! ¡Que piernas!

MinSeok se sentía más avergonzado y fue sacado de sus pensamientos cuando ese chico guapo le alagó por sus movimientos y que tal vez deberían reunirse para jugar. Nunca tuvo tiempo para responderle, el chino fue llamado por unos chicos que estaban en la misma cancha esperando por él.

Entonces supo que su nombre era LuHan; uno que nunca podría olvidar.

Admiró su espalda al irse, no sólo tenía unas atléticas piernas, su espalda era ancha y varonil. Lo recuerda perfectamente, aunque tal vez LuHan no tenga memorias de ese recuerdo, él lo atesora.

Años después él sigue creyendo que todo en su marido es digno de llamarse hombre, su cuerpo es varonil, su forma de ser, el porte, su voz, hasta su mismo rostro. Que a pesar de tener algunos rasgos aniñados, casi femeninos, no deja de parecerle que se ve como un hombre de en sueño.

Siempre se ha sentido atraído por LuHan, no sólo físicamente, también por su forma de ser y comportarse, al principio de la Universidad como un chico normal y sonriente, luego tomando un actitud fría y sería, todo un rompe corazones que dejaba suspirando a todos (incluyéndolo a él). Siempre conservando ese aire masculino. Aún después de saber de su miedo por las alturas o que no le gustan las películas de terror porque: ver tanta sangre me hace revolver el estómago, y que la realidad era porque le daba miedo; según Yixing. MinSeok nunca dejó de verlo como el hombre que LuHan presume ser.

Hasta ese momento.

El chico pelinegro paso prácticamente una tortura en ese día, desde que sospecho de estar embarazado, hasta confírmalo, para después saber cómo se lo diría a su esposo. Era cierto que KyungSoo le había ayudado y hasta de cierta forma se le hizo un poco cursi –ridículo- la manera en que habían decidido hacerlo.

Esperaba que la reacción de su pareja fuera buena, esperaba de todo: un abrazo, un grito de júbilo, besos y abrazos, y hasta, tal vez, unas lágrimas. Fue un poco al extremo al pensar en las reacciones negativas. Porque tampoco podía descartarlas; enojo o gritos. Tenía miedo y este no se fue aunque su amigo le haya dicho que eran infundados. De verdad que esperaba lo que sea.

Obligados amarse «Xiuhan/Lumin» [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora