CAPÍTULO 4

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Desde el primer momento que los niños llegaron al castillo, sabían que su vida, tal como la conocían, cambiaría totalmente.

Y no se equivocaban.

El primer día en el palacio, después de que el rey Zeref se fuera de la gran sala, los guardias los separaron en chicos y chicas, les dijeron dónde iban a dormir y les dieron ropa.

Ese día fue relativamente normal y tranquilo.

El segundo día los despertaron a todos a base de gritos y golpes en las paredes y en las camas. Después de vestirse y estar presentables, los dirigieron al comedor para el desayuno y después empezaron su entrenamiento para, como dijo el rey, convertirse en sus guerreros cazadores.

Los niños descubrieron que a los que no valían en los entrenamientos y la lucha se los llevaban a otro lugar, seguramente para trabajar en el castillo como sirvientes o criadas.

En esos tiempos Natsu pudo conocer muchas cosas del castillo y los que ahí vivían y trabajaban, además de conocer mejor a la rubia de ojos castaños que tanto le había llamado la atención en un principio.

Se llamaba Lucy y con el tiempo vio que se le daba bastante bien eso de la lucha y mejoraba cada vez más a medida que pasaba el tiempo.

Se hicieron amigos, mejores amigos, y se ayudaban mutuamente a sobrevivir en el castillo, cosa que no era fácil.

Natsu descubrió que ella dejo en el poblado a su madre y a su hermana pequeña, mientras que Lucy descubrió que él dejo a su madre y a su padre. Lo de compartir secretos les hizo uniese más de lo que ya estaban.

Todos los días, sus entrenamientos para guerreros constaban de prácticas con la espada, la lanza y el arco y después luchas entre ellos, donde si ganabas la batalla, te ganabas el respeto de todos, ya que las luchas eran complicados de ganar.

En ese tiempo se dieron equipos donde los mejores y los favoritos eran Natsu y Lucy.

En la lucha se complementaban mejor que ningún equipo. Conocían sus puntos débiles y en la lucha los convertían en la amenaza más peligrosa que tenían.

Una batalla entre ellos dos, uno contra el otro, no había nunca ganador, los dos conocían tanto los puntos débiles como los fuertes del otro, por lo que era imposible que hubiera un ganador claro.

Los niños crecían para ser soldados fundiéndose en un solo ser con la espada y el arco.

❌❌❌

En el patio de armas se llevaba a cabo una batalla entre Lucy y un chico rubio.

Todos los niños y algunos soldados veían la pelea que se llevaba a cabo entre los dos niños.

Cada uno de ellos animaban a su favorito y Natsu no era para menos. Su favorita siempre será su compañera de batallas, su mejor amiga Lucy.

-Vamos Lucy- se escuchaban gritos- Demuestra quien manda.

-Sting- otros gritos- No dejes que te gane.

Lucy conectaba certeros golpes con el puño a mano descubierta mientras se defendía de los intentos de golpes de su contrincante.

Con una patada dejo a su rival en el suelo, saco una pequeña daga que estaba enganchada en la espalda de su chaleco y le dio un corte a su contrincante en la mejilla que lo dejo sorprendido por ese movimiento.

-¡Ganadora!- grito uno de los guardias.

Después de eso Lucy ayudo a su rival a levantarse y le dio un trapo para la herida.

El cazador de demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora