18. Te quiero Justin

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Megan's POV

Dos meses después por fin habíamos tenido noticias sobre Eduardo. Pero no eran buenas.

"...Y por eso quiero que mis pequeños globos listos para volar, mis pequeños pétalos de rosas listos para decorar una casa, mis pequeños duendes adictos a la sopa, mis pequeños cuchillos listos para atacar, ¿he dicho pétalo? Bueno, en fin, si quieren ver su dinero tendrán que casarse y con casarse me refiero a una boda, a la que por supuesto tengo que estar invitado...Espero la cordial invitación. Besos, Eduardo."

Terminó de leer nuestra abogada. ¿Cómo había podido hacernos algo así Eduardo? Prefería no ver el maldito dinero antes que casarme con Justin.

—Debe de haber alguna forma, algún tipo de denuncia que podamos hacer para que esto se lleve a tribunales. ¿Lo más mínimo...?—Dijo Justin pasándose la mano por el pelo.

¿Quién de los dos estaba más impresionado? Un cincuenta, cincuenta.

—Chicos, os voy a ser sincera...He estado en este negocio por 20 años y nunca he visto un caso tan distinto. Os quiere casar para pagaros por una película, de locos chaval.—El golpe del bolígrafo contra el escritorio de la abogada me ponía de los nervios. Aunque, ¿podía estarlo más?

—Eso no responde a su pregunta.—Le dije refiriéndome a la pregunta de Justin.

—Bueno, formas hay...Pero, ¿qué os digo yo? Sois jóvenes y la verdad no creo que queráis tener esto en vuestro expediente.—Ella nos miró brevemente antes de ponerse a leer unos papeles.—Además, es una boda. 

—Eres nuestra abogada, ¿solo dirás eso?—Comenzaba a perder los nervios.

—También podéis olvidar el dinero y así no tenéis que casaros.—Terminó por pitar su campanilla, informando que tenía que atender otros asuntos.—Decidiros rápido y decírmelo...¡Ah! No olvidéis de apuntarme en la lista de invitados si es que vais a aceptar.

Cuando nos empujó por la espalda hacia afuera, nunca estuve tan feliz de que el aire me pegara de golpe en la cara. Mis pulmones necesitaban aire, porque todo el aire que habían obtenido había estado cargado de componentes tóxicos que se habían formado tras la carta leída de Eduardo.
Justin me miró de reojo y se dirigió a su moto. ¿Pensaría él también que esto era una locura?

—¿Vas a subirte?—Me preguntó una vez arriba. Salí de mi trance y me concentré en sus ojos. Unos ojos que hacían vagar en un paraíso a cualquiera. Cuando miraba sus ojos mieles me imaginaba nadando en miel, aunque odiaba la miel.

Cogí el casco que me extendía y luego me subí a su motocicleta. Aunque en mi cara no podía sentir el frío de la noche, mis manos estaban congeladas, y firmes en la cintura de Justin. Él aceleró y en un par de minutos ya estábamos fuera de su casa.

Estaba viviendo como un cámara lenta, en el cual cada movimiento parecía tardar millones de años. Mi mente también procesaba en cámara lenta porque no fue hasta que Justin me sacudió por los hombros, que salí de mi trance.

—¿Pido?

—¿Pides qué?—Fruncí el ceño y me escabulli por su lado. Justin se dio la vuelta.

—Pizza.—Por alguna razón entendía que no estaba de humor para cocinar así que simplemente asentí con la cabeza y Justin desapareció por el pasillo.

Minutos más tarde sentí el agua del baño. Aunque mis problemas estuviera enterrándome viva, la atracción, el deseo y la pasión recorrieron mi cuerpo en una milésima de segundos. Me podía imaginar a Justin pasándose el jabón por todo el cuerpo, tirando la cabeza hacia atrás mientras se refregaba la cara. Me lo quería violar entero.

Undress Me j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora