23. Sexo antes de la boda

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Justin's POV

—¡Entra tu!—Grité.

—Justin, me moriría de vergüenza entra tu.—Me dijo haciendo pucheros.

Negué con la cabeza, me negaba a entrar allí para pedir la píldora del día después.
Aparqué el coche y vi por el espejo la farmacia veinticuatro horas.

—Ya estamos aquí, ¿lista?—Pregunté con una sonrisa burlona. Ella rodó los ojos y se iba a bajar pero al último momento se quedó quieta y me miró.

—Primero, fuiste tú quien no uso condón. Segundo, fuiste tú quien se corrió dentro, tercero...—Ella sonreía cada vez más.

—¡Para!—Grité.—Esta bien, iré yo pero tu te quedarás fuera mirando por la ventana.

Ella me miró confusa.—¿Cuál es el propósito de eso?

—Te quedas o entras.—La miré por última vez antes de salir del coche.

No podía creer que iba a hacer esto, había comprado muchos condones en mi vida y nunca me había dado pudor hacerlo pero ahora, esto...No tenía palabras para describir como me sentía.

—Venga Justin, es solo una píldora.—Me decía a mi misma en voz alta mientras abría la puerta.

Cuando entré en el local, me recibió una música relajante que lo único que hizo fue ponerme más nervioso de lo que ya estaba. La mujer al otro lado del mostrador me miró con una sonrisa seductora pero lo único que podía ver en ese momento eran sus pechos que sobresaltan de la bata que llevaba puesta.

—¿En qué puedo servirte guapo?—Preguntó pasándose la lengua por los labios. Miré a la ventana que estaba detrás y vi a Megan mirándome confusa, las manos comenzaron a sudarme de tal manera que no podía apoyarme en el mostrador con éstas.

—Yo...—Comencé sin saber muy bien cuales iban a ser mis siguientes palabras.—Vengo buscando lo que sería...

—Has leído el anuncio, ¿verdad?—Me preguntó sonriente. Miré directamente hacia sus ojos antes de echarle otro vistazo a sus tetas.

—¿Disculpa?—Fruncí el ceño.

—Los domingos del mes de Noviembre habrán servicios gratis en el depósito.—Ella se inclinó y me dejó una libre y hermosa vista de sus pechos bronceados.

Me reí nerviosamente sin saber que decir.—No estoy entendiendo...

—¿En serio?—Preguntó dudosa.—Tienes cara de follar las veinticuatro horas del día y no pillas mi indirecta de ir a follar en el depósito de la farmacia.

Abrí los ojos como platos.—¡Voy a casarme!

—Nunca es tarde para arrepentirse.—Y con eso, unió por un segundo nuestros labios. Pareció un beso eterno el cual odie, sus labios y los míos no era compatibles. La música relajante fue interrumpida por las campanas colgadas sobre la puerta, anunciando de que alguien había entrado. Sus manos tenían mi camiseta cogieda con tanta fuerza que se me fue imposible separarme.

—Quita tus sucios labios de mi chico, perra.—Oí la voz de Megan a mis espaldas. ¡Menos mal! Fue lo primero que pensé. La chica se sobresaltó y me soltó, limpié mis labios alejándome del mostrador rápidamente antes de que la perra hiciera algún movimiento rápido otra vez.

—¿Tu chico?—Dijo esta incrédula.—Estaba coqueteando conmigo y fue él quien se me lanzó.

Megan rodó los ojos y se acercó a mi. Con su mano me quito el labial rojo que había quedado en mis labios y al terminar se puso de puntillas para darme un suave pico en mis labios...Ahora me sentía limpio.

Undress Me j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora