Capítulo 5

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"¿Lo vas a hacer?" interrogó mi bestia, al mismo tiempo que yo pegaba en las vestimentas.

"Si, yo quiero que ella sea feliz, mismo que signifique hacer esto."

S&K

Adormeci llorando, y no me recuerdo de nada más. La puerta se abre, revelando la silueta del rey. Traía algo en sus manos, tiró una de ellas para mí. Eran ropas muy sencillas, más precisamente de viajeros.

— Vístete, tenemos poco tiempo.

— ¿Que? – no percibí nada.

— ¿No quieres salir? – yo asentí —. Entonces tenemos que ser rápidos, pues nadie nos dejaría, principalmente los ancianos, viste esas ropas, para que nadie te reconozca.

Con miedo que él cambiase de opinión lo hice rápidamente.

(...)

Caminamos en dirección al pueblo, fue fácil para Sesshomaru salir, ya que este conocía una escapatoria en el jardín. Pienso que la utilizaba cuando era niño. Observé la paisaje, maravillada, era muy linda, y todavía no habíamos llegado al pueblo, pues es un poco lejos del palacio.

Sesshomaru agarró mi mano, sin sus garras, me sacando de mis pensamientos. Lo miré. Era extraño para mí, lo ver, sin marcas, sin sus garras, y con su cabello escuro. Estaba con su apariencia humana, para no ser reconocido, y yo, tenía un pañuelo sobre mi cabello para no llamar a la atención.

— Ya estamos llegando, tiene cuidado y no salgas de mi lado. – me pidió me mirando con sus ojos dorados.

Asentí, estaba muy entusiasmada.

Había muchas personas, algunos viajantes, niños, personas vendiendo sus pequeños tesoros, algunos curiosos... nadie nos miraba diferente, me alegraba por eso. El reino parecía muy pacífico, y alegre, había bailarinas. Me quedé mirándolas, y Sesshomaru hizo el mismo.

Me mostró muchas cosas, hasta que algo me llamó a la atención o mejor un olor. Un dulce común del Sur. Instintivamente seguí el olor. Que me guió hasta una anciana, que los estaba haciendo. Cuando me vio sonrió.

— ¿Fue el olor de mis dulces que te ha traído hasta aquí? – preguntó dulcemente, mientras tiraba del horno más dulces.

— Sí. – contesté sonrojada.

— Es normal querida, por lo menos una persona como tú. – me explicó al mismo tiempo que me ofrecía un dulce y me guiñaba el ojo —. Disfruta de la vida, pues es muy corta para personas como nosotras. – la miré confusa, y reparé el en fuego, era distinto de los normales, era como los de mi hermano, la anciana era una elegida, tal vez bisnieta de un dios —. Sé feliz con la persona que te mira así. – y apuntó para atrás de mí, donde se encontraba Sesshomaru. Pegó en más un dulce y le entregó —. Sé paciente, algunas personas tienen el corazón roto por las traiciones y cargan un gran fardo toda su vida. Tener su amor, muchas veces es difícil.

La anciana, empezó de nuevo su tarea y nosotros salimos en silencio, y comemos los dulces. Ninguno de nosotros comentó lo que la anciana nos dice, solo lo pensamos. Me quedé sorprendida por encontrar otro elegido.

(...)

Unos niños jugaban cerca donde nos encontrábamos. Y uno de ellos nos desafió, para jugarnos con ellos, pero Sesshomaru se negó.

— ¿Tienes miedo? – interrogué riendo de su comportamiento.

— No, ya soy muy grande para eso. – me contestó secamente.

¿Puedes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora