— Yuki, ¿qué haces aquí?
— Vine comprobar unas cosas.
— ¿O qué por ejemplo?
— Escuché que te casaste con el rey del Oeste, y que Naraku no gustó mucho. – me observó atentamente antes de continuar —. Estaba curioso, te conozco hace muchos años, o mejor soy tu enemigo hace tiempo y nunca te vi interesada en un hombre.
Lo miré sorprendida. Yuki me acabo de afirmar que no está con Naraku.
— ¿Ya no trabajas para Naraku?
— No, ¡él me trocó! – exclamó furioso al mismo tiempo que bajaba del árbol —, Pero no fue por eso que vine aquí. Primero vine en paz.
"¿Paz? Somos enemigos mortales."
— ¿Paz? Un maldito nunca visita un elegido, y viene en paz, principalmente si ya intentaron matarse uno al otro.
Recordé cuando le hice la cicatriz.
— Lo sé, pero será bueno para los dos. – lo miré desconfiada —. Algo sobre una elegida no reconocida por su padre.
Abrí mis ojos de espanto.
— ¿Cómo sabes sobre eso?
— Ella es mi media-hermana.
— ¿Qué? – no acredita en lo que estaba escuchando.
— Sí, es verdad. Te contaré todo. – solo asentí —. Mi madre fue engañada por mi padre, ella no sabía que él era un dios caído, cuando lo supo, ya era tarde además, estaba embarazada. Hizo todos los posibles, para que mis orígenes no influyeran en mi futuro. Dos años después, ella conoció un dios, y se enamoraran. De su unión nació mi hermana. Todo estaba bien, hasta que mis poderes despertarán y lo dios percibió que yo era un maldito. Mi madre intentó explicarle todo, pero él no quiso escuchar y nos abandonó.
— Lo siento mucho, tu madre sufrió mucho, ¿qué sucedió a ella y a tu hermana?
— Mi madre murió cuando yo tenía siete años, y mi media-hermana desapareció. Solo hace poco tiempo es que supe noticias de ella. Está en una mala situación, y yo tengo miedo que algo le suceda.
— ¿Y?
— Tú eres la única que consigue encontrar elegidos, yo no sé su paradero. Por eso, vine a hacer un acuerdo contigo.
— ¿Un acuerdo entre nosotros dos?
— Sí, tú encuentras a mi media-hermana y yo te ayudo con Naraku.
— ¿Cómo así?
— Escuché algo sobre Naraku, junto a los otros reinos, atacar a este reino. Puedo descubrir cuándo lo hará, y puedo te ayudar. – tenía ganas de rechazar su oferta, no podía caer tan bajo —. Acéptala Kagome, estás embarazada. Necesitas de ayuda, y yo también.
Suspiré. No sabía lo que hacer.
— ¿Cómo vamos tener la certeza que no nos mataremos uno al otro?
— ¡Hagamos un pacto de sangre! – afirmó decidido.
Me quedé sin palabras. Un pacto de sangre entre dos elegidos es un tema muy serio, y entre un elegido y un maldito es un tabú, nadie lo hizo antes.
— Eres loco, somos enemigos.
Él se aproximó de mí y apuntó para la cicatriz.
— Estoy dispuesto a olvidarme de todo. Empezar de nuevo. – su mirada era sincera —. Solo quiero proteger mi hermana.
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¿Puedes amar?
FanfictionUna historia diferente de mi pareja favorita. Kagome huye de sus enemigos, pero de una forma inesperada acaba mujer de Sesshomaru, un rey mimado, que no sabe que es el amor, ni la ternura, ni el afecto... Ella no es como las demás mujeres, esconde u...