Capítulo 12

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S&K

"¿Su padre?"

"Y empezamos con el pie izquierdo. Él es un dios, debe saber todo lo sucedió, estamos tramados."

Los observé, parecían padre e hija normales. Nunca pensé en me encontrar con él, ya que los dioses no son muy vistos en la tierra.

— ¿Qué haces aquí Papá? No es mi cumpleaños.

— Vine te felicitar por tu casamiento. – contestó girando para me mirar —, Nunca pensé que te casases con un rey.

Su mirada de nuevo intentaba me intimidar. No pensé dos veces y me arrodillé, Miroku me imitó.

— Pido disculpa, no sabía quién era usted.

— Eres igual a tu padre, impulsivo cuando amenazan tu territorio.

Al escuchar sus palabras me levanté confuso.

— ¿Conoció mi padre?

— Tuve el placer de combatir a su lado.

Algo que yo no lo sabía. Mi padre y el padre de Kagome.

"Si le cuestionara algo indebido, nos matará sin hesitar."

El silencio se hizo presente na sala, pero rápidamente fue quebrado por mi mujer.

— ¿Como conseguiste venir? – cuestionó mi mujer.

— Tenía cosas que hacer, y estaba aquí cerca y me recordé de te visitar.

— En otras palabras, te escapaste de tus deberes. – regañó Kagome como una madre.

— Está todo bien, mientras él no si entere.

Se escuchó un largo suspiro vino de mi mujer.

Noté que ella estaba a punto de dar un sermón a su propio padre, cuando las puertas se abrieron, dejando entrar a Inuyasha, Rin y Sango.

— ¿Qué sucede? – cuestionó mi hermano si aproximando de nosotros —, Sentimos una energía extraña.

Todos miraran a mi "suegro", a la persona extraña en la sala.

— Culpado. – afirmó sonriendo.

— ¿Y quién es usted? – preguntó inocentemente Rin.

— Bien, él es mi padre, Mamoru, el dios que protege y defiende. – a presentó Kagome — Papá ellos son Sesshomaru, Inuyasha, Rin, Miroku y Sango.

— Mucho gusto. – dijimos al mismo tiempo.

— Gracias por cuidar de mi hija.

— ¿Usted es un dios? – preguntó Rin entusiasmada, aproximándose a él.

— Sí pequeña. – contestó acariciando su cabello.

Si dirigió de nuevo para su hija.

— Tengo presentes para ti, para felicitar tu casamiento. – informó el dios.

— ¿Presentes? No los necesito, me basta que estés aquí. – afirmó sonriendo mi mujer.

— Mismo así, aquí tienes. – él chasqueó los dedos y aparecieron dos chicas gemelas, vestidas con vestidos cortos blancos, con algo en sus manos —, Espero que te gusten.

— Kagome-sama. – dijeran las dos al mismo tiempo —, Nosotras dos ayudamos a nuestro señor a elegir sus presentes, esperamos que sean de su agrado.

Rápidamente Kagome abrió el primero presente, todos pudieran ver un hermoso vestido plateado, de certeza hecho de los mejores materiales, en la otra caja dos presentes poco comunes. Un libro y un retrato. No lo conseguimos ver, pero noté que mi mujer si emocionó al verlo.

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