Capitulo 1: Vendido

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El esclavo pierde la mitad de su alma cuando entra en servidumbre.
Homero.


El sol es débil cuando se eleva primero, y cobra fuerza y coraje a medida que avanza el día.
Charles Dickens, Vieja tienda de antigüedades.


Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.
Pablo Neruda, 100 sonetos de amor. Soneto II


***

Existe un día en especial, que queda marcado para nosotros el resto de nuestras vidas.
Ese día puede ser el primer beso, la llegada de un pariente nuevo, conocer a alguien que podría entregarnos su amistad por el resto de la vida de ambos.
E incluso puede ser el nombre del dueño de la sangre con la que nuestras manos limpias se manchen por primera vez ( como quedó registrado en la Sagrada Escritura el primer asesinato de nuestra especie).
Pero para Alexander Lightwood, ese día fue el día que lo vendieron como esclavo en el corazón del Imperio Romano.
Estaba jugando con sus hermanos en el partió de su pequeña casa. El vivía en un pobre y pequeño pueblo y lo que mas deseaba era proteger a su aldea. Convertirse en soldado y poder defender a su familia.
Entonces, las risas infantiles fueron calladas por las pisadas que señalaban la llegada de un grupo de soldados. Como si de elefantes se trataran y el miedo convirtiera en insectos a los pobladores. Esos elefantes aplastarían a los insectos.
Habían rumores de que el César permitía el saqueó clandestino de parte de los soldados a pueblos pobres y de escasa fama en los alrededores.
Lo único que importaba al emperador eran los lugares de gran fama y en la Capital suele haber ocasiones en los que se necesita la mano esclava.
Los soldados llegaron de día.
Maryse y Robert llamaba a su hijos cono lo hacían los otros vecinos a su hijos.
Alec vio a los soldados derramar la sangre de algunos pobladores.
El día, revelaba con su luz las atrocidades y los verdaderos rostros de los enemigos, mejor de lo que hubiera hecho la noche y la oscuridad, que con sus sombras exacerba la realidad. Las penumbras los habrían asustado mas, pero la luz siempre revela todo y todos.
Esos no eran hombres. Eran bestias que vivían de la sangre de inocentes como el animal del agua.
Alec corrió tratando de alcanzar a su familia. Robert corría con una espada en su mano que sacó del taller del herrero que vivía en frente de su casa y les daba a los hombres armas para que defendieran a sus familias.
Maryse venía con una carreta tirada por caballos, mientras Robert defendía a sus hijos.
Corrían, pero Alec siempre fue lento y antes de querer alcanzar la carroza (quienes ya estaban ahí sus hermanos), fue agarrado por un soldado y llevado lejos.
Lo pusieron en una pequeña jaula donde también habían algunos prisioneros más. A varios pocos los reconoció. A otros no.
Alec vio a su padre tratar de salvarlo, pero mas soldados empezaron a aparecer.
Sus padres lo miraron con tristeza y luego se fueron. Alec no estaba enojado, pues lo entendía. Era mejor que se lo llevaran que a toda la familia.

***

El viaje fue lento y tenía frío y hombre.
Veía los rostros de los demás prisioneros. Algunos viejos, otros jóvenes y sorprendentemente había pocos niños como el.
La carroza empezó a entrar a una ciudad y Alec pudo reconocerla: Roma.
Estoy en Roma pensaba el niño.
Su padre siempre le hablaba sobre esa ciudad.
E incluso llego a ver el Coliseo junto al Coloso.
El pequeño estaba asombrado y pudo ver a los otros niños estar igual de sorprendidos, pero los adultos solo emitían desprecio de sus rostros.
Después de un tiempo, la carroza se detuvo.
Luego los ataron y los llevaron a un edificio grande y los metieron a unas celdas, varios, fueron encerrados juntos. A Alec lo metieron juntó a los otros niños.
El joven Lightwood tenía miedo. Miedo de no ver a su familia y que lo vendieran a malas personas.
Entonces, entró un hombre que les dijo que vendrían unas personas a comprarlos, por lo tanto, debían comportarse correctamente o lo lamentarían.
Y luego de un rato, varias personas ingresaron al pasillo que dividía las jaulas.
Alec vio que uno de ellos era un niño un poco mas grande que el.
El chico empezó a ver las jaulas y las personas como si se tratara de un local que vendían animales.
El niño iba acompañado de quien parecía ser su padre.
-Quiero a ese, papi- dijo el niño mientras veía a Alec.
-Esta bien, hijo.
Luego, el padre del chico y el vendedor se apartaron para hablar sobre el precio. Alec vio que el hombre era un soldado de Roma.
-Nos divertiremos-le decía el niño alegremente a Alec.
Luego, el vendedor saco a Alec de la jaula y le puso una marca en la espalda que tenía el símbolo del ojo de un gato ( el emblema de la familia que lo compró le explicaron).
Y así, Alec se fue con sus nuevos dueños.

Caigo Cautivo (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora