Capitulo 10: La miseria ama la compañía.

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Alguien podía haber calmado el terror del niño... Pero nadie llegó..., porque nadie llega.
Stephen King, Misery.


Alec había llegado al palacio pensando aún en Magnus y tratar de volverlo a ver.
El solo había visto el palacio una vez en su vida y no había pasado demasiado tiempo desde la última vez que había estado allí. Alec salió del carro y aún sentía la quemadura, no podía creer que ahora tuviera otra marca y tampoco paraba de preguntarse como serán sus nuevos dueños.
También extrañaba a Magnus y sabía que no lo abandonaría con esas personas.
De seguro saldré antes de darme cuenta.
Entonces, los guardias lo llevaron adentro del palacio donde estaba Alejandra esperándolos.
Alec se arrodilló en señal de respeto.
-Levantate.
-Mi señora- dijo Alec- Porqué decidió comprarme?
-Porque eres hermoso y me gustan las cosas hermosas.
Alec no sabía que contestar.
Ni siquiera me gustan las mujeres, pesó. Porqué era muy probable que ella quisiera algo con el.
Perdón, pero no eres mi tipo o Mi cuerpo y mi corazón le pertenecen a Magnus Bane, estas eran las excusas que Alec se le ocurrieron.
Y antes de que pudiera decir algo, escuchó Magnus gritarle afuera del palacio. Alec quería ir y gritarle o escaparse con el, con su hombre.
-Dile que se valla- le dijo Alejandra.
-No voy a hacer eso.
-Lo vas a hacer o lo mataré.
Alec iba a cuestionar eso, pero antes de que hiciera algo, Alejandra chequeó los dedos y un par de guardias mataron a un sirviente que se encontraba en la habitación.
Alec vio la crueldad de su soberana y también sintió miedo. Ambos, salieron al patio.
Alec con lágrimas en los ojos.

***

Si pensó que su vida sirviendo a Asmodeo era horrible, con Alejandra estaba viviendo una pesadilla.
La joven nunca lo dejaba tranquilo y el cada vez mas extrañaba a Magnus.
De noche, soñaba que ambos volvían a estar juntos y se marchaban a vivir juntos.
Soñaba que construía grandes edificios y estatuas de Magnus.
Extrañaba todo de el y sentía solo por estar lejos de el.
Magnus estará pensando en el?

***

Los días continuaron con normalidad en el palacio. Alec conoció al resto del personal y vio que había pocos que tenían su misma edad.
Entre los pocos adolescentes que había en ese lugar, hubo una en particular en la que se convertiría en una gran amiga. Ella, se llamaba Aline.
Aline le había contado que vivía con su familia en China, pero sus padres tuvieron que venderla por cuestión de dinero. La chica siempre le hablaba de que extrañaba su hogar y Alec la escuchaba. Luego, Alec le había contado que de niño, lo separaron de su familia y lo vendieron como esclavo a una familia muy respetada y que término enamorándose de su joven señor.
-Estábamos comprometidos y el iba a liberarme, pero Alejandra me compro y aquí estoy- concluyó Alec y Aline lo vio con lástima. Ambos estaban limpiando los pisos del salón.
-Entiendo lo que sientes, Alec.
La mirada de Aline se transportó a una chica rubia que era de sobrina uno de los generales del Emperador.
La chica rubia se llamaba Helena y ella no paraba de mirar a Aline. Alec se alegró por su amiga.

Durante la tarde, empezó a llover y Alejandra decidió pasar el tiempo en un cuarto que era una pequeña biblioteca y un estudio de arte. Ella estaba acompañada por su hermano y varios sirvientes, entre ellos estaban Aline y Alec.
-El tiempo esta horrible- dijo Alejandro, admirado por como caía la lluvia de verano- que piensas sobre esto, hermana?
- No me importa si el tiempo esta feo o lindo. Pero no voy a mentir cuando diga que me gustaría tener uno mejor.
Todos se quedaron callados y asintieron. Después de un momento, Alejandra le pidió a Aline que le alcanzara algo de comida. Aline se acerco a la chica le dio fruta de una bandeja que sostenía.
Pero la sostuvo mal y esta se callo con todo su contenido.
-Eres una estúpida- gritó la soberana.
Y cuándo le iba a alzar la mano, Alec corrió a defender a su amiga.
-Quitate del medio, Alec.
- No lo haré.
- Te ordeno que lo hagas.
-Y yo te pido que no golpees a mi amiga.
Entonces, Alejandra se fue de la biblioteca hecha una furia.
Después de un momento, Alejandro dijo:
-Valla- dijo lo mas tranquilo posible- eso si fue muy intenso.

***

Y

los días que siguieron a ese continuaron siendo una miseria y Alec seguía extrañando a Magnus.
Helena empezó a pasar mas tiempo con Aline y en una ocasión, estaba caminando por el palacio, cuándo escuchó algo y se escondió.
-No puedes seguir de ese modo- dijo una voz. La de una chica.
-Que opción tengo?-respondió otra voz. También la de una chica.
-Escapa con migo. Conozco unas personas que podrían ayudarnos, darnos asilo.
-Pero eso sería tirar al caño tu reputación y la de tu familia. No quiero arruinarte.
-No lo harías. Jamás lo harías y no se trata de escapar, se trata de estar a tu lado. No quieres eso, Aline? Que estemos juntas.
-Es lo que mas deseo en el mundo, Helena.
-Entonces acompañame.
Y Alec supo que no vería a Aline nunca mas en el palacio, pero no sabría que el destino cruzaría sus caminos en otro momento.

Esa noche, Alec estaba durmiendo cuándo sintió que alguien le tocaba el hombro.
-Alec- le había susurrado la presencia.
-Alec- repitió.
Alec abrió los ojos y vio que Magnus estaba enfrenté suyo.
-Magnus?- preguntó feliz y confundido- Esto es real?
-Solo si decides que así sea- le susurró en el oído.
-Te amo- le dijo mientras lo besaba.
-Yo también te amo, mi Alec- le dijo Magnus.
Empezaron a besarse, pero Alec sentía que había algo raro en ese beso.
-Lo siento, mi amor- le dijo Magnus- pero tienes que despertar.
Entonces, al igual que como llego, Magnus se desvanecía ante sus ojos.
Lo que había pasado, fue un sueño.

***

En la mañana, muchos buscaron a Aline y Helena, pero ellas no estaban y rápidamente, las suposiciones fueron hechas y al igual que cualquier rumor, muchas ideas habían surgido hasta llegar a la mas cercana a la verdad y cual...bueno, sería la verdad de los hechos: Aline y Helena habían escapado juntas.
Nadie esperaría que llegaran a regresar.

Esa tarde, Alejandra le encargó a Alec que fuera al mercado a comprar las nuevas telas que trajeron de China.
Pero la insufrible chica, le había dicho que si uno de los guardias veía a Alec con Magnus, esta mandaría a ejecutar al hijo del general.

Y lo que menos esperaba Alec de aquel día, sería encontrarse con Magnus y besar sus labios.
Esos besos, los últimos que se darían por un largo tiempo que no duraría demasiado.

Caigo Cautivo (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora