...el simple hecho de darle la espalda era abandonarlo o, dicho más exactamente, perderlo.
Henry James, Otra vuelta de tuerca
Magnus regresó a su casa acompañado de Catarina.
Ella le daba todo el apoyo posible, pero sabía que el corazón de Magnus no sanaría tan fácil después de todo. Magnus tenía sus dedos en los labios, recordando que hacía poco, habían sido basados por Alec y la melancolía de la distancia había regresado.
-Sabes que ante cualquier problema,- dijo Catarina- recuerda que yo estoy aquí.
-Gracias, Cat- le dijo Magnus.
-Espero verte mañana en clase o tendré que venir aquí y arrastrarte a clase.
-Jajaja, no dudo de que lo harías.
Y todo siguió con tranquila normalidad. Magnus continuó yendo a clase y un día, el y Catarina recibieron la visita de Ragnor, quien le habían dado unos días libres.
Su padre invitaba muchachas a comer a la casa, todas ellas, hijas de familias respetables, pero Magnus seguía sin intención de casarse y decidió no estar con nadie mas el resto de su vida, que a criterio, seguía comprometido.
Cuándo les dijo eso a sus padres, Asmodeo de río y le dijo que dejara de ridiculeces, mientras que su madre se compadecía por el corazón roto de su hijo.
Magnus seguía pensando en la idea que tenía de recuperar a Alec. Con todo el dinero que tenía, pensaba ir a comprar a Alec, pero sus amigos lo convencieron de que eso sería inútil, que la princesa no dejaría ir a Alec.***
Al sexto día de los hechos acontecidos en el mercado, Magnus vio que el medico que habían que había sido requerido en el Coliseo, había regresado.
-Magnus- lo llamó Catarina.
-Ya voy- respondió el chico.
Magnus estaba vendando a un hombre, cuando Cat lo llamó con una voz cargada de urgencia.
Ella estaba con el medico del Coliseo.
-Contanos otra vez sobre el chico que atendiste.
-Era un chico alto,- empezó el medico- de pelo negro y ojos azules. Según me contaron, desafío a la princesa y ella lo vendió al Coliseo con la orden de mantenerlo con hambre hasta que lo lanzaran a pelear o a los leones.
Magnus palideció.
-Como se llamaba?
-Alexander.
Magnus sintió su corazón detenerse, pero notó que el medico seguía hablando.
-Logré curarlo y que tragara una medicina capaz de ayudarlo con su hambruna. El chico estará bien. También lo compraron un muchacho rubio de ojos dorados y una chica de pelo negro, ellos me dijeron que son su hermanos.
-Sus hermanos?
-Si. Dijeron que lo buscaban desde hacía mucho tiempo.
-Y que fue de ellos?
-Se fueron de la ciudad
-A dónde?
-Bueno, yo creo que a Idris. Ellos tenían los emblemas de esa ciudad.
Magnus no necesitaba escuchar mas, se fue corriendo a su casa, buscó una mochila y empezó meter todo lo que necesitara en ella, después de todo, será un viaje largo.***
Alec estaba rodeado por su hermanos, los otros dos chico habían ido a buscar a Maryse y Robert para decirles que estaba despierto.
Por mucho tiempo, Alec había soñado con reencontrarse con su familia, pero ahora se dio cuenta que no sabía que decirles.
-Nos alegra tanto volver a verte, Alec- dijo Jace
-A mí también- dijo Alec. Entonces, vio a Max que se encontraba a su lado- No puedo creer que estés tan grande.
Max río por el comentario de su hermano, Jace e Izzy sonrieron.
Ellos mantuvieron al tanto a Alec de lo que había ocurrido después de que los separaran aquel fatídico día.
Ellos habían llegado a Idris por refugio y la familia que gobernaba la ciudad, aceptó. Le contaron que su padre se había pasado muchos años de su vida buscándolo.
Jace e Izzy también le contaron que estaban casados. Jace con la princesa (aquélla pelirroja que había visto) y que se llamaba Clary, ambos tuvieron un hijo.
Izzy se había casado con Simón (el otro chico que había entrado en la habitación) y ambos vivían muy felices.
Alec empezó a relatar lo que le ocurrió a el, que había sido vendido a una familia muy importante y que creció con Magnus, el niño de esa familia y que se habían comprometido antes de que fuera vendido a la familia real.
Después de un momento, entraron Maryse y Robert.
Los hermanos se fueron.
-Oh, mi Alexander- dijo Maryse mientras entraba a la habitación y abrazaba a su hijo mientras le besaba la frente- cuánto te extrañe.
Alec se dejó mimar por su madre y después vio a su padre.
-Hijo- se disculpó Robert- lo lamento. Lamento haber permitido que te llevaran y desde entonces no me rendí en buscarte.
Alec le dijo a su padre que lo perdonaba y que lo importante es que estuvieran juntos de nuevo.
-Cuando te sientas listo- dijo Maryse- puedes ir a comer.
Alec asintió. Le agradaba la sensación de ser libre.***
Magnus estaba en su cuarto, cuándo su madre entró y lo vio guardar sus cosas.
-Vas a ir a buscarlo?
Magnus se sobresaltó al ser sorprendido por su madre.
-Si- respondió Magnus- voy a ir a buscarlo.
-Me imaginé que lo harías.
-Lo amo, madre. No puedo dejarlo.
Selena vio la cara determinada de su hijo, dispuesto a luchar contra el mundo por defender a su amor verdadero.
-Sabes que a tu padre no le gustará que te vallas. Y si regresas, el no te permitirá que entres.
-No tendría que irme si no fuera tan insufrible.
-Te concedo eso- dijo su madre riendo- El no te daría su aprobación para que te marches.
-No me importa su aprobación.
-Pero quiero que sepas, que yo te quiero y por eso quiero que seas feliz y que vallas a buscar a ese muchacho.
-Te quiero, madre.
-Y yo a vos, hijo.Una vez que preparó todo, fue al hospital a buscar a Ragnor y le pidió que lo ayudara a ir a Idris, pues Magnus no sabía el camino y Ragnor era el único que conocía que podría tener un mapa y también el único en quién confiaba.
-Entonces- dijo Ragnor cuándo Magnus terminó de hablarle sobre lo que iba a hacer- necesitas mi ayuda.
-Claro que si. Eres el único en quien confío para algo así.
Ragnor aceptó y Magnus se despidió de Catarina.
La muchacha al principió estaba triste, pero entendía que Magnus nunca abandonaría a Alec.Magnus y Ragnor se subieron a una carreta de viaje y salieron de Roma.
Cruzaron muchas tierras y pueblos. De vez en cuando, paraban en una estancia y se quedaban a descansar, pues el viaje a Idris era muy largo.***
Alec estaba en el jardín del palacio alimentando unas aves. Le gustaba el palacio y le gustaba estar en los jardines afuera del palacio. Después que alimentara a los pájaros, se puso a leer unos pergaminos sobre arquitectura, pues, estaba tomando clases para ser arquitecto.
***
Magnus y Ragnor llegaron a la ciudad después del largo viaje.
-Disculpe, señora- le dijo Magnus a una mujer que caminaba cerca de donde estaban- Me podría decir en donde se queda la familia Lightwood?
-Se queda con la familia real, joven. En el palacio.
Magnus le agradeció a la mujer y fue corriendo hacia al palacio.
Empezó a subir los escalones.***
Alec se distrajo por un momento de su lectura cuando vio una flor verde y que le recordó los ojos de Magnus.
***
Magnus se fue directamente al jardín, pensando que Alec podría estar ahí.
Pero fue detenido por un par de soldados.
-Quien es usted?- preguntó uno de los soldados.
-Sueltenme- gritó- tengo que ver a...
-Magnus?***
Alec había escuchado unos ruidos y con mucha curiosidad, fue a ver de que se trataba.
Y allí vio, a Magnus.
El corazón de Alec se detuvo.
Vio Magnus sin poder creer que estaba allí. Pensó que se parecía a un ángel, si, a un ángel.
-Quien es usted?- preguntó uno de los soldados.
-Sueltenme-gritó Magnus- tengo que ver a...
-Magnus?***
Los dos permanecieron mirando a al otro, luego, Magnus logró liberarse de los guardias y fue corriendo hacía Alec.
Alec también corrió y lo abrazó.
Ambos se besaron.
-Te amo- le dijo Magnus.
-Lo se- dijo Alec con una gran alegría y con lágrimas de felicidad en los ojos- Yo también te amo, Magnus.***
Porqué querían que Magnus y Alec volvieran a estar a juntos ( cosa que de todos modos iba a pasar), pero decidí apurar el reencuentro.
No quiero verlos sufrir, queridos lectores ;)
Además, el anterior de seguro sacó lágrimas.
Besos.
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Caigo Cautivo (Malec AU)
AléatoireRoma, Italia. Siglo III a.C Alexander Lightwood vivía con su familia en un pequeño pueblo. Sin embargo, un grupo de soldados, atacan la aldea y toman a algunos de los habitantes como prisioneros. Alec es uno de ellos, pero vio a su familia escapar...