Capitulo 5: Teatro y primeras citas.

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Al igual que todas las mañanas, Alec se levanta a hacer sus tareas matutinas, pero su parte favorita ( y la única que le gustaba ) era despertar a Magnus. Aunque sonara muy pervertido, le gustaba ver a Magnus cuando se levantaba.
Alec empezó a reconocer, si se ponía a pensar, que nunca había estado con alguien ( a pesar de que sabía que siendo esclavo no tendría oportunidad de una relación) y su vida siempre giró al torno de Magnus desde que lo conoció.
Magnus es la única persona con la que pasaba exuberantes horas de su vida, aunque se suponía que era su acompañante y eso es muy normal.
Para Alec, no había otra persona con la que no quisiera estar. Y cuándo estaba con el, no era por el trabajo, era porqué le gustaba, aunque estar con el era de lo que se trataba la parte mas importante de su trabajo al ser su acompañante.
En cambio, limpiar, cocinar, servir la mesa... esos si eran trabajos. Se preguntó como sería que alguien mas siempre haga las cosas por ti y no tener que hacerlas uno mismo.
Se imaginaba que eso de seguro debía ser placentero, pero por mas que lo intentara, no podía imaginarse a alguien que le sirviera y siempre cuándo trataba, solo podía imaginar que era el quién servía.
-Alexander-le dijo una voz a su espalda.
Alec se dio la vuelta y vio que se trataba de Selena.
-Si, mi señora?
-Quería pedirte que después que acompañar a Magnus a sus lecciones, ve al mercado y compra algo de comida.
-Si, mi señora.
-Gracias, Alexander, eres un buen chico.
Selena prosiguió a darle a Alec varios denarios*.
Alec fue a ver a Magnus a su cuarto y se sorprendió de verlo vestido y sentado en su cama muy tranquilo.
-Oh, estas despierto-dijo Alec- puedo ver que estas emocionado por tus lecciones.
-No se trata de la escuela el porqué me levanté temprano- admitió Magnus tratando de que su voz sonara lo menos desinteresada posible.
-Entonces, salieron nuevas túnicas? Siempre te emociona ir a comprar ropa. De seguro hay seda de China.
-No es por la tela y tampoco por ropa , Alexander.
Alec se sorprendió.
-Pero siempre dices que China trae mercancías espléndidas- dijo Alec, confundido.
-Ya tengo algo hermoso enfrente mio- dijo Magnus muestras se acercaba a Alec y rodeaba con sus brazos- y no es ropa.
Alec se quedó sorprendido y a la vez embobado. Siempre quiso tener a Magnus de esa forma y ahora lo tenía.
Como se sentirían los besos de Magnus?
Como se sentiría despertar a su lado cada mañana?
Como se sentiría dormir en un colchón suave?
Y tenía tantas preguntas que siempre se había hecho, acumuladas en sus labios.
Quería decirle que lo amaba y que Magnus le dijera que el también lo amaba. Que agonía era no pasar tiempo besando esos labios y amar con la palabra!
Que tormento el tiempo que pasaba sin tomar sus manos y gozar de su compañía, una compañía de amor y el tiempo que pasaba queriendo ser libre y poder amarlo como quisiera.
Pero que tormento era pensar si Magnus también pensaba lo mismo y que sufriera la misma agonía.

En cuánto a Magnus, ahora rodeando con sus brazos y tomando el valor, gracias al consejo que le habían dado sus amigos Ragnor y Catarina, el valor de poder seguir su corazón y arriesgarse a que la compañía de su infancia, tan inocente, no sintiera lo mismo. El consejo que le habían dado de que siguiera su corazón si amaba al muchacho.
Pero si veía detalladamente los ojos de Alec, pudo ver que la inocencia de la niñez, se había extinguido con el fuego de la pasión y sentimiento de la lujuria.
Le hubiera gustado besar en ese momento los labios de Alec y explorar su sensación, sabiendo que ambos sentían el mismo sentimiento de amor puro y no maldad. Nada mas que amor sincero y un corazón dispuesto.
Pero también quería cortejar a Alec como se debía y mejor. No como a cualquier conquista, sino cortejarlo de la forma que mereciera.
Alec vio como Magnus retiraba los brazos y le lanzaba una seductora mirada y el reconoció que era el mismo método que usaba con sus conquistas, sin embargo, sentía que el no era una conquista mas y le sorprendió pensar que llamaba el interés de la única persona que deseaba que lo quisiera.
Alec quería preguntar que pasaba, cuando recordó que tenía que comprar la comida.
-Entonces tienes el día libre.-le dijo Alec
-Exacto. Catarina me lo dio-y eso era cierto.
-Quieres acompañarme a hacer las compras?
-Por supuesto.
Y mientras salían, Magnus se preguntaba a que sabían esos labios y como sonaría su nombre en los labios de Alec. Pero su nombre, dicho con una voz en la que no faltara el amor.

Caigo Cautivo (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora