No podía escapar de aquel muchacho, era un hecho evidente. Pero si no podía escapar por lo menos podría intentar salir lo mejor librada del asunto.
No tenía caso seguir forcejeándome, entre más lo hacía, la fuerza que aplicaba para aprisionarme aumentaba al grado de que su abrazo ya empezaba a lastimarme.
− Ya que no vas a soltarme, ¿podrías por lo menos disminuir la fuerza con la que me sujetas?, estas lastimándome.− intentaba con todas mis fuerzas alejar su antebrazo de mi abdomen pero no logre disminuir su amarre.
−Está bien, pero sin trucos fierecilla- dicho esto aflojo la presión.
− No soy ninguna fierecilla, − me indignaba que me llamara así− soy una dama, soy lady Ángela Alexandra Giselle Rogbenlle.−le dije mi nombre con todo el orgullo que poseía− pero tú puedes decirme Alexandra o Ale si lo deseas después de todo somos primos.− esto último se lo dije alegremente y rematando con mi mejor sonrisa.
− ¿Y tú cómo te llamas?− volteé a verle. tenia un rostro delgado y lampiño. Era un joven alto, de cabello negro y unos hermosos, fuertes y brillantes ojos pardos, que mezclaban un color dorado precioso con las orillas verde esmeralda enmarcados por unas pestañas largas y rizadas que a pesar de ser tan lindos no afeminaban su mirada gracias a sus masculinas, gruesas y rectas cejas y a su intensa y fuerte mirada, sus labios eran delgados y lograban formar una amplia y agradable sonrisa de guasón.
− Nicolás, podría decirte todo el titulo, pero prefiero que me llamen Nicolás y tú puedes llamarme Nico.−tras decir eso me mostro su preciosa y amplia sonrisa.
−Nico,¿he?. Es lindo− lo pensé un poco pero aunque me agradaba Nico, no podía evitar preguntarle. −Nico, podrías por favor dejarme ir− y dicho eso lo mire con ojos suplicantes.
− Buen intento niña, pero no, ya te dije que es una orden.− y tras decir eso siguió mirando al frente.
− Nico tu padre va a matarme por golpear a tu hermano. por favor no quiero morir o que me amputen un brazo−. Pensé que quizás al sincerarme lograría algo.
− No negare que ese sería el resultado más probable si cualquier persona hubiera golpeado a Joel, pero en tu caso es diferente, tu eres una noble que heredara el título de su padre, además del hecho de que eres una niña menor de edad y si eso no fuese suficiente eres familiar directa del rey y prima hermana de Joel. Así que dudo mucho que mi padre te mate.− por alguna extraña razón sus argumentos no terminaron de tranquilizarme.
−La duda no es una seguridad− el miedo era palpable en mi voz.
−Jajajajajaja,- su risa era agradable- niña lista, nada es seguro en esta vida − quería rebatirle a mi primo mayor sus palabras, dichas tan seriamente y con un ligero matiz lúgubre, pero ya habíamos parado frente a la entrada del castillo.
Nico bajo de su caballo y sin siquiera preguntarme me tomo de la cintura y me bajo. No quería, realmente no quería ir a dentro pero no podía escapar mi primo me sostenía fuertemente del brazo aunque sin lastimarme.
Sin mediar más palabras nos encaminamos, no había más opciones, mi única alternativa era tratar de comportarme como una niña buena y rogar por que mi actuación fuese lo suficientemente buena para disminuir un poco la dureza de mi castigo.
Subimos los escalones de la entrada a un paso normal pero para mí cada pisada era una lenta tortura psicológica, las manos me temblaban y el corazón lo tenía más desbocado que cuando corría con los guardias pisándome los talones; deseaba tanto correr y esconderme, encontrar refugio en algún lugar. Cuanto anhelaba poder ocultarme en los brazos de mi nana, y no dejaba de cuestionarme el que si mi madre estuviera viva, quizás podría haberme protegido de lo que me esperaba, envolviéndome en sus brazos y defendiéndome de cualquier mal. Oh cuanta falta me hacía en ocasiones, amaba profundamente a mi abuela, pero a veces realmente añoraba a mi madre, sentir sus caricias sobre mi cabeza y mi espalda, sus besos en mis mejillas y su dulce voz cantándome para tranquilizarme. Ella me hacía muchísima falta. Sin embargo ella no estaba más conmigo, no podía encontrar refugio en nada ni nadie y en estos momento ni siquiera se me permitía buscarlo pues prácticamente era llevada a rastras a enfrentar las consecuencias de mis actos.
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LA DAMA Y LA ESPADA
JugendliteraturUna dama es cortes, hermosa, refinada, elegante, callada, sumisa, delicada y complaciente. Un caballero es gallardo, varonil, galante, imponente, audaz, fuerte y protector. Ambos son criados desde la mas tierna infancia para encajar en tal rol y des...