Capítulo 31

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Le dije a Tay todo sobre Vic y yo. Después me arrepentí un poco. Le había prometido a Vic que no le diría a nadie, sin importar lo que pasara entre nosotros, pero yo solo estaba tan triste con él que las palabras vinieron regándose de mi boca. Se sintió bien hablar por fin con alguien sobre ello y sabía que podía confiar en Tay. No le diría a nadie.

Ella apenas si se sorprendió por mi confesión. Era casi como si ella esperaba esto de mí. Supongo que con todas las travesuras que he hecho en los años pasados, es inmune a cualquier cosa que haga. De todas maneras, ella sabía desde el principio que tenía algo por Vic. Ella era muy comprensiva, justo como cualquier amigo sería. Incluso faltó a clase conmigo el viernes. No podía ir a la escuela y encontrarme con Vic. Me sentí como colapsando en lágrimas cada vez que pensaba en él. No tuve un episodio como pensé que lo tendría. Pensé que tal vez me deslizaría del borde y me volvería loco, pero me mantuve relativamente calmado. La medicación que tomaba diariamente estaba funcionando bien. Para la noche del viernes me rendí llorando, pero todavía estaba ahogándome en remordimientos. También me quedé en la casa de Tay el viernes por la noche. Solo quería estar con un amigo, no es que no me comunique con ella. Yo solo me recosté en su cama mientras ella hacia lo que sea que hacían las chicas adolescentes en su tiempo libre. No estaba prestándole mucha atención. Para el sábado por la noche, ella se hartó de mis constantes bajones.

─¿Solo vas a quedarte aquí acostado todo el día? ─preguntó Tay.

─Ese es el plan ─murmuré y me giré boca abajo. Enterré mi cabeza en la almohada y suspiré. Solo quería volver con Vic.

─No, me cansé. Ya tuve suficiente. La mejor manera de que puedas superar este pequeño estado de ánimo que tienes es saliendo y haciendo algo ─dijo en una voz de regaño. Sé que ella quería lo mejor para mí, pero igual gemí y la rechacé.

─Solo quiero dormir ─dije.

─Uh. No. No es una opción ─dijo. El siguiente segundo, agarró mis tobillos y me sacó de la cama. Aterricé en el suelo con un thud y un quejido. Me giré boca arriba y alcé mi mirada hacia ella.

─¿Fue eso necesario? ─pregunté. Cruzó sus brazos y me dio la mirada de 'madre'.

─Sí, sí lo fue. No te has bañado en días. Tienes la misma ropa que tenías el jueves por la noche. Estás cavándote un agujero de remordimientos y no me voy a sentar y aceptarlo. Ahora levántate, vamos a ir a la casa de Alex ─dijo en un tono exigente.

─¿La casa de Alex? ¿Por qué? No quiero socializar ─dije.

─Porque, me dijo que está ocupado, como, todo el día mañana y he estado muy ocupada contigo hoy como para ir a verlo. Quiero verlo por lo menos una vez este fin de semana y soy una chica adolescente que no va a caminar sola por la calle en la noche ─explicó. Gemí y giré por el suelo. Supongo que es un poco injusto que la haya mantenido aquí todo el fin de semana, y de seguro no quería ir a casa porque mis padres supondrían que algo me estaba pasando si me ven deprimido, así que acepté.

─Ugh... Está bien. Si no hay más remedio ─dije.

─Sí, no hay más remedio, ahora ven ─me insistió. Suspiré y me levanté del suelo, pero mi teléfono se cayó de mi bolsillo. Aparte de mandarles un mensaje a mis padres de donde estaba el jueves y el viernes por la tarde, ni siquiera había visto mi teléfono. Lo recogí y vi unas cuantas llamadas perdidas y mensajes de Vic.

─¿Qué pasa? ─preguntó Tay.

─Solo... Nada, solo unos mensajes de mis padres y gente de la escuela ─mentí una voz baja. No era el tipo de persona que ignoraba mensajes. Simplemente estaba muy curioso, así que abrí mis mensajes. El primero era del viernes por la noche, o anoche.

The Trouble On Your Lips (Kellic) [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora