[ Memorias de un Invierno ]

Capítulo III

Oscuridad, mucha oscuridad. En torno a mí una nube espesa crece, envolviéndome en las penumbras. No hay nadie cerca de mí, no hay nada, solo estoy yo... a oscuras.

Miedo, siento mucho miedo. Trato de buscar una salida a esta desesperación que comienza a inundarme, pero solo logro sentir pánico. Y cuando creo que esto no puede ser peor, en medio de esa neblina, surge un rayo de luz, dividiéndola en dos y revelando lo que parece ser... un momento, ¿acaso soy, yo...? Sí, ese soy yo y aquel... Minho, ¿Pero qué hace Minho aquí? ¿Qué hace junto a mí? ¿Por qué me toma de ese modo y por qué...?

¿Por qué me besa...? ¿Por qué me toca así? ¿Y por qué parece gustarme?

¡No, ese no soy yo! ¡No, no, no soy yo, ese no soy yo!

- ¡NOOOOO!

De sobresalto abrió sus ojos y aún adormilado por lo que parecía ser solo una pesadilla, se sentó violentamente en la cama, siendo atrapado por un tibio cuerpo que lo sostuvo entre sus brazos. Taemin apretó los ojos fuertemente deseando así poder borrar las imágenes de su mente, cuando luego de un instante pudo sentir un calor que le traspasaba la capa de su pijama.

Se apartó entonces, viendo a Minho sentado en la orilla de su cama, viéndole preocupado mientras se aventuraba a secarle el sudor frío de su frente.

- ¿Estás bien...? – le preguntó.

- No... no me toques... - pidió quitando la mano del moreno de su cara – Estoy, estoy bien... solo fue una pesadilla, eso es todo...

- Gritaste mucho...

- Era una pesadilla Minho, obvio que grité, vi cosas horribles... - dijo ácidamente volviendo a recostarse, dándole la espalda – Ahora puedes irte, quiero dormir...

- Si quieres puedes contarme, tal vez te ayude...

- ¿En verdad quieres que te diga que te vi tocándome? ¡¿Qué te vi besándome y que fue terriblemente asqueroso?! – añadió mirándolo por sobre su hombro, viendo cómo el semblante de Minho cambiaba – Dudo quieras saber los detalles...

- Lo lamento, no pensé que...

- Obvio que no pensaste, al parecer ese tipo de cosas solo te gustan a ti... - le interrumpió volteándose nuevamente, sintiendo cómo el peso del moreno desaparecía del colchón – Ahora vete, no quiero que entres a mi habitación ni que tampoco me toques...

- Como gustes, lamento estorbarte, descansa... - añadió encaminándose hasta la puerta de la habitación, girándose para ver al castaño por última vez – Buenas noches Taemin...

Desde la cama, el castaño sintió el sutil golpe de la puerta al ser cerrada y, solo en ese momento soltó un hondo respiro. Se volteó para quedar boca arriba y apartó la ropa de cama que lo cubría, dejando al descubierto su torso completamente sudado, tanto, que la parte superior de su pijama se pegaba por completo a su cuerpo.

Calor... siento, mucho calor

Con el dorso de su mano limpió los restos de sudor de su frente, sintiéndose un poco más aliviado. Pero aun así, un calor intenso invadía su cuerpo, incomodándolo al punto en que tuvo que deshacerse de su pijama y colocarse una de las poleras que tenía guardada en su clóset. Ya con el cambio de ropa hecho, se acercó hasta la ventana de la habitación, mirando por entre las cortinas blancas la fría y oscura noche, que se habría paso hasta su cuarto.

El vaho de su respiración golpeaba el vidrio formando una sutil marca que desaparecía a causa de la baja temperatura. La luna en lo alto del cielo se escondía tras las espesas nubes que amenazaban con una inminente lluvia. No hacía falta estar en el exterior para saber que el invierno estaba siendo lo suficientemente crudo. Taemin sintió su piel erizarse al apoyar su hombro en la ventana, sobresaltándolo, pero aun así no sentía frío. Sus dedos se deslizaron por el vidrio, mojando sutilmente su piel y arrastrando esas pequeñas gotas de humedad, acercó su mano hasta sus labios, esparciendo así un rastro de invierno.