Capítulo XIII

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Si alguien le hubiese anticipado que esos serían los días más difíciles que iba a vivir, entonces no lo hubiera creído, hasta ese entonces.

El domingo siguiente, había despertado en el suelo, con el desastre que había ocasionado la noche anterior y un molesto dolor en el cuerpo. Se levantó, se duchó y se cambió de ropa para salir de su cuarto. Temeroso se acercó al de Minho y abriendo la puerta vio que no estaba ahí: la cama estaba hecha y Ellie no estaba en su cuna, solo vio ropa en el suelo y una toalla de baño.

Había bajado en búsqueda de ambos, molestándose de que no le hubiesen despertado, hasta que vio a Minho tomando desayuno en el mesón de la cocina mientras leía unos papeles del trabajo y con su pie movía el coche de Ellie, que dormitaba con su chupete en la boca.

- ¿Por qué no me despertaste? – le dijo extrañado – Si tienes que trabajar, yo podría cuidar de Ellie...

Pero no le respondió nada. Minho solo le miró e hizo un gesto indiferente con los hombros, bebiendo un sorbo de su taza y leyendo nuevamente los papeles frente a él.

- ¿Estas, enojado...?

- Estoy tomando desayuno mientras hago dormir a mi hija y leo unos papeles para un caso Taemin, eso es todo... - respondió sin mirarlo – Hazte el desayuno...

- Yo puedo mecerla...

- No, está bien, desayuna...

- No tengo hambre

- ¡Come! – exclamó mirándolo al fin, notando como el castaño se sobresaltaba por el tono de su voz, al igual que Ellie quien comenzaba a llorar. Refunfuñando dejó su trabajo de lado, inclinándose en el coche para sacar a la niña y tomarla contra su pecho – Ya mi vida, perdóname...

- ¿A dónde vas...? – preguntó cuando lo vio avanzar hacia la puerta.

- Iré a hacer dormir a Ellie, pasó una pésima noche...

- ¿Está enfermita?

- No creo, tan solo está mañosa...

- Si quieres puedo intentarlo, anoche se durmió conmigo...

- No, no sabes lidiar con ella estando de este modo, tú solo desayuna, yo me haré cargo de ella – sus pasos alejándose nuevamente.

- No podré aprender si no me dejas cómo tratarla Minho, sé que puedo intentarlo... - dijo, sufriendo por cómo la niña lloraba y se quejaba contra la polera del moreno mientras la tomaba con sus manitos.

- No estoy para que experimentes con ella, ya te dije, yo me haré cargo de Ellie – insistió - Soy su papá y sé cómo tratarla...

- ¡Por si no lo has notado, yo también lo soy Minho! – exclamó ya molesto por como Minho le estaba tratando – Si esto se trata de lo que pasó ayer, entonces estás siendo un imbécil, pero no trates de esconderte ni esquivarme usando a Ellie, Minho...

- ¿Terminaste...? – le frenó enarcando una ceja – Bien, si me disculpas iré a acostar a mi hija...

¡¿Qué mierda fue eso...?! ¡Minho, tu...! ¡¿Qué, es en serio...?!

Petrificado, Taemin vio cómo Minho le daba la espalda y subía la escalera mientras consolaba a Ellie, hasta que sintió la puerta de su habitación cerrarse. No podía creer lo que acababa de suceder, era, insólito por decir algo.

Exhaló unas cuantas veces, debatiéndose si subir o no para acabar con aquella estupidez de una vez, si Minho quería guerra, entonces guerra tendría. Tras pensarlo, avanzó escaleras arriba, sintiendo cómo desde la sala de estar se sentían los llantos de la niña en el dormitorio: Minho no lo estaba logrando con ella. Sin importarle nada, abrió la puerta del cuarto, viendo a Minho dentro de la cuna con la niña parada y llorando afirmada de los barrotes, mientras éste intentaba consolarla para que se durmiese.

[ Memorias de un Invierno ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora