Capítulo XVII

1.2K 77 21
                                    

Si Minho habría sabido que los desayunos serían de ese modo desde aquel día en adelante, entonces habría invertido el resto del dinero de su cuenta bancaria en comprarle incluso un auto más caro del que ya le había comprado a Taemin.

Se sentía sensacional estar de esa manera; primero ver su felicidad desbordante, sus abrazos naturales, sus risas, sus besos... sobre todos sus besos. Y es que Minho no fue capaz de cuantificar cuántos besos fueron los que Taemin le dio antes de ver su auto nuevo, mientras veía su auto nuevo, después de ver su auto nuevo, cuando le contó a Ellie de su auto nuevo y ahora al desayuno, cuando no podía dejar de hablar de su auto nuevo.

Su maldito auto nuevo, que ya comenzaba a odiar.

- Tae... - suspiró masajeándose el puente de la nariz – En serio, si no dejas de hablar del puto auto, lo venderé...

- No puedes porque es mío... ten, di "A" – dijo volteándose para acercarle una cucharada de cereal para luego hacerle muecas a Ellie – No tienes derecho sobre mi Range Rover Sport 2014, último modelo...

- 8 velocidades y cámaras por todas partes, y bla, bla, bla... En serio, ¡Para! Me tienes enfermo y ni siquiera lo has probado... - bufó – No quiero ni pensar cuántos días pasarás hablando de eso cuando lo hagas...

- ¡Ya quiero probarla! ¡Iré a la playa con Ellie, y luego, y luego al parque, y después, después iremos a las montañas, será genial!

Luego de su conversación junto a la puerta, después de esa inesperada confesión por parte de Taemin, el abrazo que se dieron fue casi eterno y el beso, cargado de romance y ternura. Minho sintió que no podía tener una mejor forma de agradecimiento que esa que el castaño le regalaba; en donde le permitía escuchar de su boca, lo que su corazón estaba sintiendo y eso sin duda, era lo mejor que podía pedir a cambio.

Y ahora estaban ahí, los tres. Minho cambió a Ellie de su coche a la sillita para bebés que usaba para el auto, poniéndola sobre la encimera de mármol mientras ellos desayunaban y ella se divertía con las morisquetas del castaño o bien se distraía lo suficiente con una figurita de goma especial para que mordiese a causa del brote de sus dientes. Él sentado en un taburete y Taemin sentado en sus piernas dándole de comer, alternando besos, risas, jugarretas y exceso de amor que no creía posible podía estar viviendo.

- Tae, ¿qué hora es...? – preguntó después de mascar la tostada que éste le ofrecía.

- Mmm... las 09:12...

- ¡Oh mierda!

Se incorporó de sobresalto, casi botando al menor cuando éste se supo se pie y tomaba una servilleta para limpiarse.

- Minho, ¿qué...?

- Tae, ¡son las 09:12!, debía estar en la oficina hace más de una hora... - dijo comenzando a salir de la cocina en dirección a su dormitorio - ¡Estoy jodidamente atrasado y ni siquiera me he cambiado de ropa aún!

- ¡Pero llama y di que llegarás más tarde, terminemos de desayunar! – sus pasos siguiéndolo.

- No, amor no puedo, en serio... - añadió entrando al walking clóset mientras se quitaba su ropa deportiva y comenzaba a vestirse con prisa – Además perdí mi celular, no tengo cómo llamar...

- ¿Cómo que perdiste el celular?

- Sí, digamos que... se rompió

- ¿Se rompió?

- ¡Sip!

- Define romperse... - le pidió mientras se apoyaba en el umbral de la puerta del clóset, deleitándose con la imagen frente a él.

[ Memorias de un Invierno ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora