Capítulo V, parte 1: Fire meet gasoline

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Knock Knock Knock

Ruido. Jodido y molesto ruido. Eso y un desagradable malestar en alguna parte de su cuerpo y en otra parte, y en otra parte también.

KNOCK KNOCK KNOCK

Ya, qué va, ya había entendido la indirecta de tener que despertarse y, cuando lo hizo, no le extrañó hacerlo en aquel lugar, medio doblado en el sillón de madera de roble y con un pergamino pegado en su mejilla gracias a su propia saliva. La luz de la ventana frente al escritorio, daba directo en su cara, obligándole a cubrírsela con el dorso de su mano.

¡KNOCK KNOCK KNOCK!

- ¡Pase, maldición! – gritó.

Al instante, las puertas dobles del despacho se abrieron en un lento chirrido, dejando entrar a un joven muchacho de mediana edad; pantalones de tela y camisa de seda gris, un cinturón de cuero en su cadera, una capa de terciopelo plateada que bailaba con sus movimientos y botas negras hasta bajo la rodilla; seguido por dos muchachas de rostros apacibles y limpia presencia a pesar de sus vestiduras simples, propias de la servidumbre.

- Y bueno, ¿desde cuándo el apellido de mi familia es 'Maldición'? – habló deteniéndose frente a él, una mujer a cada lado.

- Desde que te da por golpear la puta puerta tan temprano...

- Del alba hace ya unas horas mi Señor, todo el mundo a sus quehaceres – añadió abriendo otro par de puertas internas que unían el despacho con la habitación principal - ¿Cuándo será el día que os vea despertar en vuestra cama? ¿Debería trasladarla hasta este despacho?

- ¿Has bebido leche agria al desayuno Kibum?

- Como siempre muy gracioso mi Señor... - ironizó - ¿Qué sería de vosotros sin mi presencia en este castillo? Sin mí nada funciona como debe...

- Para eso te tengo; ¿Qué es esto? – preguntó recibiendo de manos de su chambelán una copa de plata - ¿Veneno?

- Té de hierbas mi Señor, el médico la preparó para haceros entrar en razón que trabajar hasta tan tarde le terminará por matar...

- Sabe a mierda

- Vocabulario Señor, vocabulario...

- Yo no miento...

El castaño se incorporó, estirando los brazos y moviendo el cuello, sintiendo cómo sus músculos se destensaban con algo de dolor. Avanzó por la estancia hacia su dormitorio, arrojando en el trayecto su capa, cinturón y camisa de algodón, cosas que fueron recogidas al instante por una de las criadas.

Taemin detuvo su andar y se volteó, viendo a Kibum sonreírle y a las sirvientas junto a él. El rubio con una estirada sonrisa en su cara.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? – preguntó - ¿Por qué siguen aquí?

- Tú – intervino Kibum hablándole a la mujer que tenía en sus manos un cuenco de plata – Preparad el baño al Señor Taemin y tú, sus ropas; busca la capa burdeo, es su favorita...

Al instante las sirvientas siguieron las órdenes indicadas. Kibum observó a Taemin ir hacia una mesa de madera arrimada en un rincón, para lavar sus manos y cara en un vanitorio. El rubio avanzó hacia él, notando cómo su Señor alzaba el rostro y lo secaba con una toalla de lino, mirándole por el reflejo del espejo frente suyo.

- ¿Qué pasa? Ya habla de una vez...

- Mi Señor, por la madrugada llegó un mensajero, os trajo esto...

[ Ámame ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora