Capítulo V, parte 2: Love me like you do

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El ruido constante y tormentoso de las ruedas de madera contra el camino de piedras, se mezclaba con los casquetes de los caballos, tan fuerte que los sonidos propios del medio ambiente no se percibían desde el interior del carruaje.

Apoyó la cabeza en la parte superior del sillón tapizado de tela púrpura y suspiró. Nunca se había sentido tan solo, nunca se había sentido tan inmaduro tomando una decisión apresurada pero, ¿Tenía otra opción? Los caminos que tenía por elegir eran tan solitarios como aquel que ahora le llevaba lejos de los territorios de Busán; podía permanecer en el castillo, haciéndose cargo de la Casa Choi de la misma mísera forma que lo venía haciendo desde que la crisis había estallado o, podía rogar porque el Señor JongIn le aceptase como esposo y sin importar su propio destino, ver que el territorio de Busán y su pueblo tenían esperanzas de vivir en paz y prosperidad, aunque perdiese los títulos legales de propiedad. Coincidencia o no, las pocas opciones que le quedaban, tenían una sola cosa en común: llevarle lejos de Minho.

Parecía onírico el regreso de Minho, era casi como si nunca lo hubiese hecho; su nueva personalidad, esa forma tan posesiva que tenía para comportarse con él sin derecho alguno como Taemin pensaba después de haber desaparecido por tantos años y ahora, que quisiese irse después de la muerte de su abuelo. ¿Para qué entonces había regresado? Si su intención había sido causar caos, entonces lo había logrado.

Taemin nunca se había sentido tan ajeno a él, a la persona que vio siempre como un hermano y ahora su única familia, convertido en, en cualquier persona. Esos dos meses encerrado en la habitación por mandato de Minho, se había preguntado constantemente qué cosas había vivido en la guerra, qué cosas había visto y que, pudiesen explicar ese cambio tan brusco en su personalidad que le infundía un profundo temor.

Por eso, antes de volver a enfrentarse a él, era mejor dejar todo atrás y hacer lo que debió de hacer hace mucho tiempo; empezar a vivir su propia vida, lejos de los territorios de Busán, lejos del castillo y lejos de la Casa Choi y en particular, de aquel hombre que nunca lo consideró como parte de su familia. No, como él sí lo había hecho desde que el abuelo le había acogido como un hijo adoptivo.

- Es lo mejor... - se dijo así mismo, cerrando los ojos para una siesta que se merecía.

De pronto, el relinchar de caballos lo pusieron en alerta, el ruido de más gente en el camino le hizo incorporarse, dubitativo si salir o no del carruaje. Éste se detuvo y pasos pesados se oyeron cerca, a su alrededor.

- ¡Cochero! ¿Qué pasa? – preguntó, nerviosismo extendiéndose por su cuerpo - ¡Cochero!

En aquel momento, la cortina del carruaje se corrió bruscamente. Del otro lado, un hombre que conocía bien, vestía sus ropas de batalla y espada ceñida a la cintura.

- ¿Capitán Jonghyun pero, qué...?

- Señor Taemin, por favor, bajad del carruaje...

- ¿Qué? Pero, ¿Qué sucede? ¿Qué pasa?

- No preguntéis y solo descended...

El capitán le tomó por el antebrazo, haciendo que se levantase y bajase los peldaños del carruaje, quedando de pie junto a este. Al frente, vio a su cochero de pie y a los guardias a caballo rodeando el carruaje, interrumpiendo el paso.

- ¡¿Qué hacéis?! ¡Liberad a mi cochero! ¡AHORA! – ordenó pasando junto a Jonghyun pero, sorprendiéndose de que nadie hiciese caso a sus palabras - ¡¿Por qué no os movéis?! ¡Liberadlo he dicho, ¿Qué no escucháis?!

Y otra vez nada. Los guardias ni siquiera le miraban. Taemin se exaltó, caminando hacia la parte de enfrente del carruaje, quedando de pie junto a los caballos que la tiraban.

[ Ámame ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora